Un plan en mente y un joven involucrado

6 0 0
                                    

-Veo que conoció a la chica -dice una voz misteriosa, en un lugar que casi no hay luz, teniendo en su mano, una taza de café.

-Si -afirma el chico de ojos gris-. Pero. ¿para qué quiso que la conociera?

-Porque a esa chica que tu mismo viste y conociste -hace una pausa para tomar de su taza-, la asesináremos -concluye con una sonrisa.

Él chico se queda sorprendido por lo que acaba de escuchar, asesinar a una chica inocente, que solo cuida a una niña huérfana.

-Señor, ¿puedo saber del por qué la van a asesinar?

-Porque interfiere en mis planes -dice firme y golpeando con la palma de su mano el escritorio que tiene enfrente-. No quiero que esa chica se interponga en ellos.

-¿Cómo lo hará? -pregunta curioso, ya que hace un par de días lo llamaron para que ayuden en algo o sino lo cumple, lo meterán a prisión por algo que no hizo.

-Pronto lo sabrás, pero esto llevara tiempo y tú -apunta hacia el chico que se ubica sentado enfrenta del escritorio- me ayudaras, para que cumplas el trato que me prometiste... o de lo contrario, bueno, eso ya lo sabes

Él chico sale de la oficina. Va por la calle preguntándose en que consistirá el plan de aquel hombre, en eso recuerda a la chica que conoció. <¿Será bueno asesinarla?> se pregunta mientras tiene sus manos dentro de los bolsillos de su sudadera, <Y si yo tengo que matarla, ¿podre hacerlo?>. Se formaban tantas preguntas cada vez que lo pensaba, la verdad, el no era una persona capaz de lastimar a otra, solo porque se lo piden, ni siquiera lo haría por dinero.

Llega a su casa y echa en su cama para dormir, ni siquiera la acomodo para dormir, solo llego y se acostó.

Al día siguiente, se va a trabajar en la heladería con tal vez la oportunidad de volverla a ver. No es que se haya enamorado, sino que se preocupa por ella y no quiere que sea asesinara (tampoco por él), y que Amelie no tenga con quien quedarse, él la podría cuidar, pero no tendría lo necesario para mantenerla.

-¡Hey! -toca su hombro al chico de ojos gris-, ¿por qué no me dijiste que tienes novia? -lo mira serio, pero luego cambia a una mas pervertida.

-No es mi novia, apenas la conocí ayer -quita la mano de su hombro- y quita esa cara, tu mismo viste que luego se fue, para que no pienses que paso otra cosa -dice medio molesto y se va a limpiar las mesas.

-Si vi -afirma serio-, pero que tal en la noche -vuelve a poner su cara de pervertido.

-¿Por qué llegaría a hacer eso, si apenas la conozco?

-No se, algunos tienen sexo al primer día de conocerse... ya ves en el mundo que vivimos ahora.

-Si, lo se. Pero yo no soy de ese tipo de personas y tú mismo lo sabes.

-Claro que lo se, Señor Virgen -dice en forma de burla.

-Gracias por entenderlo -se va a dejar el trapo por debajo de la mesa por donde atienden los clientes-. Espera un minuto... ¿me acabas de llamar ''Señor Virgen''? -lo mira confundido.

-Sí y no me arrepiento de decirlo -no aguanta las ganas y se empieza a reír.

-Ahora si te mueres -va hacia él, pero él otro se va corriendo para que no lo atrape.

Duran así por unos minutos, hasta que abren la tienda y se ponen a trabajar. Él chico olvida por completo lo que había sucedido ayer, pero tal vez ese recuerdo regrese, ya que tarde o temprano lo tenda que cumplir y no hay nada para evitarlo.

AmelieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora