24

836 59 9
                                    

 "Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos. Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación."

Romanos 15.1-2 


Aurora (en la actualidad)

Estábamos los dos solos en el pasillo, después de salir de la sala del cine, y el silencio se rompía con el remover de las palomitas, las conversaciones de la gente que pasaba y la música de fondo.

- ¿Que te pareció la película? - dijo Nazaret sonriéndome 

- Muy profunda

- Para nosotros has de decir. ¿Viste el señor que salio con toda su familia en cuanto comenzó el tema de Dios?

- Sí, creo no se esperaba el hecho de que la película se tratara de algo espiritual.

- Bueno, a mi me encanto. No me quiero imaginar el dolor de una persona al perder a un hijo y después saber que fue violado y matado cruelmente

- Eso fue lo más doloroso. Leí el libro y prefiero mil veces la novela que la película

- Bueno a ver cuando me lo prestas

Nazaret fue a sentarse en un sillón de la cafetería y dio unas palmaditas junto a él.

- Próximamente iremos a ver toy story cuatro, ¿no? - dijo mientras estiraba sus piernas para esperarme

Suspiré y me reuní con Nazaret, tenía el aspecto de estar cansado pero muy feliz de estar conmigo. Y en eso, se acercó a mi y rodeo mis hombros con su brazo.

- ¿Estás cómodo? - protesté arqueando las cejas

- Muy cómodo, Aurora. Me encanta estar contigo

- A mi también

- Quería pedirte un favor - dijo con voz calmada

Asentí con la cabeza sin dejar de fijar la mirada en sus ojos relucientes.

- ¿Puedes acompañarme a una acampada de adolescentes?

- Pero... ¿qué es o de que se va a tratar?

- Es parte de la Congregación Monte Sinai, es una acampada y habrá una conferencia de pastores españoles y nacionales

- Sabes que sí te acompaño

Permaneció pensativo, sin reír ni balbucear.

- ¿Me ayudarías a ministrar?

- ¿Quieres que toque el teclado ese día?

- Sí, y no solo eso - sus ojos lo delataban estaba esperando que dijera las palabras - Quiero que cantes

Mi estómago dio vueltas y el corazón me latió a mil por hora. Aunque ya me habían aceptado en el ministerio de alabanza, aun no había subido los domingos porque necesitaba más práctica. Tenía muchísimo tiempo que no cantaba solo la vez que asistí al casting. 

- Esta bien- contesté soltando un suspiro

- ¡Aurora, te voy a querer más! ¡Gracias! - me tomo del rostro y me lleno de pequeños besos en la frente y en las mejillas

Reí empezando a hacerle cosquillas en las costillas. 


(...)

El bosque era un ambiente lleno de vida y paz, ya que todos nos encontrábamos alrededor de la fogata que el líder había preparado para esta noche. Después de haber estado en la alabanza cantando y participando en la ministración para los jóvenes, y de haber escuchado la conferencia de uno de los jóvenes pastores, me adentre en el bosque una vez que tuviera la oportunidad para poder estar a solas con Dios. Oré por los jóvenes que no son creyentes y pudieran recibir la palabra de Dios en su corazón, que tuvieran un encuentro y una transformación divina. En cuanto termine, regrese al campamento acompañando a Nazaret en la pequeña plática.

Perdonar merece la pena [TRILOGÍA #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora