13. Secretos

9.6K 674 16
                                    

Escucho como mi espalda y cabeza chocan contra la baldosa del cuarto de baño, pero ahora mismo, sólo puedo mirar a Axel a los ojos. Nuestros cuerpos sudan y yo no dejo de gemir. Mis manos sujetan sus hombros y por minutos bajo la mirada en donde nuestras partes se unen.

Son como las nueve de la mañana y a pesar de que hemos parado durante la madrugada, él no ha querido dejarlo del todo. Axel está empeñado en reclamar mi cuerpo, yo se lo estoy dando. Sin importarme nada, sin darme cuenta que a pesar de estar cansada, no puedo dejar la pasión que siento por él.

-Oh! -grito cuando se empala de una embestida casi brutal. Mi estómago se contrae, Axel deja una mano en mis glúteos y con la otra presiona mi clítoris. Me aferro a sus brazos mientras las interminables olas de placer parecen crecer y maravillada llego al orgasmo. Él hombre de mi vida demora unos minutos más, pero siento su espesor llenarme por completo.

Gruñe enterrando la cabeza en mi cuello, suspiro. Recorro con cuidado su espalda y poco a poco me permite bajar de él. Mi idea era venir y tomar un baño, Axel entró y solo me arrincono a la pared, él resto...., bueno, lo disfrutamos los dos.

Termino sonriendo y agarrando mis piernas débiles.

-Cristel -su voz me detiene, lo veo.

Sus ojos oscuros lucen tristes. Me preocupo, ¿será que no le gusto?

-¿Todo bien? -pregunto con miedo. Suspira y con calma agarra mi mejilla.

-Quiero verla.

Me quedo fría. ¿Ver qué?

>>La cicatriz. -me paralizo. -Quiero que me la indiques.

No soy tonta, sé que debió verla por mucho tiempo en la noche. Yo por mi parte, ni siquiera pude acordarme. Acaricio también la herida de mi pierna, me tenso por completo. ¿Le darán asco?

Niego con la cabeza. Su voz se vuelve súplica.

-Solo..., por favor -sus pozos negros ahora parecen rogarme.

Con la vergüenza de mi vida entera, doy vuelta, despacio, con miedo a su reacción. Sé que es larga y fea, que nunca la podré tapar, porque simplemente los recuerdos seguirán ahí.

Su cálida mano se esparce por la fina cicatriz. Suspiro cuando sus palmas se extienden por ella. No dice nada y levanto la mirada al reflejo del espejo. Sus ojos solo yacen ahí, perdidos en la nada y en todo a la vez. Sostengo mi cuerpo como si logrará olvidar ese dolor de mí pecho, entonces lo siento. Sus besos, Axel está besando esa línea rosada.

Inhalo un poco de aire y lo suelto despacio. Su aliento roza mi columna y un escalofrío recorre mi piel. Despacio me vuelve a él, ahora está de rodillas ante mí. Abro los ojos en grande.

-¿Fue él?

Su mano también recorre la herida de mi pierna.

Asiento despacio y él besa mi vientre. Sus manos detienen mi columna, cómo si no quisiera que me vaya de su lado. Acaricio su cabello, lo siento recargar su cabeza más cerca de mí como si buscara algún refugio.

Algo moja mi estómago, suspiro triste porque no es la manera en la que me gusta que él se sienta. Decidida bajo mi cuerpo y quedo a su misma altura. Limpio las lágrimas de sus ojos y agarro sus mejillas.

-No quiero que te sientas mal por eso. ¿Las detestas?

-No...

-Yo tampoco, es fea, pero estará ahí. Es un recuerdo del pasado, uno que nos une Axel. ¿Acaso crees que fue una coincidencia este reencuentro?, Axel no es así. Es como si la vida se negara a dejarnos lejos el uno del otro.

2. Miss. Hoffman®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora