"Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar."
Isaias 55.6-7
No pude dormir esa noche. Yací despierta en mi cama durante horas, y cuando sentía que el sueño me estaba venciendo, los recuerdos de las palabras que Diana me había dicho esa tarde volvían a mi como ráfaga de fuego. Todo estaba cambiando de lugar, estaba fragmentado y suponía que Diana sabía que no dejaría a Dios de lado en ninguna situación de mi vida; decidió romper con nuestra amistad.
Me sentí triste, desconsolada y decepcionada, la amiga tonta que le soportaba todas sus bajezas a Diana y que siempre la sacaba de sus apuros. Imaginé que se habrían reído de mi cuando me marche de la casa de Fernando, pero eso no era lo que me provocaba un nudo en la garganta, era ver como Fernando la manejaba a su antojo y la hacía como trapo. ¿Qué de bueno puede tener un chico así a comparación del amor de Dios hacia sus hijos? Ahora que me encontraba del otro lado del río, podía entender muchas cosas. Y estando caminando la vida con Dios, Jesús y el Espíritu Santo; me ha hecho sentir más segura y menos ingenua en varias circunstancias.
Desde el campamento donde fui con Nazaret y compartí mi testimonio, Dios hizo algo grande dentro de mí. Deje esa barrera que no me dejaba crecer y ahora me siento más dispuesta y decidida que nunca dejare de caminar con Dios y no me importa nada más que agradarle a Él. Hacer su voluntad y dejarme usar para su obra, eso es algo que mas anhelo que tener una relación con cualquier chico, incluyendo a Nazaret. Dios es un Dios vivo y para Él no hay imposibles. Tenía una lucha en mis manos y sabía que Dios quería que intercediera por Diana y fuera persistente en no dejarla sola.
Rememoré la conversación que había tenido con Diana, en un intento de encontrar más allá, de convencerme a mi misma que esto si tiene una salida y que no todo esta perdido. No podía creer que su madre fuera capaz de dejar sola a su hija. Pero ahora que recuerdo, a mi no me corresponde juzgarla, ella misma levantará los frutos que haya sembrado con ella. Yo solo soy su amiga, y nada más, de lo demás se encargara Dios y yo solo tengo que confiar y actuar.
A la mañana, por encima de todo, no me podía concentrar. Me negué a desayunar. Te tumbé en el sillón hasta que mi madre me tomó por sorpresa.
- ¿Segura que no quieres nada, cariño? - mi madre apareció frente a mi con una taza de café
- No. No tengo hambre, gracias
Noté que me miraba curiosa y preocupada. Le lanzó una mirada a mi padre que se encontraba leyendo la biblia en silencio a mi lado, sabía que no tardarían en preguntarse que me estaba pasando cuando estuviera fuera de casa. Sabía que culparían a Diana por mi estado de ánimo y que le echarían en cara de mis preocupaciones. Y yo sin más, los estaba dejando con esa idea y las preguntas en cuanto me marchase de casa yendo camino a la escuela.
En la escuela, a la hora del almuerzo Eduardo y Perla estaban de muy buen humor: bromeaban entre sí, reían y no dejaban de hablar de la reunión próxima que tendríamos en Puebla por parte de la congregación. Mientras yo, daba la impresión de estar distraída y distante, sin decir una sola palabra.
- Entonces, ¿ya nos vas a decir que es lo que te pasa?
Yo estaba comiendo mi manzana. Alcé la vista y Eduardo me miraba fijamente sin parpadear.
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Perdonar merece la pena [TRILOGÍA #2]
SpiritualUna vida que ha quedado destruida, una identidad que ha sido robada y una fe que ha sido matada. En Aurora ya no quedan mas fuerzas ni esperanzas para vivir... por lo que ella tendrá que descubrir el propósito en su vida y permitir que quien mas la...