Entro en la sala sin estar muy convencida de si puedo confiar en Tom.
No. No puedo. Déjate de tonterías, Ashley. Esto ha sido todo una trampa desde el principio. Todo. Y yo me lo creí.
Golpeo la pared y me muerdo los labios, evitando llorar. Pero no de pena. De rabia.
Por culpa de Tom dos de mis mejores amigas están muertas. Matthieu está entrando en un estado de psicosis. Harrison y Jacob están descubriendo que no todo eran tan perfecto como se lo habían pintado. Y Bea.. una banshee. Tiene que estar en shoock. Tengo que ir a ayudarla. Pero la puerta está cerrada herméticamente. Quizás también hay un punto eléctrico en la pared. Pero no noto nada.
No puedo dejar de pensar que esto es una trampa.
Bea
¿Una banshee? Había oído hablar de ellas, pero nunca había imaginado ser una.
Acaricio mi garganta. Puedo gritar y llegar a hacer daño a partir de eso. Y por lo que he leído, si me concentro puedo hallar cosas.
-- Quiero salir -- susurro con los ojos cerrados, esperando que al abrirlos haya alguna respuesta.
Los abro y miro a mi alrededor. Pero todo sigue igual. Gruño de impotencia. Odio estar aquí encerrada. Hay algo en esta sala que me está poniendo de los nervios. Como una mosca que te zumba alrededor sin parar. Me muevo nerviosa y moviendo las manos, intentando liberar la tensión. Pero no logro nada.
Me agarro la cabeza y grito.
Ashley
Oigo el grito y me levanto de la cama.
-- ¡Bea!--- grito, no puedo perderla a ella también.
Levanto la mano en dirección a la puerta, concentrando todo mi poder en ese punto. Siento como logro quebrar su superficie y sonrío.
¿Y ese olor?
Abro los ojos y veo que un gas verde ha cubierto la habitación. Me concentró más en la puerta, pero me siento desconectada de la realidad.
Bea
Cuando despierto estoy en una sala de paredes blancas. ¿Es que aquí todo es blanco?
-- Beatriz Carpenter -- oigo una voz masculina, pero aquí no hay nadie.
-- ¿Quién eres?
-- Eso no importa, ahora quiero que grites.
-- ¿Perdona?
-- Grita.
Un calambre recorre mi espina dorsal y grito, haciendo que la sala retumbe. Cuando paro caigo al suelo cansada. Pero escucho. Escucho algo. Es una palabra. No la logro escuchar bien.
-- ¡Grita!
Otto calambre, más grande. Grito de nuevo con lágrimas en los ojos.
Entonces oigo la palabra. Alta y clara.
No.
No puede ser.
Ashley
Siento un pinchazo en la cabeza y abro los ojos. Una luz me ciega y me obliga a cerrarlos de nuevo. Cuando me acostumbro, más o menos, miro a mi alrededor. Tengo una cristal delante, pero lo demás es blanco. Hay gente observandome desde el otro lado.
-- Ashley Johnson.
-- ¿Quiénes sois? Dejadme ir, ya.
-- Lo siento, no es posible.