28 [Final]

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Milo jamás había pensado en pelear a plena luz de día y con tantas personas alrededor, pero ya nada le importa. Sólo quiere acabar con la vampiresa que lastimó Lian y a toda su familia. Incluso tomó a Dante como su favorito, eso para él es despreciable. Aunque también había hecho lo mismo... Por lo que llega a la conclusión que ninguno de ellos tiene perdón.

—¡¿Estás loco?! —exclama ella mirando a su alrededor. Los vehículos se detuvieron ya que se encuentran en medio de la calle y los peatones se acercan curiosos. Algunos conductores molestos comienzan a gritar que se aparten del camino.

—¿Qué pasa? Los humanos son parásitos, débiles e inferiores, ¿por qué escondernos? —dice Milo llamando la atención de la mujer. Ella gruñe y corre hacia él con sus uñas preparadas pasa desgarrar a su enemigo. Milo toma su muñeca cuando están lo suficientemente cerca y se la rompe, ella responde con un fuerte golpe en la mandíbula que quiebra la quijada del morocho.

El dolor no es un impedimento para ambos. A su alrededor las personas se acercan e intenta filmarlos pero se encuentran con que ninguno es captados por sus celulares. Lydia suelta un grito que aturde a todos, incluso Milo debe cubrir sus oídos, debido a ese descuido ella lo toma del tobillo para llevárselo lejos.

Despliega unas grandes alas de murciélago que utiliza para volar. Rápidamente se alejan de los suburbios y, al llegar a un edificio abandonado, Lydia arroja al Milo de las alturas.

La fuerza del impacto hace que él rompa el techo y varios pisos hasta detenerse en planta baja. Él se encuentra muy adolorido, da una mirada a su alrededor y nota que ese lugar antes era un hospital.

—Levántate, esto no termina —se dice a sí mismo mientras mueve su cuerpo poco a poco.

—¿Qué tal la caída? —escucha a la mujer por los pasillos desolados.

—Muy suave, no es mi primera vez —contesta al limpiar la línea de sangre que baja por su comisura.

—Entonces volaré más alto.

—No si antes te arranco esas alas.

En otro sitio...
Son ellos, Milo enloqueció —Lian sacude a Llantén de los hombros. Luego de ver las noticias insiste en salir a buscar a Milo—. Se mostraron en público, ¿qué va a pasar?

—Ya cállate —el castaño la golpea con un almohadón del sillón—. Estoy tratando se pensar y tú no paras de chillar.

—¿Me ayudarás? ¿Puedes rastrear a Milo?

—Si, si. Ya cálmate, pero qué harás cuando estés ahí —cuestiona Llantén al cruzarse de brazos—. Milo intentará protegerte, sólo serías un estorbo.

—No, tú me protegerás y junto con Milo matarán a la vampiresa —le ordena Lian en un tono serio. Llantén suelta aire y finalmente se rinde, intentó ser razonable, intentó convencerla pero ella es muy testaruda.

—Bien, los rastrearé —acepta, haciendo que ella le de una sonrisa de agradecimiento—. Pero antes... Despídete de tu familia, por las dudas —murmura al mirar a un lado. Lian ve curioso ese comportamiento en el castaño pero igualmente se despide de cada uno de ellos, dándole un beso en la frente.

—Cuida a Dante, Sheldon —le ordena al felino mientras lo deja sobre el pecho de su hermano. Él duerme tranquilamente gracias a Llantén—. Estoy lista, vámonos —ahora se dirige al vampiro, quien le da una sonrisa mostrándole sus caninos.

De regreso al hospital abandonado...
La pelea se había extendido más se lo que ella había pensado, el muchacho era muy resistente, en cambio ella se sentía cada vez más cansada. Debió romperte una pierna para detenerlo y tener un momento para descansar.

Sed De Sangre [Secuela/dueño De Lobos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora