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"Los cuide para que ni uno solo se perdiera, excepto el que va camino a la destrucción como predijeron las Escrituras"

Juan 17.12


La fiesta se estaba convirtiendo en un verdadero estruendo que embozaba mis oídos. La verdad es que me encontraba distraído. No podía dejar de pensar y estaba preocupado por ella. Ha sido la conversación mas rara que he tenido. Pero no era solo eso lo que me inquietaba, el tono de su voz, los lloriqueos y las raras preguntas y respuestas que me había dado estaban alertando mi consciencia. Una repentina necesidad de ir a buscarla despertó en mi interior. Todo me estaba resultando terrorífico, y tenia un escaso valor para poder ir a su casa a buscarla. Pero ya no había opción.

- Hermano, tenemos que pasarla bien. Estamos todos con bien. ¡Ven a divertirte! - Oliver exclamo dándome la vuelta con sus manos

- ¡¿Estas tomando?! - le pregunto con repugnancia

- ¡Claro que no! ¡Es piña colada sin alcohol!

- Oh, esta bien

Oliver se movía al ritmo de la música, con una sonrisa de oreja a oreja y apenas visible a las luces de colores que resplandecían por todo el salón. Me volví a mi derecha y vi a todos platicando, bufándose y bailando en la pista de baile. Aurora estaba platicando con Perla y Nazaret. Parecía que todos la estaban pasando muy bien, excepto yo. 

Los ruidos dentro de mi cabeza no cesaban. Sonaban como advertencias junto con lamentos, eran similares a los de una persona que esta sollozando. Luego llego a mi un olor putrefacto, como de algo podrido. No podía imaginar bien que era lo que me ocurría. Ni siquiera estaba borracho o drogado para sentir estas cosas.

- ¿Hueles eso? - pregunte a Oliver 

- ¿Que?

- El olor como a perro muerto, algo así

- ¡¿Estas bien, men?! Estas como que distraído, no te veo aquí ¿eh?

Aprieto los labios y contengo la respiración. ¿Cuanto tiempo podre soportar esto? Me dije a mi mismo que algo estaba mal. Tenia que dejar de perder el tiempo e ir a buscarla. Diana estaba en peligro. El oído de mi corazón estaba sensible en estos momentos y podía sentirlo. 

Me di la vuelta y me marche de ahí. Salí corriendo al estacionamiento y entre al auto. Encendí el motor y arranque dándome prisa hacia mi destino.


Una hora mas tarde.

Ya estaba amaneciendo y eran las cinco de la mañana. Me estacione una cuadra antes de llegar a su casa. No quería despertar sospechas y si Oliver fue tras de mi, tenia que evitar confrontaciones en estos momentos y no tenia cabeza para ello. Los retortijones en el estomago y un vuelco a mi corazón, me impactaron cuando oí un grito desgarrador y estruendoso. De inmediato salí del auto y comprendí que los gritos venían de la casa de Diana.

- ¡NOOOOOOOOOOOO! ¡¿POR QUE LO HICISTE?!

Por primera vez, sentí que la desesperación me invadía y superaba el miedo. Brinque buscando la manera de entrar. No hallaba forma. Entonces sin importar vacié el baúl de basura que se encontraba en la esquina de la casa, la acomode de forma que quedara cerca del muro, subí y salte bruscamente hacia el jardín principal. 

- ¡MI HIJA NOOOOO! ¡NOOOO!

Corrí a toda prisa. Nunca tuve tanto miedo en mi vida pero aun así no retrocedí. Camine hacia el patio trasero de su casa y entonces la vi. Me quede mirando el lugar, la escena, la catástrofe de todo esto sin decir una sola palabra. Su madre estaba arrodillaba frente a ella; llorando e implorando. Diana se encontraba colgada del frondoso árbol de su patio trasero con una cuerda alrededor de su cuello. 

- Diana - susurre, desplomandome en el suelo sin quitar la mirada de encima

Observe su rostro. Estaba pálida, con los ojos abiertos, dilatados y saltones. Los labios morados y la piel seca. Puede que haya llevado horas que se encontraba colgada y cuando lo hizo no tardo en perder la consciencia... y la vida. Baje la mirada hacia el suelo hecho pedazos.

- ¡Bájala! ¡Bájala! ¡Tiene que estar viva! ¡Ayúdame, por favor! - me imploro su madre

Abrí la boca para hablar, pero la cerré inmediatamente cuando los vecinos comenzaron a susurrar. Alce la cabeza y dirigí mi vista al cuerpo de Diana. Conforme me aproximaba sentí que se me aceleraba la respiración. 

Los ruidos aumentaban. La gente había entrado a la fuerza a la casa y quedaba perpleja al ver el cuerpo de Diana colgando del árbol. Unos estaban sollozando y consolando a la madre. Las sirenas de los policías se escuchaban a lo lejos y el pánico no cesaba. No puedo imaginar todo lo que le aguarda a Aurora cuando se entere. Subí al árbol y me colgué de la gruesa rama donde se encontraba Diana. Mis manos temblaban y mi estomago se revolvía conforme desataba el nudo de la cuerda. ¿Donde aprendió a hacer semejantes nudos? ¿Desde cuando lo tenia planeado? ¿Por que se rindió? ¿Por que lo hizo? ¿Por que? La gente solo observaba aterrorizada y asombrada. En cuanto la cuerda se soltó, tome el cuerpo de Diana con fuerza y baje junto a ella de manera que no golpeara contra el suelo. Me arrodille cuando la extendí y busque su cuello, tomándole el pulso. 

Estaba muerta.

Su madre me mira de forma esperanzada. Cierro los ojos y me concentro en no gritar ni patalear para no trastornar mas a la gente. Cuando abro los ojos, ella niega con la cabeza e inhalando una larga bocanada de aire se inclina hacia atrás y comienza a llorar. En ese momento, en unos pocos segundos, me doy cuenta que he perdido a mi mejor amiga y a la que quería que fuera la madre de mis hijos. 

No podía dejarla irse así de facil. No podía verla morir. No puedo verla muerta. La amo y ella me amaba a mi. La tomo entre mis brazos, me pongo en cuclillas y paso mis brazos alrededor de su cuerpo. Al principio vacile, pero luego me arme de valor y saque todo lo que tenia dentro. Apreté los puños mientras las lagrimas salían de mis ojos. No podía soportar mas aquellas emociones y quería que el mundo se detuviese en ese instante. Con la cara hundida en su pecho me echo a llorar. Todos me ven y me oyen. No importa, quiero que sepan cuanto la amaba y lo mal que me siento de haberla perdido de esta manera. Una vida sin ella, sin ver sus ojos y oír su voz. Entonces todo a mi alrededor se va desvaneciendo y me siento pequeño. Acaricio su mejilla con mis dedos sin dejar de sollozar.

- Entregamela, por favor - su madre extiende los brazos.

Yo me la pienso. No quiero dejarla , no puedo. Mi respiración empieza a alentarse y suspiro. Asiento con la cabeza y la acuesto sobre los brazos de su madre. De inmediato ella empieza a llorar con voz desgarradora.

Miro hacia abajo y me paso la mano por el cabello. Y recuerdo que tengo que avisarle a los demás, aun así no encuentro las palabras. El dolor se apodera de mi en cuanto lo pienso. Entrecierro los ojos desconcertado ante la posibilidad de que Aurora no lo pueda superar. Busco mi móvil en los bolsillos de mis pantalones y cuando lo encuentro lo desbloqueo y marco su numero. Espero un momento. Mis manos sudan y tiemblan, buscando el valor dentro de mi.

- Bueno, soy todo oídos - contesta Aurora entusiasmada - ¿Por que te fuiste? ¿Donde estas?

- Aurora... - mi voz suena ronca por el nudo en la garganta que estoy conteniendo - Diana esta muerta - suelto el sollozo mientras hablo - Diana esta muerta, Aurora. Ella se suicido. ¡Se suicido, Aurora, y no hicimos nada para impedirlo!







Perdonar merece la pena [TRILOGÍA #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora