『Mi Mariposa Azul; Libro 2』«Gruvia; a.u»

« (16) El Primero »

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― ¡Jajajajajajajaja~! ―Natsu explotaba de la risa en el patio de la universidad, viendo la apuesta de Gajeel y Gray sobre el sexo del bebé de Juvia.

Gajeel perdió, ¿y adivinen qué?, corría como Dios lo trajo al mundo.

Muchas chicas se tapaban los ojos, otras reían y otras con descaro le hacían gestos obscenos con la lengua afuera o con la lengua moviéndose dentro de la boca. La gran mayoría de los chicos se reían. Ya llevaba dos vueltas y Gray disfrutaba la apuesta.

A diferencia de él, no le daría vergüenza correr sin nada de tela.

Ya estaban por terminar el semestre y los exámenes finales, un poco de diversión y relajación ayudaba a despejarse. Y a Gajeel a congelarse el trasero.

― ¡Buenas pompis, Redfox! ―gritó una chica desde el segundo piso, riendo a carcajadas, sonrojándolo.

Gajeel maldecía a Gray y a ese pequeño bicho por engañarlo vilmente. Suerte que Levy no presenciaba su humillación.

Al terminar las tres vueltas, Gray le pasó las ropas sin dejar de reír finamente.

Redfox le fulminó con la mirada carmesí, tapándose su hombría aunque ya la había mostrado toda, corriendo al baño de hombres, pensando en romperle la nariz otra vez a Fullbuster.

Gray estiró los brazos al aire y los bajó enseguida. Esta vida divertida la extrañaba, no quedarse amargado sentado en un sofá. Por si fuera poco, tenía una gran noticia. La próxima semana saldría antes de vacaciones de invierno al finalizar los exámenes en Londres, así que estaba más adelantado. Tendría más tiempo para pasarlo con Juvia y su pequeño niño.

Había hablado anoche el tema del nombre con Juvia, sabe que fue desconsiderado no pedirle su opinión, pero en verdad le encantaría que el niño llevara el nombre de su difunto padre.

Juvia no se opuso, le gustaba el nombre Silver. Le harían honor a aquel señor que les empujo un poco a tener una relación. Era un nombre maravilloso.

Saliendo de clases, pasó rápidamente en motocicleta a la tienda de artículos para mascotas, Juvia recién entraba a trabajar y que le restaba un mes para irse a descansar como expuso él. Ella lo saludó instalándose en la silla detrás de la registradora, él entró cargando el casco en la mano.

― ¿No puedes pedir la tarde libre?

―No ―dijo sin más―. Y Juvia es quien debe tomar el mando ahora, no usted.

―No se trata de una cita ―Gray puso los ojos en blanco―. Quiero hacer algo contigo ahora que sabemos que el bicho es un bicho.

― ¿Hacer qué? ―arqueó una ceja interesada.

―Comprar su ropita, por ejemplo. ―surcó una media sonrisa. Juvia lo miraba expectante.

― ¿Su cuna?

―Su cuna.

― ¿Sus zapatitos?

―También.

―Hablaré con mi jefe. ―convencida, fue a la oficina de su superior a pedirle autorización en salir a hacer unos trámites de último momento, el señor ya sabía que Juvia dejaría el cargo el próximo mes, así que sería flexible con ella.

De regreso, le dio las buenas noticias, corriendo a cambiarse en el tocador.

Gray la esperó siete minutos, saliendo de la tienda. Tomó su motocicleta por los manubrios, caminando por la acera hasta bajar en quince minutos al centro comercial con Lockser. Entraron primero a una tienda de vestuario para bebés. Juvia analizaba qué tipo de ropita comprar, es decir, los recién nacidos crecen muy rápido, debía pensar en el primer mes, el segundo, el tercero y el cuarto. Luego de eso compraría más.