27 [El violinista]

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Mi vida había sido muy solitaria desde hace siglos, siempre era la misma aburrida rutina. Salía de noche, seducía a hombres de buen físico y devoraba su sangre. De día aparentaba ser una mujer de la alta sociedad con un linaje de reyes. Todo era falso.

Con el paso de los años aparecían nuevos inventos y artilugios que compraba para distraerme, aunque se por un momento. Entonces asistí a una función dónde usarían un nuevo instrumento llamado violín. Por supuesto fui invitada y me vestí con mis mejores prendas para deslumbrar a todos. En esa época aparentar ser perfecto era lo que estaba de moda.

La función comenzó con un pequeño hombre solitario en el escenario, él portaba el nuevo instrumento y lo colocó en su hombro. Era gracioso y solté una risa al igual que el público a mi alrededor. Sin embargo la melodía producida por el instrumento nos dejó a todos sin palabras. Era muy diferente a todo lo que había escuchado antes, una melodía delicada y triste. Me sentí emocionada porque esa melodía era perfecta para mí.

Al terminar su acto yo fui la primera en aplaudir con encanto, todos me siguieron pues debían reconocer que fue una experiencia única y extraordinaria. Usando mis medios hice que traigan a ese hombre y a su instrumento frente a mí.

—Es un honor para mí estar frente a usted, señorita... —él se veía muy nervioso, debíamos tener la misma edad, sin embargo la experiencia estaba de mi parte por haber vivido siglos.

—Puedes llamarme Lydia, me encantó su presentación y esa melodía. Me interesa ese nuevo instrumento —le dije, intentando sonar desinteresada. Pero era todo lo contrario, él, viéndolo más de cerca, era todo un caballero y bien parecido.

—Gracias señorita Lydia... E-Es un violín y llevo tiempo practicando.

—Quiero escuchar más, ¿podrías tocar para mí, en privado? —pregunté mientras caminada lentamente a su alrededor. Me encantaba tener el control y él intentaba detener los temblores de su cuerpo, ese hombre era muy interesante.

No necesité más para convencerlo y en un par de días ya lo tenía en mis aposentos tocando el violín. Estaba notablemente nervioso y al terminar me miró fijamente.

—Maravilloso, como la primera vez —lo felicité mientras me acercaba a paso lento. Él mantenía su mirada en mis ojos, ya estaba bajo mi control y desprendí ropa fácilmente. Las prendas cayeron por sus hombros y su cuello quedó a mi merced.

Mordí luego de elegir el mejor lugar y comencé a beber su sangre, sabía que era un hombre saludable por eso su esencia era exquisita.

—Señorita Lydia —lo escuché murmurar y sentí sus brazos rodearme. Creí que me apartaría al recuperar la conciencia.

Yo misma me alejé, completamente confundida, aunque volvió a sujetarme.

—Está bien, mi sangre es suya —habló con seguridad.

—¿Por qué? Voy a matarte —respondí mirando su rostro.

—No me importa. Desde la primera vez que la vi quedé cautivado por su belleza —él tomó mi rostro con su manos y me acarició delicadamente—. Puede hacer lo que quiera conmigo, señorita Lydia.

Estaba segura que no lo había seducido con mis poderes, pero él ya era mío. Al oírlo no pude evitar morder nuevamente su cuello, aunque me aseguré de no beber toda su sangre. No podía dejar que muriera porque fue el primer humano que me aceptó luego de saber quién era realmente.

Los siguientes días él no dejó mi hogar, me aseguré de que tuviera la mejor atención, comida y ropas que podía pagar

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Los siguientes días él no dejó mi hogar, me aseguré de que tuviera la mejor atención, comida y ropas que podía pagar. Él no era nadie, sólo un plebeyo descendiente de granjeros pero su manera de tocar del violín era impresionante. Se sintió un poco incómodo por el cambio repentino pero le aseguré que su vida iba a cambiar completamente. Después de todo sabía mi secreto y no podía dejarlo ir.

Los años pasaron, fueron los más felices de toda mi existencia, él se convirtió en mi amante y podría deber su sangre y escuchar sus melodías día tras día. Todo era perfecto, sin embargo los años eran mi principal enemigo.

Él había crecido y su cabello se tiñó de blanco, se lamentaba diciendo que ya no podía alimentarme como antes. Yo había dejado de hacerlo para no comprometer su salud, en cambio me conformaba con sus melodías. Una noche el momento llegó y su corazón dejó de latir.

Yo lo amaba y perderlo fue un golpe duro, estaba muerta pero podía sentir mi corazón destrozado.

De nuevo los siglos pasaron, las eras y sociedades. Me marché lejos para apaciguar mi dolor, aunque nunca olvidaría esos años junto a él. De vez en cuando iba a conciertos con la esperanza de escuchar alguna de las melodías que él tocaba pero todas eran diferentes.

Hasta que un día un joven llamó mi atención. Fue en un concierto de una escuela de música y el muchacho estaba en silla de ruedas.

—Imposible —me dije a mí misma, no podía creer lo que estaba viendo. Era él aunque más joven. La misma forma de sostener el instrumento, el mismo ademán antes de tocar... Era esa melodía.

Todo terminó demasiado rápido para mí, por ello seguí a la familia del muchacho discretamente. Fue fácil encontrar su hogar, su olor era atrayente y encantador.

Lo observé desde su ventana, se veía un poco triste por lo que acaricié su cabeza. Reaccionó y levantó su cabeza de golpe.

—¿Cómo entraste? ¿Quién-?

—Shhh, pronto recordarás mi amado —respondí al detener sus labios. Me dolió ver su mirada de terror, en el pasado él nunca me miró de esa manera. Aunque debía entender que pasó mucho tiempo, vidas en su caso.

Lentamente me incliné mientras apartaba su ropa, la piel era pálida y suave, entonces mordí de manera gentil. No estaba equivocada, ese sabor...

—Te encontré mi amor.

Sed De Sangre [Secuela/dueño De Lobos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora