Finalmente Milo tiene a Lian en sus brazos y no permitirá que se la quiten de nuevo.
—¿Ese otro vampiro no sabe que hay más chicas en el planeta? —piensa serio pero su mal humor desaparece rápidamente. Llantén se la llevó muy lejos de casa y ahora está de regreso. Ya puede imaginar la felicidad en el rostro de su familia después de 5 días de desaparecida. También él está feliz de verla, de sentir su suave piel, su aroma y quiere tomar su sangre.
—Milo, gracias pero... suéltam-me ahora —Lian tiembla un poco al sentir ese frío cuerpo junto al suyo. Eso hace que él se sienta muy mal, ya que cree que el otro sujeto la dejó así de aterrada.
—Ya estas a salvo —murmura dejándola sobre su cama. La trajo de vuelta y la protegerá.
Ella mira a su alrededor y toma la almohada para colocarla en su rostro y gritar muy fuerte. Los gritos son amortiguados por esta mientras sacude su cabeza, después respira hondo y lo mira un poco asustada.
—E-Esos... Esos lobos iban a...
—Ah si, yo los envié —Milo sonríe hacia ella. Miente sin saber que acaba de meter la pata. El rostro de Lian se vuelve muy pálido mientras su mirada se pierde. Él vuelve a malinterpretar esa reacción y se promete que, la próxima vez que vea al otro vampiro, se encargaré se eliminarlo por hacer sufrir a Lian.
El morocho toma el rostro de la muchacha con las manos para acariciarla.
—Ya estás en casa, a salvo —murmura acercándose más para darle un abrazo, el cuello queda muy cerca de su nariz y da unas profundas respiraciones. Extrañó mucho su olor aunque no estuvo tanto tiempo alejada de él. Aún así aparta su cabello y besa su piel. Pero se topa con algo extraño, un collar.
—¿Él te puso eso? —pregunta sonando muy molesto. Lian baja la mirada y retrocede un poco, los ojos del morocho tomaron un color rojo.
—Si, n-no puedo quitármelo —contesta con la voz apagada.
—¡No le pertenece a él! —exclama, asustando aun más a la muchacha. Milo toma el collar con sus manos y lo rompe con mucha facilidad, luego lo arroja fuera de su vista. Lian se abraza a sí misma y comienza a temblar del miedo—. Li, no permitiré que te alejen de mí. Jamás —le jura tomándola entre sus brazos. De nuevo el frío la envuelve. Él muere por beber su sangre pero no puede hacerlo ahora que ella está tan asustada. En cambio comienza a dejar caricias en toda su espalda y besos en su hombro, la consuela hasta que cae dormida.
—Estaba muy agotada —susurra acariciándole cabello. Luego la acomoda mejor en la cama y la cubre con las mantas mientras se queda viendo sus labios, tan rosados y cálidos.
En eso Milo escucha pasos acercándose, rápidamente se oculta en el armario y desde allí ve como los padres de Lian la encuentran. Lamentablemente la despiertan de nuevo pero con abrazos y besos, ella también corresponde diciendo que los extrañó mucho.
—Hice las cosas bien y tal vez con esto Lian comience a quererme —se dice a sí mismo.
Otra noche más llega. El morocho despierta con demasiada hambre y lo primero que hace es observar a Lian colocándose su pijama para dormir, una camiseta suelta y unos shorts cortos junto a su cabello suelto.
—Buenas noches.
Lian escucha una voz grave y raspoza salir de su armario, lo que hace que sus piernas comiencen a temblar.
—Buenas n-no-noches Milo —saluda pero no puede evitar tartamudear.
Él piensa que debería acercarse y darle un abrazo, y... tal vez unos besos. Entonces le sonríe para luego dar unos pasos hacia ella y rodearla con los brazos. Siente ese pequeño cuerpo tan cálido que nunca se cansaría de abrazarla. Porque lo hace sentir vivo de nuevo. Una de sus manos sujeta la cintura de Lian mientras que la otra peina esos cabellos de forma delicada y su nariz acaricia el cuello.
—Milo —ella jadea en desesperación—. Por favor... no.
—¿Qué? —responde separándose un poco. Sus ojos lo lastiman, él aún la asusta—. No, tranquila. Te traje con tu familia, estás a salvo.
Lian siente esas manos tomar sus mejillas y la acarician con los pulgares.
—Gracias, de verdad, pero...
—¿Qué te molesta? —la interrumpe, para luego sentarse en la cama a hablar con más calma.
—E-Esto —murmura con la cabeza agachada, las manos el tiemblan un poco, entonces Milo las toma entre las suyas—. Cambiaste mucho, no sé cómo ayudarte... te-tengo miedo —confiesa haciendo que el corazón de Milo se quiebre, no late pero siente.
—No, sigo siendo el mismo. No hay nada de malo en mí —dice rápidamente. Lian hace una mueca de dolor y un segundo después él nota que sus manos la están tomando con fuerza los brazos.
—Me lastimas —susurra ella cerrando los ojos con fuerza—. No controlas tu fuerza y las mordidas son dolorosas.
Milo no lo entiende, ella debería quererlo porque todo este tiempo cree que la trató con cariño. Entonces llega a la conclusión de que Edith tiene razón.
Él mira a Lian y su agarre no desaparece, en cambio la obliga a acostarse en la cama. Ella intenta negarse pero Milo sube sobre su cuerpo para inmovilizarla con el peso. Luego muerde su cuello sin dudarlo.
—Silencio —susurra volviendo a morderla mientras cubre su boca con una mano.
Lian solloza y Milo puede sentir el olor de la sal en las lágrimas, también los balbuceos sin sentido contra su mano. Pero la ignora por completo, succionando la cantidad de sangre que le plazca. Teniendo en mente que ella es su favorita y debe darle su sangre.
—Muy dulce —dice saboreando la esencia de Lian, limpia los restos que quedaron sobre la piel y quita su mano—. Ahora si te daré razones para temerme —agrega levantándose de la cama mientras ella continúa llorando en silencio.
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Sed De Sangre [Secuela/dueño De Lobos]
VampirosLian trata de vivir su vida luego de los acontecimientos pasados. Pero descubre que lo que atormentaba a Ruy, ahora está en Milo.