5.Viviendo

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-¿Qué haces aquí? Axel, estás herido. ¿Cómo has legado hasta aquí?

No habla, solo me mira. Esa misma mirada de tristeza y decepción.

-Axel, contesta.

-Tú contesta. - amenaza.

-No estás bien, no debiste venir en ese estado.

-¿Quién es el padre? - arremete furioso.

-¡Suficiente! - mi grito sobresale y Axel me ve admirado.

Su nariz se dilata y su respiración se escucha. Me mira furioso y aprieta la boca.

-Entra - amenazo - Debes descansar. No sé cómo has llegado aquí, pero si tú no te cuidas, yo lo haré.

Refutando lo obligo a entrar y no deja de ver mi departamento con admiración.

-Siéntate - hablo.

Con cuidado lo ayudo a recargar su cuerpo en el mueble y una mueca de color sale de él. Tiene una pequeña mancha roja en su camisa.

-Iré por el botiquín.

Camino al baño buscando gasas, alcohol y demás. No dejo de pensar en el reclamo de Axel y por qué tiene el eco de mi sobrino, pero la idea llega y al recordar mi conversación con Camila y Lily yendo al baño todo se aclara, el eco debió caerse de mi cuando fue tras mi amiga.

Pero de todas manera su secreto está a salvo, no diré nada mientras mi Lily me lo pida.

Camino a su lado y lo veo con esos mismos ojos tristones.

-Debo sacar la camisa.

No dice nada.

Con cuidado desabrocho sus botones y su pecho desnudo queda al descubierto. De repente esa necesidad de sus labios recorriendo mi piel viene de nuevo a mí y controlo mis emociones antes de cometer una locura. Después de luchar con su camisa y escayola su pecho desnudo se delata hacia mí y lo acaricio antes de limpiarlo.

Paso las gasas desinfectando su herida y su mirada no se aparta de mí en ningún momento. Una vez todo está limpio, vendo su brazo y coloco la escayola.

-Me lo dirás.

-¿Has comido?

-No lo harás.

-Axel - lo regaño.

Su rostro me mira.

-¿Ya te has olvidado de mí?

-Axel, no sé lo que pasa por tu cabeza ahora mismo, pero no estoy embarazada.

-Mi madre me dijo que esto cayó de tu bolsillo. No mientas y dime la verdad - se exalta.

-No miento, así que deja ese tema. No hay un bebe dentro de mí.

-¿Porque debo creerte?

-No es tu decisión, ya dije mi parte. Está en ti creerlo.

Respiro y mis manos sudan.

-No he estado con nadie desde que llegue. No me ha dado el tiempo - digo lo último y en mi mente millones de signos de interrogación salen ¿Por qué dije eso?

-No quiero que estés con nadie.

Algo en mi corazón se acelera.

-Suficiente. Vamos a que comas - cambio de tema sintiéndome temblar.

Lo ayudo a ponerse de pie y lo noto más relajado. Se sienta en la pequeña mesa y empiezo a preparar todo. Sirvo dos platos, un poco más para él y lo ayudo.

-Puedo hacerlo - dice riendo. Muevo mi cabeza y coloco la servilleta en su cuello. Dejo que se lleve algunas cucharas en la boca y saborea la comida feliz.

>>¿La hiciste tú?

-Sí, sé que Maite cocina....

-Nunca he probado un estofado más rico.

-No mientas - digo con una sonrisa.

-No lo hago.

Me tranquilizo y bajo la mirada. Aún sigue teniendo ese poder sobre mí.

Cenamos con tranquilidad. No sé qué más decir, tampoco quiero echarlo, pero no quiero que se vaya. Okey mi cabeza no sabe lo que quiero.

2. Miss. Hoffman®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora