Mi cabeza dolía con fuerza, palpitaba intensamente a cada recuerdo que regresaba a ella, cada recuerdo de Naevia Himitsu. Volvía a ser yo. Progresivamente Alessya y Ayaka desaparecían, esas identidades borrosas dejaban de estar en mi. Bajo la piel la sangre ardía y se removía como si de lombrices se trataran. Quise gritar, con fuerza, no estaba segura si de alegría o de pavor. No, mis sentimientos eran confusos, mis pensamientos estaban entremezclados. Quería hacer tantas cosas, pero a la vez, muchas me eran contrarias. Mi mente parecía estar apunto de colapsar.
Nada más abrir los ojos (que apenas lo había conseguido), una punta filosa se plantó frente a ellos, y casi logra incrustarse en mi pecho, si no fuera por unos reflejos que parecían ajenos a mi, logré pararla con las palmas de mis manos. Los ojos chispeantes de Yume me observaron, con fiereza, con un odio desmesurado. Se clavó en mi pecho, dolía verla así, odiándome profundamente. Y lo peor de todo es que no podía decir que no me lo mereciera.
Cuando mis brazos ya parecían ceder a la fuerza, un borrón se llevó por delante a la rubia, siendo arrastrada varios metros atrás. Cuando el humo que se había alzado se disipó, pude observar a Yu, enfrentándose a ella. Mi corazón se aceleró entonces, sin embargo, no sentía exactamente lo mismo a lo que había sentido anteriormente, cuando en un pasado habíamos estado casados.
''El sol ya empezaba a alumbrar entonces la estancia, y chocaba contra el blanco de las sábanas, dando una sensación celestial al lugar. La tranquilidad caía sobre nosotros, sólo se oía en la lejanía el cantar de los pájaros por entre el murmuro de las hojas de los árboles. Aún estaba apoyada sobre el pecho de Yu, elaborando círculos irregulares con mi dedo, sintiendo el suave tacto de su tibia piel bajo mi yema. Su aroma a manzana se internaba en mis fosas nasales, y me relajaba progresivamente, proporcionándome una sensación de adormecimiento. Su enorme mano acariciaba con delicadeza mi cabeza, una y otra vez, rítmicamente.
—Duerme, hoy puedes descansar —susurró, al alzar levemente sus cabeza para cerciorar si estaba despierta o no. Yo sonreí.
—Sé que puedo descansar —afirmé, levantándome un poco, e ignorando que la sábana había destapado mi desnudo—, pero no quiero dormir, quiero estar a tu lado, quiero disfrutar de tu presencia —me incliné para darle un suave beso.
—Nos queda mucho tiempo para eso, esposa —replicó, tumbándome de nuevo—, pero por ahora descansa.
Ojalá hubiera sabido que realmente no tendríamos tanto, y no me hubiera dormido entonces.''
Un grito desgarrador surgió de mi garganta. A lo lejos oí una voz llamarme.
—Basta, Yume, ¡basta! —rugió Yu a la rubia, que ante ese grito, quedó paralizada frente a él. El hombre se había situado protector frente a mi—. Basta. No recuerda quién es. No es Naevia.
El rostro de la chica se contrajo en una extraña mueca, al oír eso.
—¿Qu-é? —tartamudeó, tras bajar su mirada hacia mi, entrecerrando los ojos. Aguanté su mirada estática, sin pestañear. Progresivamente, aparecieron el resto. Hinata se acercó a mi dubitativa, y me ayudó a levantarme. Emití un quejido por el dolor, pero ignorando eso, me separé de la Hyuga y me acerqué a Yu. Hubo un largo silencio, en el que mi mente se debatía.
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La otra realidad |Naruto| C O M P L E T A
FanfictionQuien creía ser normal, acabó en un mundo lleno de locuras. Simplemente, otra realidad. C O M P L E T A