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Hoy [14 de febrero]
Departamento de Agustín

El morocho estaba más nervioso que nunca, era el día de San Valentín y todo tenía que salir perfecto. Había preparado una cena especial para Carolina, decoró todo el lugar como sabía que a ella le encantaría y habían flores de todo tipo por doquier, era todo perfecto y sabía que nada podía salir mal.

-Velas, listo- iba tachando cada una de las cosas anotadas en una lista que había hecho el día de ayer en la noche- luces, listo, flores, listo- estaba nervioso y no dejaba de dar vueltas por todo el departamento- comida, casi lista, aún en el horno, vino, enfriándose.- dejó a un lado la lista y fue directo al horno, faltaban cinco minutos para que estuviera lista la cena. Limpió el desorden que había hecho y apagó el horno, dejó la comida dentro de este para poder irse a bañar y no se enfriara.

Media hora después salió de su habitación con un traje de vestir, era azul y llevaba una camisa negra, esta vez usó una corbata gris, y en vez de usar sus típicos Converse, se puso unos zapatos de vestir negros, alisó su cabello, había puesto gel sobre el y estaba más que seguro que no había ni un cabello fuera de su lugar. Prendió las luces que decoraban el lugar, al igual que todas las velas aromáticas que había comprado en la mañana.

Faltaba media hora para que llegará Carolina y los nervios no lo podían dejar tranquilo, repasó una vez más todo en su lista, estaba seguro que no faltaba nada, pero aún así tenía un presentimiento de que algo malo pasaría, que la velada se arruinaría.

Cuando el tiempo había pasado, rápido dio play a la romántica lista de música que había elaborado en la noche, respiró varias veces y caminó con torpeza hacia la puerta que hacía cinco segundos lo llamaban, tuvo que agarrar bastante valor para poder abrir la puerta. Detrás de esta se encontraba un Carolina con un vestido color azul cobalto, le llegaba cinco dedos arriba de las rodillas, era suelto de la parte de abajo, pero arriba se podía resaltar su cintura y su pequeña espalda delgada, era de tirantes gruesos, y todo liso, sin estampado alguno, sencillo pero bastante elegante.

-Caro...Dios, debo estar dormido, eres mejor que lo que sueño todas las noches- dijo el morocho y la chica rió tiernamente. Llevaba su cabello suelto, sólo dos pequeños prendedores sostenían dos pequeños mechones delanteros ondulados de la morocha, llevaba un botín negro que la hacían verse ligeramente más alta de un lado, aún usaba ese estorboso yeso y las pesadas muletas- vaya, te ves más alta, esta no es mi Caro.

-Que gracioso, Agustín, mejor ayúdame que ya me cansé de estar parada aquí, tardas mucho en abrir.- el chico rió incómodo, y abrió un poco más la puerta, le ofreció su mano para que la morocha entrará con menos dificultad.

-Lo siento, estaba terminando de arreglar unas cosas.- comentó y nervioso cerró la puerta. Carolina se detuvo en seco cuando se percató de lo que tenía en frente.

Todo estaba a oscuras, el lugar era alumbrado por unas velas que estaban en el piso rodeando una pequeña mesa a la mitad del lugar. En las paredes, las series de luces que tanto amaba estaban decorando el lugar y en la mesa habían dos copas, una botella de vino, y dos platos bien acomodados.

Recordó aquella noche, sí, la noche en que se unió a Agustín, la mágica noche en la que se unieron en uno solo, era como esa velada, todo estaba decorado de la misma manera o muy similar. Habían flores por todos lados, en pequeños jarrones esparcidos por todo el lugar y algunos pétalos rodeando la mesa.

-Agus...es hermoso.- soltó y de inmediato soltó las muletas y rodeó el firme cuerpo de Agustín, este sonrió y apretó contra él a la pequeña morocha, la alzó sin que se diera cuenta y sin la ayuda de las muletas la llevó hasta el lugar donde comerían.

Te necesito (Aguslina) (TE #1) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora