« (21) Sorpresa »

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― ¡Ugh!

¿Cómo llegó a esto? ¿Cómo tuvo el valor de ofrecerse a pelear con dos mujeres? Se daba cuenta de lo demente que estaba. ¿Pero qué más podía hacer? Quería vengar a Natsu, no de manera cruel como ellos lo hicieron, no a esa altura. Quería hacerlo por medio de la ley, y si tiene que golpear a esas personas por defensa personal, entonces lo hará. No está fuera de la ley.

Su garganta era friccionada por las manos de Kyouka, en el suelo. Apenas y podía oxigenarse, si seguía así, moriría.

No quería llegar a estas instancias, las evitó.

Pudo deshacerse de Seilah con unos buenos golpes y patadas que le enseñó Jellal hace dos años, más que nada por precaución y supiera defensa personal por si le sucedía algo malo, aunque él confiaba plenamente que su esposa pelirroja no necesitaba aprender, sin embargo ella insistió.

A Seilah la dejó noqueada en el suelo, mientras Zeref acabó en un abrir y cerrar de ojos a Jackal, uno de los tipos que golpeó a Natsu.

Pero Zeref estaba fuera de noción, disputándose contra Mard.

Todo comenzó con calma intercambiando opiniones y declaraciones.

― ¿Esos son? ―preguntó Erza

―Sí ―asintió Zeref a su lado―. Y ése es quien mató a Natsu.

― ¿Qué quieres hacer primero?

―Primero, platicar ―respondía serio, sin alejar los ojos negros de todos ellos que se reunían frente a los dos, alejados―. Dependiendo como se dé todo, no voy a temblar.

―Hay que mantener el control. ―terminó Erza medio frunciendo el entrecejo.

Mard alzó un poco la mano saludándolos, la bajó y sonrió hacia Zeref. Éste no se inmutaba a corresponderle, no habría sentido.

―Creí que ya te habías matado o hacerte perder la cabeza en haber matado a tu hermanito.

―Quizás esté perdiendo la cabeza. ―dijo. Muerto no estaría, tenía planes en encontrarlo y acabarlo, borrarlo de su vida. Su cabeza podía perderse, pero no le importaba. Fijaba sus deseos en él, en vengarse después de perder la razón. Mientras en estos momentos, esperaba mantenerse firme.

Mard surcó una sonrisa, no fue toda su culpa que su hermano haya fallecido, la tiene él por demorarse un minuto.

― ¡Lo mataste un minuto antes! ¡Yo llegué puntual! ―era el otro quien no cumplió con el reloj. Simplemente anhelaba vengarse y lo hizo. ¿Por qué diablos salió de la cárcel?, debía cumplir muchos más años. Nunca estuvo preocupado por represalias, porque Natsu estaría viviendo con Lucy, casados y tal vez con niños. ¿Por qué? ¡Quería respuestas!

―Tuve la suerte de que un amigo me consiguiera el mejor abogado, me aconsejó actuar tener un comportamiento ejemplar y de paso reducir mis años. ―apuntó con la cabeza a Jackal, él tenía el mejor abogado, su propio padre lo sacaba de la cárcel todas las veces necesarias, desde la preparatoria, conocía cada una de las fáciles salidas y cómo sobornar a los jueces sin ser tan obvios.

Todo por su amigo.

Zeref musitó, era un malnacido.

―Te dije que cumpliría con mi palabra, me vengaría, quería verte destrozado. Conseguí emocionarte, ¿no? ―su sonrisa se extendió más, con maldad, intranquilizando a Scarlet. Ella no comprendía cómo existía alguien con ese nivel de insensibilidad― ¿Qué hicieron con tu hermano?, ¿lo cremaron?, ¿lo enterraron?

『Mi Mariposa Azul; Libro 2』«Gruvia; a.u»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora