16 [Más problemas]

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No, no, y no. Todo está cada vez peor, Milo es... un monstruo, no lo reconozco. Dice que soy de su propiedad y que puede alimentarse de mí cuando quiera. Es por eso que todo el día he estado en la cama, cada vez que quiero levantarme tengo mareos y me siento muy débil. Mis padres piensan que fue por la experiencia traumática que sufrí al estar secuestrada, aún están buscando al sospechoso pero dudo que encuentren a Llantén. Él debe estar muerto por culpa de los lobos de Milo.
Dante vino a verme y me trajo pastelillos que él mismo hizo, no están buenos pero los comí de todas formas porque no quería lastimar sus sentimientos. En realidad sabían horribles, en vez de azúcar debió ponerles sal.

—Lian —canturea Milo haciendo que quede paralizada en mi escritorio, estaba completando mi tarea, pero creo que ahora no podré hacerlo—. Tengo hambre —ahora lo escucho en mi oído, su aliento choca contra mi piel dándome escalofríos.

—N-No Milo, espera... —no puedo completar la frase porque siento sus colmillos hundirse en mi hombro derecho. Duele, arde como una quemadura y luego siento su lengua sobre la herida, como hielo.

—Estás aprendiendo a no quejarte, bien hecho Li —su voz me aterra, es grave y raspoza, fría. Como todo de él, sus palabras, sus manos. Todo.

—Basta... apenas p-puedo... —mi visión se vuelve borrosa, las letras de las hojas que están frente a mí desaparecen hasta que todo queda negro.

Tiempo después...
—Vamos, despierta —escucho un murmuro distante, poco a poco comienzo a ver la luz de mi habitación y frente a mí está Milo. Apenas despierto y él ya se encuentra abrazándome.

—¿Por qué no me dijiste que te sentías débil? —pregunta enredando sus dedos en mi cabello, sus labios se encuentra en mi cuello dando cortos besos en las mordidas de la noche anterior.

Yo traté de hacerlo.

—Basta —intento alejarlo pero sus brazos aprisionan mi cintura y termino sobre su regazo, mierda y más mierda. Está muy excitado.

—Tan suave —susurra pasando sus manos por toda mi espalda, ahora su boca está en mis clavículas. Succionando con fuerza para dejar marcas—. Te haré sentir mejor –habla volviendo a su trabajo.

También puedo sentir algo duro debajo de mí.

—M-Milo —lo llamo haciendo que sólo tararee en respuesta—. Hay algo más que me haría sentir mucho mejor —comento recibiendo una mirada atenta de su parte.

—¿Qué?

—Rosas, muchas rosas —respondo, rogando que él acepte traerlas para que olvide lo que estaba a punto de hacer—. Sólo ten cuidado con las espinas.

—¿Creí que no te gustaban? —su aliento choca contra mi pecho en donde él deja un beso—. Pero si tú lo dices las traeré.

Yo suspiro aliviada cuando él sale de mi habitación en busca de las rosas, espero que tarde demasiado. Ahora sólo quiero descansar.

—Bien pensado, si no hubieras hablado ya estarías bajo él gritando.

Mis ojos se abren rápidamente al escuchar a Llantén, lo busco con la mirada y lo encuentro en la ventana, sus manos están pegadas al cristal. Su sonrisa asusta.

—¿Q-Qué haces aquí? —pregunto encogiéndome en la cama.

—Recuperar a mi mascota —su mano abierta golpea el cristal haciendo que suelte un chillido. No, no quiero—. ¿Prefieres quedarte con él? No aguantarías mucho. ¡Déjate de bromas y vámonos! —ahora da un golpe a la ventana.

—Shh, shh. Vas a despertar a mis padres —susurro abrazando mis piernas.

—Entonces déjame entrar —murmura mirándome con sus ojos verdes, están muy oscuros. Yo niego rápidamente mientras escondo mi rostro entre las piernas—. ¡Ahora! —otro golpe.

Suelto un sollozo al creer que hará trizas el cristal pero Llantén sigue ahí, sólo quiero estar tranquila. Descansar por una sola noche. Él suelta un suspiro.

—Escucha, no te haré daño, ¿si? Mientras estabas conmigo no lo hice —da una pausa—. Puedo ayudarte con ese otro vampiro.

Tiene razón, sólo me vistió con ropa ridícula y me puso un collar. Muy diferente ahora que recibo una mordida cuando me descuido. Y su propuesta suena bien.

—Promete que no le harás nada a nadie que viva aquí —hablo al recordar a mi familia, una vez que le das el permiso a un vampiro puede entrar y salir de la casa cuanto quiera.

—Lo prometo mausi —contesta sonriendo, de nuevo me llama así.

Doy un profundo suspiro y me bajo de la cama para empezar a caminar hacia la ventana, siento un leve mareo pero me recupero rápidamente para luego correr el vidrio. Llantén está frente a mí, apoyado por el marco, mirándome de pies a cabeza.

—¿Estás bien? —pregunto al ver su ropa muy desgarrada, también tiene un poco de sangre seca en su frente.

—Estoy bien tonta —escupe serio pero veo como sus ojos se tornan blancos y está a punto de caer al suelo. Rápidamente lo tomo de su ropa.

—Llantén, ven —lo sostengo como puedo y apenas lo hago entrar a mi habitación, él parece estar inconsciente. Tomo un respiro por el esfuerzo que hice y veo que mis manos están cubiertas de sangre. Su sangre.

Llantén se encuentra muy lastimado, su ropa está rota, desgarrada y sucia, mientras que todo su cuerpo está cubierto de rasguños y mordidas. Pobre.

—Estoy loca por hacer esto —me digo negando. Entonces con una aguja pincho uno de mis dedos y hago que las gotas rojas caigan dentro de la boca del castaño. Cuando creo que ya es suficiente me coloco una bandita en mi dedo y observo como todas sus heridas se sanan lentamente.

Estoy tan concentrada mirando como los rasguños desaparecen que, cuando levanto la mirada, me encuentro con sus ojos verdes. Siento su mano tomar mi cabello con fuera y me obliga a mirar hacia arriba.

—¿Por qué lo hiciste? —pregunta molesto.

—Quería ayudar, es-estabas muy... —siento como su agarre desaparece pero mi cuerpo es lanzado hacia la cama con fuerza.

—¡No te pedí ayuda! Ahora estoy doblemente endeudado —gruñe dando unos pasos hacia mí. Cierro los ojos con fuerza al creer que me golpeará pero en su lugar siento algo suave apoyarse sobre mi mejilla acompañado con un agradable aroma. Rosas.

—Li, traje todas las que pude —Milo está frente a mí sosteniendo un gran ramo, como la primera vez, sus manos se encuentran lastimadas. Yo le pedí que tuviera cuidado.

—Gra-Gracias —respondo tomando las flores con cuidado de no lastimarme. Luego las dejo sobre la mesita de noche.

—¿Te gustan? ¿Estás mejor? —habla tratando de tocar mi cabello pero se detiene al ver sus manos—. Oh, debería... te dejaré descansar. Duerme bien —dice besando mi mejilla para luego volver a salir por la puerta. Todos están durmiendo y es por eso que no se preocupa por ser visto. Pero no voy a poder pegar un ojo en toda la noche porque... ¿A dónde fue Llantén?

Sed De Sangre [Secuela/dueño De Lobos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora