Capítulo 23: La habitación del miedo

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Lesley se tambaleó y cayó al frío y duro suelo. Desorientada extendió su mano y palpó la superficie frente a ella. No podía ver. Tal vez estaba ciega o quién sabía qué. Un grito le hizo pararse en seco. Agudizó el oído siendo su sentido más fiable y lo reconoció la segunda vez que lo oyó: Mike.

Rápida como un rayo se levantó y echó a correr en el sentido de la voz. Sin vista como estaba, chocó repetidas veces contra las paredes de lo que parecía ser una especie de pasillo.

-¡LESLEY, SOCORRO! -Esta vez era la voz de su hermana Anna, angustiada. Lesley empezó a frustrarse al no conseguir acercarse a sus hermanos. En seguida oyó también a sus padres, sonaban agonizantes. Esta vez, fue ella quien gritó, llena de dolor. ¿Dónde estaban y por qué no los encontraba? A medida que seguía avanzando, le empezaron a quemar las piernas, del esfuerzo. No conseguía llegar a ninguna parte. Al final, impactó de pleno con una pared. Palmeó los bordes de esta para continuar, pero no parecía tener salida. Intentó retroceder, siendo completamente inútil, otro muro bloqueaba su vía de escape. No necesitó ver para darse cuenta de que estaba encerrada. Sola. Ella, y su claustrofobia. El miedo que ya sentía se intensificó considerablemente más, si cabía, y le oprimía el pecho con fuerza.

-Por favor, por favor, ayuda -susurró presa del pánico. Notaba además como las pareces de su prisión menguaban por momentos, la aplastarían.

Con los ojos llenos de lágrimas y la respiración agitada, se hizo un ovillo en el suelo, intentando controlarse. Pero entre los gritos de su familia, suplicando auxilio y la presión de aquellas paredes, nada apuntaba a que iba a salir bien. Cuando creía que ya iba a morir aplastada, escuchó una voz: aquella escalofriante de sus sueños. También vio un bebé; ella. La voz le acechaba y la pequeña niña lloraba. Lesley no entendía si aquello había ocurrido de verdad o no, hacía mucho tiempo. Si así era, ¿Por qué sus padres no hicieron nada?. No podía entender exactamente lo que la voz decía pero el sonido de ésta le dio náuseas y finalmente vomitó. Le horrorizó ver que al no haber comido nada en un tiempo en vez de restos semidigeridos, lo que había echado era sangre. "Ya no más, ya no más, socorro". Antes de volverse a desmayar vio una luz al final de un recién aparecido pasillo y con la certeza de estar muerta, cerró los ojos.


Una figura entró por la puerta que acababa de abrir, y observó a sus dos prisioneros. Ambos gemían y agonizaban solos y dormidos donde les habían dejado. Y sin embargo, rió, ya que solo ella había conseguido superar la prueba, justo como sospechaba.

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Hols, ¿queda algún rezagado que siga leyendo y creyendo en esta historia?

-Leyra

¿Magia? Magic.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora