« P R Ó L O G O »

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Pasó frente a la tienda de novias, plasmada en la vitrina imaginándose cada uno de los vestidos en su cuerpo en el día de su boda. Gray le propuso matrimonio y ella aceptó, claro que aún sin fecha. Eso lo analizarían más adelante, ahora sus prioridades son estudiar y trabajar, que nada les falte y ser felices.

Su madre la despejó de su imaginación señalando a la tienda de al lado, una de bebés. Se ilusionaba con tener pronto un nieto o nieta, a lo que su hija sonrió incómoda, pues es muy temprano para eso. Aún es joven y Gray no está pensando en agrandar la familia todavía. Sí, quiere tener tres hijos como máximo y no treinta como Juvia quiere, pero faltan años, una vez graduados con honores y conseguir un empleo sustentable.

Desde que su pequeña niña se fue a vivir con su adorado yerno, la extrañada mucho. A su esposo le ha costado aceptar que su bebé ya es una mariposa que se fue a volar con su acompañante.

Recuerda bien cuando Juvia iba al instituto Fairy Tail, una etapa de alerta roja que le decía que estaba a pocos metros de convertirse en adulta y que un hombre se le llevaría -porque estaba con Gray-. No es cosa de sonar machista, pero así fue. Gray se la llevó.

Dos y tres veces por mes sus padres los visitan a almorzar o a una cena familiar, ellos adoran a Gray, es un buen muchacho que ha demostrado lo mucho que ama a su hija, que jamás se le pasaría por la cabeza hacerle daño, ya sucedió con lo de las vacaciones de verano de hace cuatro años atrás donde eran adolescentes. Sí, los señores Lockser ya saben, Juvia les contó el año pasado. Si su padre lo hubiera sabido en el transcurso de esa historia de amor, el cual Gray se la jugaba por ella, hubiese salido con un bate y una escopeta al dañarle el corazón a su pequeña azulina. Pero bueno, Gray se salvó el pellejo.

―Sí que se demoraron en el baño. ―dijo Gray, esperándolas.

―Mamá se quedó mirando las tiendas.

―Tú también ―añadió la señora Lockser con una sonrisa hacia su hija, quien ruborizó―. ¿Estamos listos?

―Sí, ya solucioné el problema en el banco ―contestó Gray, casual―. ¿Tiene algo más qué hacer, señora?

―Quedé a juntarme con una amiga en la peluquería ―respondió sonriente, sólo vino con ellos dos para acompañarlos y aprovechar el viaje, abrazando a Juvia y luego a Gray―. Nos vemos otro día, cuídense mis amores.

―Nos vemos pronto, mamá.

―Cuidado en el camino. ―una vez que la mujer se fue, Gray se dirige a Juvia con una sonrisa, ¿lista para ir de compras de útiles para un nuevo año universitario?

― ¿Seguro que todo está solucionado en el banco?

―Sí, fue un error de la computadora, estoy limpio de deudas. ―hace un mes intentó comprarse un televisor nuevo, un plasma para ser más exacto, para colocarlo en la sala de estar y jugar videojuegos con Natsu y también con su novia, pero su tarjeta de crédito del banco se lo impedía. Tuvo que ir a reclamos del cliente, y sí que reclamó.

A continuación, fueron a las tiendas de ofertas escolares, comprando cuadernos, lápices, lo esencial para sobrevivir en la universidad, yendo directo a una multitienda donde Gray se compró al fin el plasma. El único problema es que no sabía dónde llevarlo. Su motocicleta no era tan rendidora.

―Podemos pedirle ayuda a Lucy-san. ―le propuso Juvia, Lucy tenía auto, nada de chofer personal. Le gustaba lucirse.

Gray asintió, no tenía más opción y no gastaría en un taxi.

『Mi Mariposa Azul; Libro 2』«Gruvia; a.u»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora