19 [Salir de la tumba]

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La familia de Lian compró otra casa ubicada en una ciudad muy lejos de esta. Han pasado unas semanas desde eso y yo sólo me dedico a ser Alfred, una simple mascota, aunque he tenido mis enfrentamientos con Sheldon. Maldito gato.

Lian y yo nos encontramos en su nueva habitación, es más grande que la otra y hay escaleras. Para mala suerte de Dante, aprendí que él es un buen chico y persona como su hermana mayor. Incluso ella lamenta todo lo que sucedió con Milo, cosa que no entiendo, él la lastimó. ¿Por qué se siente así? ¿Por qué no lo odia?

Y como todas las noches comienzo a escuchar sollozos por parte de Lian.

—Eres el único amigo que tengo —murmura abrazándome con más fuerza. Sus lágrimas mojan un poco mi pelaje y siento pena por ella al tener sólo un animal como amigo.

Yo me muevo entre sus brazos y bajo de la cama para correr fuera de la habitación, necesito mi otra forma para hablar con ella. Aunque si la asusto no importa, sólo debe escucharme.

—Listo —murmuro estimado mis brazos sobre la cabeza. Siempre debo estirar mis articulaciones cuando cambio. Luego voy con Lian y entro en su cuarto sin más. Sin embargo ella no me ve ya que está llorando con la cabeza agachada.

—Hey, ¿estás bien? —digo llamando su atención. La muy tonta casi grita al verme, tuve que cubrirle la boca con mi mano para que se calle—. Shh... ¿Qué te dije acerca de los gritos? —hablo en voz baja mientras que ella me mira con lágrimas en sus ojos.

—¿Qué haces a-aquí? —Lian suspira y niega con la cabeza—. Si tú me encontraste, Milo pronto lo hará —ella abraza sus piernas y se mese un poco.

—Que dramática —yo me siento a su lado en la cama pero Lian se separa un poco de mí, si supiera que yo soy Alfred al que abraza siempre y duerme con ella—. Ese no te encontrará tan pronto, quiero decir, tenemos suficiente tiempo para pensar en un plan.

—¿Plan?

—No me digas que ya te olvidaste que tengo una deuda contigo —rodo los ojos mientras recuesto mi espalda por la cabecera de la cama—. Bueno, te ayudaré con Milo. Pero primero debo saber cómo se conocieron.

—¿T-Tú conoces a Milo? —me pregunta a lo que yo asiento con la cabeza—. Él y yo nos hicimos amigos, su hermano era vampiro y me marcó como su próxima presa, Milo hacia el trabajo sucio hasta que se reveló. Mató a su hermano para salvarme y... también murió —me cuenta con su voz quebrada.

—Yo conocí a Walter y a su pequeño hermano de 9 años —comento recibiendo una mirada de Lian llena de curiosidad, ahora entiendo un poco más—. ¿Sabes qué es la voz? —pregunto cambiando de tema. Lian levanta la mirada y seca sus lágrimas un poco.

—No...

—Claro que no estúpida, los humanos no tienen ni idea de eso —suelto una risa—. Es una maldición que nos persigue desde que nos convertimos en esto. La voz de Milo es muy peligrosa, él te hará daño sin querer y no puedo permitirlo.

—¿La voz de Milo? No entiendo.

—Tiene muchas formas, es una ilusión que te dice cosas. La mía era un hombre sádico que me hacía asesinar a todo lo que se me cruzara —hablo recordado esos tiempo, era divertido aunque no podía seguir así por el resto de mis días—. Pero un día me harté y lo destruí —agrego sonriendo para mí mismo.

—¿Es por eso que t-te volviste bueno? —pregunta y rio por sus palabras bobas. ¿Yo, bueno?

—No te confundas, no soy bueno. Y sólo no tomo toda su sangre por la deuda, ¿entendido? —le aclaro mirándola a los ojos. Veo terror en los suyos y así debe ser.

—Okey —asiente temblando—. ¿A qué te refieres a que Milo no me encontrará en mucho tiempo? —murmura sin mirarme. Se ve nerviosa, asustada. Pobrecita.

—Lo dejé tres metros bajo tierra —respondo sonriendo.

En la otra ciudad...
—¿Dónde estoy? ¿Por qué no hay aire aquí? Ya estaría muerto si yo pudiera respirar. Huele a tierra, hay tierra en todos lados. ¿Por qué todo está oscuro? ¿Dónde estoy? —se pregunta. Su cuerpo se encuentra entumecido, no puede moverse y está sumergido en la oscuridad.

<Milo. ¿Qué haces allí?> una dulce voz resuena en su cabeza, es Edith. Eso le recuerda como cuando su hermano le hablaba de la misma manera. Sin embargo no puede responder, la tierra lo aplasta <¿No harás nada para salir?>

Entonces Milo recuerda aquel momento, esa terrible experiencia dentro del ataúd. Es la misma sensación de encierro, la misma desesperación, la misma resignación de que no lo rescatarán porque no le importa a nadie.

—No tengo a nadie.

<Es mentira, yo estoy aquí, sé que puedes salir de allí tú solo> escucha a Edith con más claridad, ella lo espera. Él cree que al fin tiene a alguien que lo apoya, que está siempre a su lado.
Entonces reúne todas sus fuerzas y comienza a empujar la tierra desde donde adentro, pesa mucho y apenas puedo moverse. Aun así continúa. Sus uñas se rompen, se ensucian al igual que todo su cuerpo, apenas puede ver, la arena entra en sus ojos y debe soportar ese dolor adicional.

—Ya casi, falta poco —es la voz de Edith, está cerca. Muy cerca.

Él da un último golpe de puño hacia arriba y su brazo sale fuera. Hace un poco más de esfuerzo para, ahora, sacar la mitad de su cuerpo. Se siente más ligero ahora, libre y un poco hambriento.

—¡Lo hice! —da una profunda respiración, llenando sus pulmones de aire fresco. 

—Bien hecho Milo —ella está frente a él y le sonríe. La pelirroja le extiende su mano y lo ayuda a levantarse—. ¿Cómo terminaste allí abajo? —pregunta sacudiendo sus manos ya que Milo dejó un poco de tierra en ellas.

—El otro vampiro, estaba con Lian y él nos separó —responde escupiendo la tierra que tiene dentro de su boca. Le sabe horrible.

—Eso no está bien, hay muchas presas allá fuera y él no puede quitarte la tuya —comenta ella frotando su barbilla—. Y... ¿Qué estabas haciendo con Lian? —su sonrisa de lado le hace pensar al morocho que ya lo sabe.

—La besé y quiero volver a hacerlo —responde sacudiendo toda la tierra que quedó sobre él y camina hacia la casa que está a unos metros enfrente. Ya que lo enterraron detrás de la casa de Lian.

Él la llama desde la ventana de su habitación pero la muchacha no responde. Aunque Milo puede verla acostada en su cama, entonces decide entrar. Su vista viaja a por la habitación y ve todo muy cambiado.

—Nada de estas cosas son las de Lian. —murmura—. Tampoco es su olor. ¿Qué está pasando?

—¿Lian? —él toca el hombro, entonces la gira y se encuentro con otra chica. Esta es rubia y grita al verlo.

—¡Ayuda! ¡Papá!

—¿Dónde está Lian? —pregunta tomándola de los brazos, sus huesos son tan frágiles que se rompe con un simple toque. Ella grita aún más fuerte y luego siente un golpe en la espalda, al mirar sobre su hombro ve a un hombre con un bate en sus manos. Él lo golpea dos veces más pero termina arrojando al hombre contra la pared el pasillo.

—¡¿Dónde está Lian?! —ellos no responden sus preguntas, no dicen nada—. ¡¿Quienes son ellos?! ¡¿Por qué están en esta casa como si fuera suya?!

Con toda la rabia y sed que siente, Milo termina desgarrado el cuello de todos los intrusos de la casa. Bebió toda la sangre que encontró, pero no es suficiente, quiere la sangre de Lian para sentirse completo. Ni siquiera sabe cuánto tiempo estuvo sin probar su sangre, la quiere ahora.

Sed De Sangre [Secuela/dueño De Lobos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora