—¿Dónde fueron? —le pregunto a Llantén pero él me ignora simplemente y sale de la habitación ante mi mirada confundida y la de odio de Dante.
—¡Hey! Ella te está hablando —él intenta detenerlo pero no tiene su silla al alcance. El castaño desaparece de mi vista. Rápidamente corro tras él tan veloz como me permiten mis piernas hasta chocar contra su espalda, Llantén me mira sobre su hombro y arquea una ceja.
—¿Qué?
—¿Cómo me preguntas que? Milo corre peligro, esa otra vampiro acabará con él —digo sosteniendo el borde de su camiseta con fuerza entre mis puños.
—No te entiendo —murmura continuando con su camino mientras me arrastra sin que yo pueda detenerlo. Llantén se dirige a la sala de estar y termina arrojándose sobre el sillón mientras se quita sus zapatillas para acomodarse mejor y ver televisión. Yo permanezco en la entrada de la sala con la boca abierta mientras que lo observo muy cómodo y calmado a pesar del momento que estamos pasando.
—Li —Dante llega a mi lado y observa al castaño—. ¿Qué está haciendo? —hace una mueca cuando Llantén alza los pies sobre el sillón y mira la pantalla como si eso fuera más importante que encontrar a Milo.
—Nada —respondo caminando hacia y me coloco frente a la tele, eso llama su atención y frunce el ceño.
—¿Cuál es tu problema? Primero estabas aterrada por culpa de Milo y ahora quieres ayudarlo —Llantén alza la voz haciendo que yo de unos pasos hacia atrás—. ¿Ya se te olvidó todas las cosas horribles por las que te hizo pasar? —me pregunta teniendo sus verdosos ojos sobre mí.
—¿De qué cosas habla? —Dante llama mi atención. No puedo decirle nada de eso a él. Las mordidas, el dolor, las pesadillas... el miedo.
—¿Qué hizo Lydia contigo? —pregunto haciendo que baje la mirada rápidamente. No quería hacerlo sentir mal pero así dejará de hacerme preguntas.
—Da igual, ambos se mataran munutamente y ustedes serán libres —Llantén ríe ante su ocurrencia pero eso no tiene nada de gracioso.
—No, debemos ayudar a Milo.
—Otra vez con eso —él roda los ojos mientras mira a Dante fijamente, mi hermano también lo hace pero sus párpados se cierran lentamente hasta quedar dormido. Su cabeza queda suavemente recostada por el respaldo de la silla de ruedas—. Así podremos hablar sin interrupciones —Llantén me toma del brazo para sentarme en el sillón junto a él.
—¿Hablar? No hay tiemp... —sus dedos detienen mis labios haciendo que no puedo pronunciar ninguna palabra, odio esto.
—Milo iba a hacerte algo muy malo y Lydia le hace daño a Dante. Deja que ambos se maten entre sí —murmura manteniendo sus ojos en mí.
¿Algo muy malo? ¿Cómo es que él sabe eso? Sólo estábamos Milo y yo en la habitación.Yo hago unas señas para que Llantén me permita hablar y él de mala gana me libera.
—Gracias —juego con mis manos mientras pienso en lo que voy a decir—. ¿Cómo sabes que él...?
—Yo lo sé todo mausi —me interrumpe para después guiñarme un ojo.
¿Por qué me llama así de nuevo? Que importa.
—Si, Milo me hizo pasar por muchas cosas desagradables pero...
—No me digas que estás enamorada de él —insunua Llantén mientras intenta ocultar su sonrisa burlona.
La verdad no me he deteniendo a pensar en eso.—Eso no importa —niego haciendo una mueca. Entonces el castaño suelta una ruidosa carcajada, sus colmillos blancos se ven a la perfección en este momento y me siento un poco incómoda.
—Espera... —Llantén intenta parar de reír—. ¿Él te corresponde? —pregunta cuando al fin deja de burlarse pero su sonrisa no desaparece. Yo guardo silencio al ver que sólo estoy perdiendo el tiempo con él, me levanto del sillón mientras siento un poco de dolor en mis músculos. No olvido que Lydia me arrojó contra la pared. Tomo la silla de Dante y la empujo fuera de la sala de estar, pienso llevarlo a su cama para que descanse.
—Y... li-listo —hablo jadeando al encontrarme cansada, Dante es más pesado de lo que pensaba y tuve que hacer mucho esfuerzo para subirlo a su cama. Ahora él se encuentra arropado y se ve muy tranquilo.
Las marcas que lleva en su cuerpo hacen que odie aún más a Lydia.¿Cómo no me di cuenta antes?
Dante actuaba muy extraño las últimas semanas, casi no hablaba, siempre estaba de mal humor y cada vez era más distante y frío conmigo.
—Lo lamento —susurro dejando un beso en su frente mientras mi mano derecha acaricia su cabello. Al levantar la vista me encuentro con Llantén recostado por el marco de la puerta.
—Me dejaste solo en la sala y no respondiste mi pregunta —habla cruzando sus brazos. Su voz suena muy fría y cortante.
—No tengo idea... —murmuro juntando mis manos mientras bajo la mirada—. No sé lo que Milo siente por mí y yo tengo sentimientos encontrados con él —digo apretando los puños. Estoy muy confundida y no sé qué hacer o pensar.
Un profundo silencio invade la habitación mientras que sólo puedo escuchar la tranquila respiración de Dante, una de mis manos regresa a su cabello mientras que Llantén guarda silencio al igual que yo.
—¿Por qué me salvaste? —me pregunta haciendo que regrese mi mirada hacia él—. En tu cuarto y en la carretera... No lo entiendo —habla ladeando un poco su cabeza.
—No quería que alguien muera por mi culpa y tú te esforzaste mucho en protegerme de Milo o de los lobos. Era lo menos que podía hacer —en ese momento siento las manos de Llantén sosteniéndome de los hombros, no lo hace de una forma brusca pero me sorprendió mucho.
—No, podías haberme dejado morir o incluso clavarme una estaca pero no lo hiciste. Por tu culpa ahora me siento muy mal por cómo te traté antes —él baja la cabeza apoyando su frente sobre mi hombro izquierdo.
—¿Mi culpa? —digo ofendida, en lugar de agradecerme él me echa la culpa. Es un maldito idiota.
—Así es —lo confirma riendo bajo para luego separarse de mí—. Disculpa, aún no me acostumbro a la idea de que los humanos no son inferiores —Llantén se pone de pie y extiende su mano hacia mí, yo la tomo y me ayuda a levantarme del suelo.
—Entonces... ¿Vas a ayudarme a encontrar a Milo? —pregunto haciendo que rodé los ojos.
—Si insistes en esa estupidez está bien —él me suelta la mano y camina hacia la sala de nuevo, se arroja al sillón y vuelve a encender el televisor. Creí que me ayudaría y vuelve a hacer nada—. Mi programa favorito —comenta haciendo que mira a la pantalla. Es un programa que muestra como los policías hacen su trabajo en primera persona pero lo que llama mi atención es la gran destrucción que la cuidad está sufriendo.
Los responsables son dos individuos fuertes dicen los oficiales y que, por alguna extraña razón, las cámaras no pueden filmarlos.
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Sed De Sangre [Secuela/dueño De Lobos]
VampireLian trata de vivir su vida luego de los acontecimientos pasados. Pero descubre que lo que atormentaba a Ruy, ahora está en Milo.