Ya lo sabia...

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Sarah limpiaba el cuarto de Amelie, mientras la niña seguía en la escuela. Cuando se puso a tender la cama, noto un pedazo de tela que nunca había visto o mas bien, que nunca se había dado cuenta de su pequeña presencia.

La tomo y jalo de ella. Se dio cuenta que no era un pedazo de tela, sino una prenda de ropa. Levanta un poco el colchón y lo saca.

Se aterroriza al ver que el vestido esta lleno de sangre. Después recuerda que la ultima vez que vio a Amelie con ese vestido, fue el día en que asesinaron al oficial.

–¡No puede ser! Amelie no pudo asesinarlo... ¿o si? -recordó que en una noche, la niña trajo un cuchillo y se lo enterró al hombre-. Necesito preguntarle, el por que lo hizo.

Unas horas después, Sarah va por Amelie de la escuela.

Al llegar la encuentra en el mismo lugar de siempre. Amelie la ve y se sube al auto.

Mientras Sarah conduce; Amelie mira por la ventanilla, observando las calles del pueblo. Recordando cuando caminaba junto a sus padres.

Al pensar en eso, le dan ganas de llorar.

–¿Quieres que vayamos por unos helados? -dice Sarah rompiendo el silencio. Amelie asiente con una sonrisa, tal vez un helado la anime un poco- muy bien, entonces vayamos por esos helados -le sonríe.

Al llegar Sarah estaciona su auto cerca de la heladería. Es un lugar muy bonito, que incluso te dan ganas de quedarte ahí para siempre.

Bajan del auto y van adentro de allí.

Piden los mismos helados que pidieron desde la última ves que vinieron aquí. Toman asiento en una de las mesas que están afuera, que están en un pequeño jardín lleno de flores hermosas.

–¿Cómo te ha ido en la escuela? -pregunta Sarah viendo a la niña comer su helado tranquilamente.

–Bien... Igual de siempre. -dice sin entusiasmo.

–¿Todavía te molestan esas tres niñas? -Amelie no responde a su pregunta, dándole a entender a Sarah que es un sí- No deberías hacerle caso a esas niñas, tu y yo sabemos perfectamente que tus pa... -antes de terminar, es interrumpida por Amelie.

–Ya se que mis padres están muertos... -dice algo seca.

Sarah se sorprende al escuchar eso de ella.

–¿Desde... cuándo lo sabes? -ha dejado de comer su helados, desde que la pequeña niña la interrumpió diciendo que ya lo sabe.

–Dos días después de su muerte. Pero ellos no se suicidaron, alguien los mato. -en sus pequeños ojos se puede ver un oídio. Sarah solo se queda callada.

–Y... ¿por qué decías que ellos seguían vivos?

–Porque no aceptaba que en verdad murieron. -le da una probada a su helado- Mis padres vinieron un día después de su muerte, diciéndome que ellos ya no estaban vivos, que ya no podían cuidarme igual que antes. No les quise creer, seguí mi vida como siempre, diciéndole a la demás gente que si están vivos. -una lágrima escapa, deteniéndose en su mejilla- ¡No quiero que me lleven a un orfanato! ¡quiero quedarme con mamá y papá! -no aguanta mas y empieza a llorar. Sarah va a abrazarla.

–Descuida... No dejare que te lleven ahí.

Un chico —como la misma edad de Sarah—, esta limpiando las mesas que están cerca de la mesa, donde están sentadas Sarah y Amelie. El escuchó toda su conversación.

El se va adentro con un hombre vestido de traje.

–¿Y bien? -pregunta aquel hombre.

–Pues al parecer, la niña sabe que sus padres están muertos y que unas niñas de su escuela la molestan -responde el chico con algo de tristeza, por lo que habían escuchado sus oídos.

–Excelente -dice con una amplia sonrisa-. Sigamos con el plan -dice, refiriéndose al oficial que lo acompaña. El asiente.

Salen de la heladería. El chico solo se pregunta: ¿qué planes tienen con aquella niña?

Sigue con su trabajo.

AmelieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora