45.

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Hoy

Carolina había ido de compras con su amiga, debía de preparar una buena sorpresa para Agustín, esa noche le daría la noticia de que serían papás.

En un inicio no supo cómo reaccionar, pero ahora desbordaba de alegría, le encantaba saber que sería mamá, creía que eso era justo lo que necesitaba para estar tranquila, feliz, por fin.

Llegó al departamento y comenzó a preparar una exquisita cena, decidió elaborar pastel de carne e hizo una crema de nuez, todo olía de maravilla. Puso a enfriar un vino que había comprado hace unas horas.

Se aseguró de que todo estuviera en orden; la mesa decorada por un lindo mantel gris, con pétalos de rosas en cima. Colocó la vajilla de metal al igual que los cubiertos, todo estaba hermoso, sonrió, fue de inmediato a tomar una ducha y poder arreglarse.

Una vez que salió de la ducha, decidió ponerse un fino vestido de seda con encaje, era de un rosa muy suave, de manga larga y le llegaba un poco arriba de las rodillas, dejaba parte de su espalda al descubierto. Hizo pequeños rulos en su cabello y se colocó una linda diadema con flores, se puso unas balerinas cafés, sus favoritas, se maquilló discretamente, pero realzando su belleza.

Salió de la habitación, notó que el morocho aún no llegaba, tomó su teléfono y miró la hora, iban a ser las ocho de la noche, era raro que no estuviera ahí.

La comida ya estaba lista así que sin poder esperar más, le marcó al cordobés, le tiró al contestador, no entendía que pasaba, sabía que iría al departamento de Julián, ahí se vería con él, Ruggero, Maxi, Pochoclo y con Mike, pero Agustín le había dicho que volvería a las seis o siete.

Volvió a marcar, pero nada, una vez más le mandó al buzón de voz. Decidió tranquilizarse, no quería pensar negativamente en esos momentos, sólo esperó sentada en una silla frente a la mesa bien decorada.

Suspiró frustrada cuando vio en su teléfono que eran las ocho y media de la noche y no habían señales de vida de Agustín, comenzó a sentirse nerviosa, caminó de un lado al otro por todo el departamento.

Una vez que el reloj marcaba las nueve y diez, decidida, fue directo a la habitación, tomó su bolso y una chamarra. Dejó la prueba de embarazo sobre la cama y de inmediato salió de ahí.

Estaba pidiendo un taxi cuando escuchó que su celular sonaba, lo sacó de inmediato y suspiró frustrada cuando notó que era una llamada de su amiga la rubia.

*¿Caro?- escuchó su particular voz.

*Sí, ¿qué pasa?- preguntó mientras alzaba la mano esperando que un taxi se detuviera.

*¿Sabes si Mike está con Agus?, es que no atiende a mis llamadas.

*No, yo tampoco sé qué pasa con Agus, también cada vez que trato hablar con él, me manda directo al contestador.- dijo y por fin logró hacer que un taxi se detuviera ante su señal.

-Gracias.- dijo y le indicó la dirección del departamento de Julián.

*Bueno, si tienes noticias, ¿me marcas?- preguntó un poco preocupada Valentina.

*Sí, yo ahora voy a lo de Juli y te aviso si Mike sigue ahí.

*Dale, gracias amiga, chao.- comentó la rubia y tras despedirse la morocha, colgó.

El camino transcurrió en silencio, la morocha movía nerviosa los pies mientras miraba por la ventana del auto, había comenzado a llover y eso no le favorecía en mucho. Comenzó a dibujar alguna figura en el cristal de la ventana con sus dedos.

Tenía miedo que le hubiera pasado algo malo al morocho, y no pudo evitar comenzar a morder sus uñas que recién había pintado de un color durazno.

Sólo quería ver al morocho, saber que estaba bien, que nada malo pasaría. Necesitaba estar junto a Agustín, ya.

Te necesito (Aguslina) (TE #1) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora