3 [¿Cita?]

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Ya estoy aquí, esperé en el parque luego de salir del colegio. Le dije a mamá que llegaría tarde porque debía ir a estudiar a la casa de una compañera. Tampoco puedo mentir diciendo que estoy con Jana, mamá la llamaría y yo estaría en problemas.

—¿Quién soy? —susurran a mis espaldas mientras que unas manos un poco frías cubren mis ojos. No tengo que adivinar que es él.

—Milo —respondo destapando mis ojos con una sonrisa en mi cara. Él permanece detrás de mí, en silencio, poniéndome nerviosa con cada segundo que pasa. Me pregunto que estará esperando, no tengo idea de porque hace esas pausas incómodas.

—Hola —contesta al fin, alejándose lentamente para estar frente a mí. Su apariencia cambió un poco, ahora no está tan pálido y sus ojos brillan como antes, sin contar que el sol lo baña sin hacerle ningún daño.

Su ojos volvieron a ser los mismos. Entonces la sangre humana hace esto, mejora su apariencia y lo hace inmune al sol.

—¿Cómo estás? Te vez bien —digo dando unas vueltas a su alrededor.

—Gracias. Estoy muy bien —asiente sonriendo. Pero luego lo noto un poco raro, como pensativo.

—¿Pasa algo? —pregunto arqueando una ceja.

—Sólo estoy un poco nervioso, no me hagas caso —responde tomando mi mano mientras comenzamos a caminar. Él pone sus manos en los bolsillos mientras que una de las mías está en su codo, caminamos muy juntos y no tengo idea de lo que estoy haciendo.

—¿Cómo está Dante? —me pregunta rompiendo con el silencio—. Hace mucho que no lo veo.

—Bien, aunque...

—¿Qué? ¿Algo está mal? —pregunta mirándome, ahora está más serio.

—Nuestros padres se están separando. Eso le afecta mucho aunque no quiere admitirlo —contesto soltando un suspiro pesado. Sigue siendo un niño. Milo detiene sus pasos y mantiene la cabeza agachada, no me dice nada. Eso me preocupa y aún más cuando noto su mandíbula tensa al igual que todo su cuerpo.

—¿Milo?

—No dejes que pelen frente a él —habla comenzando a caminar de nuevo—. Sácalo de la casa o que ellos se vayan, así no será lastimado por sus discusiones —me aconseja sin mirarme.

No comprendo su cambio de actitud. ¿Por qué él...? ¡Ya lo recuerdo! Sus padres también... Que tonta.

—Perdón por hablar de eso.

—No, yo pregunté Li —comenta tratando de sonreír pero en su lugar sólo hace una mueca.

—Olvidé que tus padres... Ya debería dejar de hablar sobre eso —murmuro mirando hacia el frente, los árboles nos cubren con sus sombras mientras que la brisa sacude las ramas. También hay varias parejas teniendo su pignic o paseando en bicicleta. Nosotros parecemos una mientras caminamos muy juntos.

—Lian, seguramente viste las noticias y bueno... Me a-averguenzo mucho de beber sangre humana —vuelve a hablar luego de unos minutos en silencio—. No quiero ser como mi hermano. Eso no.

—Milo, no digas eso, eres muy diferente a él —apoyo mi cabeza por su brazo. Quiero consolarlo, además me siento muy cómoda a su lado.

—Soy igual. Ahora pienso en morderte y beber tu sangre —esas palabras hacen que quede paralizada. No, no puede ser.

Le doy un empujón para alejarlo de mí, si es una broma no me parece graciosa. Pero su rostro me dice que no miente. Así que salgo huyendo del parque. Dejando a Milo atrás. Sea una broma o no, no puede compararse con su maldito hermano.

No le perdonaré eso porque sé que él es bueno.

Después no supe más de Milo, sólo más noticias sobre el ladrón de bancos de sangre, tampoco he recibido más notas hace una semana. Me siento un poco mal pero debo fingir que todo está bien para que mi familia no note nada. En especial Dante.

Quisiera verlo de nuevo para explicarle que nada es igual que antes, que él es bueno y que no está solo. Quiero ayudarlo.

En las calles de la ciudad...
Milo vaga por el vecindario de Lian, trata de alejarse de ella pero simplemente no puede evitar seguirla, observarla, olfatearla. Y también quiere tocarla, sentir su piel suave y cálida en sus manos.

—No, no, me estoy obsesionado con ella —sus pensamientos son interrumpidos por un fuerte choque. Ante él dos autos colisionaron en medio de la calle y el olor a sangre es tan fuerte que lo hace jadear. Está sediento.

—¡Ayuda! —una mujer grita desde el interior de uno de los autos, los conductores siguen con vida aún, sólo tienen cortes y raspones. Pero con sólo eso basta para atraer a Milo. Piensa que es un olor muy bonito, lo hipnotiza.

Él se acerca a la mujer que está gritando por ayuda y toma su brazo para tratar de sacarla, ella comienza a llorar del dolor. Entonces decide acabar con su sufrimiento, clavando sus colmillos en su brazo y tomando su sangre hasta dejarla inconsciente.

—Es m-mejor así —murmura lamiendo mis labios, ahora sabe que es diferente tomar la sangre directamente de una persona que de una bolsa para donación, en la bolsa la sangre se enfría, también tiene otros químicos.

Y es por eso que él también revisa a los ocupantes del otro auto, un hombre con su familia. Todos están inconcientes pero eso no le impide morderlos, empieza con el hombre, luego su esposa e hijos.

—Si... No es igual, es mucho mejor —murmura lamiendo los restos de sangre que quedaron en sus manos.

Sed De Sangre [Secuela/dueño De Lobos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora