Capítulo 6 - El reencuentro

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-¿Tienes una mejor idea?

-No.

Se escuchó reprendiendolo.

-Entonces hagámoslo.

-Te estas jugando la vida.

-¡Ya me han jodido! ¿Qué mas puedo perder?

-...

Tenía razón, Ryan tenía razón. Austin se estaba jugando practicamente su permanecía en el colegio.

Pero no le importaba.

A veces, simplemente era muy impulsivo y no podía pensar en otra cosa que en cobrar venganza.

Se encontraban a mitad de la noche con ropa oscura y un pasamontañas cada uno. A punto de infringir las leyes; el latir de su corazón era un frenesí de adrenalina.

-Vamos, hermano. Piensatelo una vez más.

-Maldición Ryan. No tengo nada que pensar. ¿Desde cuándo te volviste tan gallina?

-¡Hey!-dijo molesto estampándolo contra la pared-. No soy ningún gallina.

Austin sonrió.

-Ese eres tu, Ryan ha vuelto.

Este último le dió un golpe en el hombro en son de paz.

-Adelante-lo animó el chico apuesto.

Corrieron de tras del otro logrando esconderse de las cámaras de vigilancia hasta llegar frente a un gran mural. Probablemente el más respetado por el superior.

-Es hora-afirmó.

Dejó su mochila sobre el piso y de ella sacó unas latas de aerosol.

Dibujaron con agilidad un nuevo mural. Sin duda daría de que hablar al día siguiente. Una burla para el superior y si, tal vez para el colegio y para todos los estudiantes.

Pero ya era demasiado tarde. Demasiado como para echarse para atrás. Ya estaba hecho y Austin debía cuidarse. Definitivamente sería el primer sospechoso. Eso era lo que Ryan le había tratado de decir.

-¡Woah!-gritaron por toda la calle al tiempo en el que iban sobre sus bicicletas.

-¡Ha sido increíble!-dijo frenético.

-Y pensar que no querías hacerlo-se burló el otro.

-Te desafio. Veamos quién llega antes al departamento.

Expresó con un poco de ventaja al doblar la calle.

-¡Eso es trampa!-gritó Austin, reincorporandose hacia el otro lado.

Ambos pedaleando hasta no aguantar. Ese par de chicos eran lo máximo cuando estaban juntos.

Aún con la adrenalina sobre su sangre. El castaño frenó de inmediato provocándole una tremenda caída. Salió volando dejando la bici de tras de él.

Alguien a quien no había imaginado llegar a volver a ver, lo deslumbró.

-¡¿Estás bien?!-dijo la chica acercandoce al él, ahora derrumbado sobre el césped.

Había sufrido un par de raspones en las rodillas y en los brazos. Corrió con suerte al mantener la cara a salvo.

¿Qué hacía ella aquí? Pensó al recobrar el sentido.

-¿Estás bien?-volvió a preguntar asustada. Aún sin percatarse de quién era.

Tomándose la cabeza con una mano y apoyándose con la otra para reincorporarse, levantó poco a poco la mirada. Casi observandola de pies a cabeza para asegurarse de que no era una alucinación.

-Estoy bien.

-Lo siento, yo...no fue mi intención.

Se disculpó la chica con mucha pena.

-Cloe. ¿No me recuerdas?

Pareció analizarlo en la oscuridad y al instante aquel brillo en sus ojos volvió.

-A...

-Si, eres Cloe.

-Austin-mencionó con entusiasmo-. Siento lo que te pasó.

-La caída es lo de manos. ¿Qué  haces aquí?

El tiempo parecio detenerse y es que así fue. Ni siquiera se acordaba de Ryan quien seguramente ya habria llegado a su destino y que ahora mismo estaría planeando una manera de hacerlo pagar por su pérdida.

-Me he mudado.

-¿Y que haces? ¿Por qué de noche y tu tan...?

-¿Frágil? ¿sola? Se cuidarme, ya no soy una niña.

-Claro, lo sé. Pero...Dios, es tan tarde.

Parecía preocupado y así era. No podía disimular su preocupación por encontrarla a mitad de la noche y sola, deambulando por calles solitarias. ¿Qué, si alguien más se la hubiera encontrado? No pudó ni pensarlo.

-No es para tanto. No me ha pasado nada, en comparación tuya.

-¿Te estas burlando?-dijo sonriendo-. Te recuerdo que ha sido culpa tuya.

-Hace un rato eso no parecía ser tu problema.

-Ahora lo es.

-Y a todo esto-cambió de tema-. ¿De dónde venías?

-Me encargaba de unos asuntos, estaba con Ryan tratando de ganar una apuesta y creo que ya he perdido. Todo ha sido tu culpa.

-¿Perdón? Te equivocas. Yo no hice nada. De la nada tu caiste y corrí a socorrerte.

-Lo que no sabes es que caí por tu culpa.

Ambos rieron.

Austin cogió si bicicleta y tomó sus cosas del suelo.

-¿Vienes?-expresó montado sobre la bici.

-Por qué no.

Subió en la parte trasera, entrelazado sus brazos por la cintura y recargando su cara sobre su espalda.

-Asegurame que no volveras a caer.

-Te lo prometo.

Austin comenzó a pedalear, esta vez ajustando su velocidad. Y aquella adrenalina se convirtió en algo más.

No hubo ninguna palabra durante el camino porque no había necesidad de ella.

-Hemos llegado-dejó de pedalear y la chica se bajó.

-¿Aquí vives?

-Si, con Ryan.

-Adelante-la guió dejando lo demás atrás.

Estaba deslumbrante. ¿Qué era aquello?

Metió las llaves sobre la manija y se escuchó un clic al abrirse.

-Ya era hora. ¿Qué fue lo que te demoró demasiado?-dijo burlón.

-Más bien, ¿quién?-corrigió dando paso a su admirable invitada.

La cara de Ryan era todo un poema. Sorprendido y entusiasmado por volver a verla corrió a abrazarla. Algo que Austin quiso pero no pudo hacer.

-Cloe. Hacía tiempo que no nos veíamos.

-Lo sé. Que suerte volver a verlos. Como han cambiado. Están más...

-Guapos-finalizó Austin con una ligera sonrisa.

-No. Están tan sorprendentes. Parecen haber huido de una escena del crimen.

Ambos cruzaron miradas y carcagearon.

Si ella supiera.

-Toma asiento, estas en tu casa-la invito con cortesía aquel viejo amor de bachillerato.

LUNES 3 (Nuevo comienzo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora