La vida pasada de Sarah

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–Entonces ¿tu la cuidarás? -pregunta la sra. Hamilton, tomando su taza de te.

–Si. No dejare que se la lleven a ese lugar -responde Sarah, poniendo un plato de galletas para acompañar el te y toma asiento- no es para nada agradable esos orfanatos.

–¿Por qué? ¿usted ha estado ahí? -ve a Sarah y toma una galleta.

–Si, cuando era una niña. Mis padres murieron en un accidente, ellos iban en el auto a la casa de mis abuelos, después de haber ido a una fiesta -le da un sorbo a su taza de te y la sra. Hamilton pone atención a cada palabra que dice -yo estaba al cuidado de mis abuelos. Jugaba en la sala con un oso de peluche, después alguien tocó la puerta, mi abuela fue a ver quien era y resultaba ser la policía, trayendo con el unas malas noticias, mi abuela no lo pudo creer y le salieron lágrimas por tal noticia. Mi abuelo fue a ver que pasaba, yo fue detrás el y vi a mi abuela llorar, mi abuelo me vio y me contó lo que paso, yo no podía creer eso y de mis ojos salieron lágrimas. Yo estaba ahora al cuidado de mis abuelos, pero ellos ya no me podían cuidar, murieron por causa de una enferma y mi me mandaron a un orfanato. En ese lugar nos maltrataban, la señora de ese lugar no era nada buena con los niños. Cuando era la hora de comer y alguien no llegaba a la hora que es, le cancelaba la comida, no le importaba si comíamos o no -su voz comienza a cambiar con un tono de rabia- no dejaba que nadie jugara, nos quitaba nuestros juguetes y los quemaba. También nos mandaba a dormir sin cobijas, cuando era invierno. Si alguien se portaba mal, ella los mandaba al sótano por una semana. Jamas creí que hubiera tanta maldad en su alma. Cuando tenia 11 años, me escape de ahí, una señora agradable me encontró y me crió como si fuera de su propia sangre.

–¿Y qué le paso a la señora que t cuidaba?

–La asesinaron cuando tenia 18 años, yo iba saliendo de la escuela, cuando llegue ya estaba muerta. Tiempo después decidí mudar me aquí, para iniciar una nueva vida, porque ya no soportaba tener tantos recuerdos -dice, terminado su te- por eso no quiero que se la lleven, para que no iba lo que yo pase.

–¿Estas segura de poder cuidarla?

–Por supuesto que si, yo le daré todos los cuidados que ella necesite.

Amelie esta en el patio trasero jugando y mira arriba del árbol, ve que mueven un dedo.

–Sabia que estaban vivos -dice con una sonrisa en su rostro.

AmelieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora