Capítulo 25: Ya vamos

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Estaba atada en una silla en un... ¡Oh sorpresa; cuarto oscuro! No podía darme más rabia la falta de iluminación. Quiero decir, si me querían torturar o lo que fuere que lo hicieran en la luz, cobardes. Lo peor de todo, era que estaba empezando a tener fobia a la oscuridad, y no era algo que me fuera a favorecer en ningún momento.

Las voces de mi familia al menos se habían ido apagando. El problema es que ya no estaba segura de lo que era real de lo que no. Otro problema adicional. Perfecto. Después de un rápido reconocimiento del lugar, una persona alta entró en la sala y cerró la puerta. Se sentó a mi lado, estando casi a mi altura, la diferencia era que yo estaba atada, él no.

- Querida, querida, -empezó diciendo-. Lesley -dijo con la voz fría y afilada, aquella que tendría un cuchillo si pudiera hablar-. Dime, ¿Sabes por qué estás aquí?

Habló tan cerca que pude respirar su aliento, lo cual fue extredamente desagradable. Era extraño, no me sonaba de nada. Me preocupó el hecho de haber estado viendo solo la punta del iceberg del problema. Pese a todo, quise hacer alguna broma, soltar una ocurrencia graciosa, pero la presencia de mi... "acompañante" me inquietaba y cohibía.

- No. - respondí al fin, desviando la mirada.

-Tú tienes algo que nos pertenece, y necesitamos. Has oido hablar del Gran Oscuro, ¿Verdad? -no era una pregunta sino una afirmación en toda regla-. Minlus, tu antepasado. Te explicaré algo; Él, tiene que volver, lo dice la profecía, está destinado a ello. Lo único que se lo impide eres tú. Necesita tu cuerpo, y nosotros tu sangre para que vuelva. Así que sé buena chica y colabora.

En aquel momento el destello de algo afilado le arrancó un reflejo a la siniestra sonrisa de maniaco del secuestrador, cuya cara completa no había podido ver aun. Tenía un cuchillo, y la necesidad de conseguir mi sangre. Por algún motivo no me acababa de gustar, traqué saliva...

JAMES:

- Bien, estamos listos, cuando queráis -habló Fred mientras todos nos acomodaban al rededor de los hermanos, que iban a contar la historia de las famosas (o no tanto) Catacumbas.

-Bien, en tiempos de Godric Gryffindor, Salazar Slytherin, Rowena Ravenclaw y Helga Hufflepuff como vien sabéis ya habían antiguas familias de magos. Entre ellas los Longbottom. Uno de ellos, Hussford Longbottom, ayudó a diseñar el Castillo, porque evidentemente los otros no tenían conocimientos arquitectónicos y en aquella época hubo un gran desarrollo cultural por parte de los muggles que Hussford se había dedicado a estudiar durante una gran parte de su vida. Como Consecuencia, los fundadores acudieron a él, pero antes hicieron un trato; El mundo no debía conocer su nombre puesto que Hogwarts debía ser obra suya y solo suya, y a cambio del anonimato dejaron que él construyera un subnivel más profundo que el resto, más que la otra parte secreta de Slytherin. Ahí están las catacumbas. Se llamó las Catacumbas Longbottom, pero el apellido se fue perdiendo y las pocas personas que lo conocen lo llaman las Catacumbas de Hogwarts. Sin embargo, al ser nuestra familia la autora de tal cosa, quisieron que más miembros pudieran acceder, y por ello dejaron una forma de llegar: Primero es preciso a dónde Slytherin bajar. Segundo junto a la roca, una canción cantar. Tercero, por el aliento del hombre que algún día se torció. Y Cuarto no hacer ruido, o se acabó.

En cuando ambos finalizaron todos nos miramos algo confusos... a dónde Slytherin bajar era lo primero, ¿pero se refería a la sala común? ¿a la cámara de los secretos?

- Creo que es bastante obvio, ¿no? -dijo Frank rompiendo el silencio.

- ¡¿Obvio?! -cuestionó Lorcan.

Él sonrió.

- Claro, ya lo habéis oido, hay que llegar a la Cámara de los Secretos.

- ¿Cómo sabes que es justo ahí? -preguntó Liv mirándolo asombrada.

-Es un tema de probabilidad. Hay que llegar a un sitio que tenga piedras, y Slytherin tiene que ser el hombre que algún día se torció, por cuando se retiró de la escuela. Solo hay un lugar que pueda ser así, y es su Cámara. En otro lado no tendríamos tantas posibilidades. -terminó sonriendo.

-Esto llevabas días pensándolo, ¿Verdad? -le preguntó su hermana.

-Es posible...

Sonreímos al ir todo aparentememte viento en popa y nos preparamos para ir enseguida a la Cámara de los Secretos, cuyo camino nos sabíamos de memoria gracias a las aventuras de mi padre. Ya casi estábamos, ya casi...

Lesley, aguanta, vamos a por ti.

-.-.-
Casi casi.

-Leyra

Dedicado a mariar26

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⏰ Última actualización: Mar 25, 2020 ⏰

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