2. Miss. Hoffman®

Prólogo

Camino por los pasillos del hospital. Ya me puedo vestir con algunas de mis cosas, así que simplemente llevo puesto unos leggins, un top liguero y unos zapatos de muñeca.

-Hola - saludo a la chica de recepción.

-Tienes correo, linda.

-Gracias - menciono agarrando las cartas. Camino de regreso a mi habitación y las abro.

Hola, linda. Quería decirte que ya me estoy moviendo junto al abogado. He logrado vender las joyas que me has pedido y ya está liquidada la deuda que el juez te impartió. He depositado a la cuenta de Lehner, hace unos días.

Espero que te encuentres muy, pero muy bien. Además averigüe sobre el departamento que me pediste y la renta está muy bien, pero sabes que mi pequeño hogar está disponible para ti. Aun así respeto tu decisión y te apoyo.

Espero verte pronto, dile a Demien que se apure. ¡Quiero verte YA!

Te quiero amiga.

Pdt. Leticia descansa ahora al lado de Mila. Están juntas Cristel, te cuidan las dos.

Una pequeña lágrima sale de mí al leer lo último. Siempre quise que sus restos estén juntos. Mis dos ángeles en el cielo; Ellas me cuidad.

-¿Lloras por la emoción o por algo más?

Levanto mí mirada y mí médico particular me observa.

-Son cosas buenas.

-¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes?

-Bien, ya ha pasado un tiempo.

-Un año y medio. Ya nos acostumbramos de verte.

-La jueza me vino a ver.

-¿Danila?

-Sip, dice que le alegra mi mejoría.

-Eso suena bien ¿Qué más te dijo?

-Que le alegra saber que externamente he sanado.

-Eso está bien. Luces mucho más bonita de como llegaste.

-Sí, bueno. Mi cuerpo tiene mucho más peso, solo que tengo dos cicatrices.

-Eres bonita aún con ellas.

-Me lo recordarán siempre.

-Y es por eso que sabrás que viviste una guerra y la luchaste. La venciste.

-Algo así - menciono acariciando la herida de mi pierna.

-¿Qué harás cuando salgas?

-No lo sé. He estado pensando en muchas cosas, una de esas el qué haré.

-Lily te ofreció un trabajo.

-Como modelo - afirmo. - No creo que sea mi fuerte, además de que tengo esas marcas y mi cuerpo no es como las chicas de la tv.

-Para mí, eres perfecta así.

Sus palabras me toman por sorpresa y me sonrojo. Demien no es feo en absoluto, en sus treinta años, luce tan bien como cualquier hombre de quince, su cabello es lacio y de color rubio, tiene ojos cafés y un cuerpo demasiado tonificado. Es simpático.

-Lo lamento - se disculpa al mirar mi timidez. - Pero tengo buenas noticias.

-¿Cuáles?

-Me iré de aquí también.

-¿Te irás? - menciono con miedo. Él es una de las personas que me mantiene con vida aquí dentro.