"Porque mi pueblo es necio, no me conoce; hijos torpes son, no son inteligentes. Astutos son para hacer el mal, pero hacer el bien no saben"
Jeremías 4.22
" Pues el necio habla necedades, y su corazón se inclina hacia el mal, para practicar la impiedad y hablar falsedad contra el SEÑOR, para mantener con hambre al hambriento y para privar de bebida al sediento"
Isaías 32.6
Mauricio
Oscuro. Todo esta oscuro. Tiemblo temeroso de estar en este lugar tan solo y fúnebre. Cuando empiezo a observar detenidamente en donde me encuentro, me doy cuenta que estoy en una casa, antaña y vacía. Entrecierro los ojos al ver una figura negra y lejana aproximándose a mí. Me levantó cautelosamente sosteniendo en mi mano la botella de tequila. No me había percatado de estar ebrio, hasta que intento mantener el equilibrio y la cabeza me empieza a doler. Lo puedo ver pero no logro puntualizar la vista. Entonces aquel ser sombrío y grande comienza a hablar y eso hace que el lugar retumbe. Se cierra de un golpe la puerta y me acurruco en un rincón muerto de miedo.
- ¡No, no, nooooo! - grito desesperado
Detrás de mí una mano me toma del hombro, y cuando me vuelvo veo el rostro de Aurora magullado y rasguñado con sangre por todas partes.
- Mauricio - dice la voz y no suena como la voz auténtica de Aurora. Es ronca y grave - ¿Qué me has hecho?
Mi corazón se acelera y grito con todas mis fuerzas.
Cuando acaba mi día de trabajo, no capto lo que mi compañero de trabajo dice... el muy idiota me tiene harto con sus broncas maritales y sus forma tan mansa de ser.
<< ¿Qué significa ese sueño tan escalofriante? ¿Por qué he soñado con Aurora? ¿Será el fondo de mi conciencia hablándome?>> Ni siquiera era la auténtica Aurora que conozco hoy en día. Parecía salida de una película de terror y más fría. He tenido la necesidad de pasar por su casa esta mañana que he ido hacia el trabajo.
Llevaba semanas de no saber nada de ella, y si entraba en la conversación de la gente me hacía de oídos sordos. Por una vez en la vida me estaba preocupando por ella... ¿Qué era de ella? ¿Qué estaba haciendo? ¿Con quién estaba?. Claro, con el imbécil de Nazaret de seguro ya dándose sus buenos fajes saliendo de la iglesia. Reí para mí mismo al imaginarlo. La primera vez que estuve a solas con ella fue la experiencia más satisfactoria que había tenido. Creía que podía controlar mis deseos de tenerla, pero al cabo no pude. Siempre estuvo en mi mira y siempre desee tenerla tumbada sobre mi alcoba pidiendo por mí. Me había pasado toda la vida solo, desechando cuanta mujer se me antojara. Entonces llegó ella y fue ahí donde me dio donde más me cala. No sé si fue su inocencia, su forma tan pura de ser. No necesitaba parlotear para llamar mi atención. Era la única que no luchaba por amor o sexo. Fue entonces cuando la tuve entre mis brazos que supe lo que era hacer el amor. Pasando el tiempo empece a sentir más y a entender que era mi momento de sentar cabeza; pero tuve miedo. Un miedo que me paralizo a tal grado de llegar a lastimarla para no dañarla más. Si tan sólo entendiera mis razones no sería tan cruel conmigo.
Cuando llegó a casa, me tomó una ducha de agua fría y rápido me preparo para salir de fiesta con los amigos. Jonathan, Elena, Fernando y unos amigos más se reúnen en mi casa para irnos directos al antro.
- ¿Estás listo, corazón?- me pregunta una de las chicas sentándose en mi regazo y rozando su inmenso trasero en mi entrepierna
¡Rayos! Si tan solo dejaran de ser tan putas las viejas no sería un faldero de primera. Me resulta tremendamente sexy que hagan eso, y como tal, no me puedo controlar.
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Perdonar merece la pena [TRILOGÍA #2]
EspiritualUna vida que ha quedado destruida, una identidad que ha sido robada y una fe que ha sido matada. En Aurora ya no quedan mas fuerzas ni esperanzas para vivir... por lo que ella tendrá que descubrir el propósito en su vida y permitir que quien mas la...