¡Quiero esa muñeca!

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Después de salir de la escuela, Sarah llevo a Amelie a comprar unos cuantos víveres.

Al pasar enfrente de una pequeña juguetería, la niña vio una muñeca muy bonita. Sarah al caminar se dio cuenta que no estaba Amelie, volteo y la vio enfrente de la juguetería. Se acercó a ella.

-Amelie... -la toma del hombro. Amelie dio un pequeño salto del susto al sentir su tacto, volteo y vio a Sarah-, perdón, no t quería asustar.

-Descuida -dice Amelie con una voz inocente e inofensiva.

Sarah nota que Amelie no despeja su mirada de la muñeca.

-¿Te gusta?

-¿Qué cosa? -pregunta Amelie confundida.

-La muñeca de ahí -fija su mirada en la muñeca.

-S-sí -dice temerosa-, es muy bonita -da una pequeña sonrisa con la mirada baja.

-Ven -toma la mano de Amelie.

-¿A dónde vamos? -pregunta algo curiosa.

-Ahora lo sabrás -le sonríe.

Entran a la tienda y va con el vendedor.

-Disculpe, ¿qué precio tiene aquella muñeca? -pregunta Sarah, apuntando aquella muñeca que vio Amelie.

-$25 dolares, señorita

Sarah le paga al vendedor y le dice a la niña que tome la muñeca. Amelie asiente feliz y va por ella.

Llegan a la casa de Amelie. La niña corre rápido al patio a mostrarles su nueva muñeca a sus padres.

Sarah la sigue y se queda recargada en el umbral de la puerta, nota que los cuerpos de los padres Amelie poco a poco se van descomponiendo. Se entristeció.

Tocan la puerta y la joven va a ver quien es.

-Hola Sarah

-Hola Sra. Hamilton, ¿pasa algo?

-Quería saber si querían que comandos juntas, bueno, si todavía no han comido.

-No hemos comido y me parece bien comer juntas. ¿quisiera ayudarme a preparar un espagueti?

-Sí.

Pasa la señora Hamilton y van a la cocina. Empiezan a preparar la comida.

Cuando terminan de cocinar, Sarah llama a Amelie. La niña entra a la casa y todas se sientan a la mesa a comer.

Platican de cosas chistosas, tristes, raras y entre otras cosas.

Al caer la noche, la Sra. Hamilton se va a su casa. Amelie ya esta dormida en su cama, abrazando su nueva muñeca.

Sarah esta a punto de irse, hasta que alguien la llama.

-Sarah... -ella voltea al reconocer la voz, sabe que es la madre de Amelie.

-¿Sí? -pregunta un poco temerosa.

-Gracias por lo que haces por mi hija -da una pequeña sonrisa maternal.

-De nada -sonríe tranquila.

Después de eso la mujer desaparece, dejando sola a Sarah. Sale de la casa y se va a la suya a descansar.

AmelieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora