No sé cuanto llevo corriendo.
Solo sé que tengo que encontrarla.
El único que recuerdo que me queda.
Me desperté en el medio de una sala rodeada de cuatro pasillos, cada uno señalando a uno de los puntos cardinales. Cogí el punto sur. Cuando pasé el umbral del pasillo la imagen de la chica me vino a la mente, y en seguida supe que tenía que encontrarla. Sentía que estaba en peligro.
Corro por el siguiente pasillo, pero una gran pared blanca me bloquea el pasillo. Golpeo la superficie, que vibra bajo mis manos. Apoyo la cabeza en la pared y acaricio mis sienes. Pero no puedo pensar. La pared vibra bajo mi frente, desordenando mis pensamientos.
Espera.
Las paredes no vibran.
Pongo la oreja sobre ella y escucho. Pero no oigo nada. Solo el intermitente zumbido.
Miro a mi alrededor. Las altas paredes de piedras, algunas con enredaderas verdes. El cielo azul. Pero ningún ruido. Solo mi palpitante corazón y la vibración de la pared.
La foto mental de la chica vuelve a mi mente y aprieto los puños, recargando mi fuerza sobre la pared. Dispuesto a descubrir que causaba el sonido.
Tenía que encontrar a esa chica.