2. Leo Wesley y sus ojos chinitos

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2. "LEO WESLEY Y SUS OJOS CHINITOS"

Al fin llegamos a la fiesta. De esas típicas fiestas donde asisten los chicos mayores y populares. Ahí todos parecen conocerse y parecen tan cómodos los unos con los otros.
Es el tipo de gente con la que nunca me juntaria.

Finn llega y saluda a todo el mundo junto a Adrien y los demás y me dejan atrás.
Voy hasta la cocina y busco algo de beber. Me sirvo un vaso de soda coca, sin ningún trago. Porque no tomo y porque mamá no me lo permite.
Vuelvo a la sala de estar de aquella casa de no se quien y me siento sobre el sofá.
A mi lado está una pareja de chicos que se besan. Vamos, prácticamente están teniendo sexo con ropa y me siento jodidamente incómoda.
No veo a ninguno de los amigos de mi hermano por allí. Ninguno con los que vine.
Salvo por Harry que está a unos pasos de mi charlando con unos amigos y con una chica que juega con sus risos. Harry es lindo. Muy lindo. Tiene esa carita angelical que lo hace parecer el más joven del grupo, es delgado y también el más bajo de los cinco, tiene el cabello largo hasta los hombro en risos castaños y ojos miel.
Pero nada que me impresione.
Busco a Leo con la mirada pero no lo encuentro. Tal vez este con alguna chica por allí jugueteando. Y por jugueteando me refiero a que tal vez tiene su mano bajo su falda.
Así son estos chicos.
Me levanto de allí y termino  mi soda. Subo las escaleras en busca de un baño.
La casa es mucho mas pequeña que la mía pero es acogedora. Sin toda esa gente allí, claro.
Paso  por delante de las habitaciones y entro  a una.
Voy hasta el baño y me encierro allí.
Me miro al espejo y reviso mi maquillaje para asegurarme que todo esté en orden. Mi cabello y mi ropa.
Me veo perfecta. Aún pasadas las doce medianoche cuando el sereno te pone todo feo, con ojos rojos y cabello lleno de frizz. Yo me veo perfecta. Como siempre, claro.
No es que sea presumida, es que si nadie me dice que me veo perfecta, yo misma debo hacerlo. Es parte de conservar una buena autoestima.
Lo hago desde que tengo diez años y mi psicóloga me dijo que era hermosa. Mis problemas eran problemas de confianza porque mi hermano siempre era mejor que yo.
Aún los sentía aveces, pero no tanto como antes. Había conseguido hacerme sentir bien a mi misma.

Escucho la puerta y me quedo en silencio.
Dentro de la habitación comienzan a escucharse voces, risas y...¿Besos?

—Dios estoy tan caliente—dice una voz femenina y me asquea.
Rayos, alguien tendrá sexo y yo sigo aquí encerrada.
Pero la curiosidad gana. Me pego a la puerta para escuchar mejor.
Escucho el sonido de un zipper. No se si es el de ella o el de él.
Y luego, escucho gemidos. Gemidos masculinos.
¿Le está dando sexo oral?
Oh por Dios. Debo salir de allí.
Me armo de fuerzas y pienso en abrir la puerta y salir corriendo de allí sin ver nada.
Tomo  un gran respiro y abro la puerta tan rápido como puedo.
Pero salgo y me congelo.

FINN.

Una chica le está dando sexo oral a mi hermano mayor y yo estoy lo estoy viendo.

—¡Oh Por Dios! ¡NO!— grito y me cubro los ojos.

—¡Gabby!— grita él y se levanta poniendose los pantalones.

—¡Eres asqueroso! ¡eres asqueroso!— siento como corre hacia mi y me toma fuerte de los brazos, me arrastra hacía la puerta —Jamás seré la misma ¡Moriré! MORIRÉ

—¡Sal de aquí!— dice y me tira fuera de la habitación. La puerta se cierra en mi cara y estoy traumatizada. Por el resto de mi vida.

—Diosito Llévame, llevame Diosito.

Digo mirando hacia el cielo. ¿Como viviré con esto de ahora en adelante? Que escena más asquerosa.
Por las escaleras sube alguien y volteo a ver.
Adrien trae a una chica de la mano y me mira.
Otro asqueroso. Quiero ir a casa.

Gabrielle entre IdiotasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora