Las puertas de acceso al clan eran grandes, prácticamente del mismo tamaño que las que custodiaban Konoha. Esperaban encontrárselas cerradas, sin embargo, una pequeña rendija permitía entrar en el interior. Los insectos de Shino mostraban el interior completamente desierto, sin signos de vida, ni siquiera lograban sentir algún tipo de energía emanar de ahí.
—Demasiado sencillo... —murmuró Ino.
Todos coincidieron en ello, pero llegados a ese punto, no había cabida para la retirada. Aún con el susurro de los acontecimientos en intentos anteriores relacionados con ese lugar, decidieron entrar. No se atrevieron a abrir más las puertas, por lo que entraron uno a uno y con sumo cuidado.
—Es increíble... —susurró Ino, observando la belleza de su alrededor— y pensar que terminó tan mal...
Hinata la miró unos segundos, y después, volvió a girarse. Se sentía inquieta, no sabía se por temor a lo que pudiera ocurrirle a Ayaka, o por el hecho de encontrarse en un lugar tan espeluznante y bello a la vez. Si todo lo que había contado Asuma anteriormente era real y no sólo suposiciones, su amiga estaría aterrorizada... Si aún seguía viva.
Nadie del grupo pudo reaccionar a tiempo cuando algo explotó en el centro del círculo. Cada uno saltó lo más lejos posible, dividiéndose. Una nube de humo se alzó, y todos quedaron separados. Inmediatamente Hinata activó su Byakugan, con la esperanza de encontrar al culpable de eso. Pero no vio nada, no había nadie más allí a excepción de ellos. Frunció el ceño extrañada. No muy lejos de donde estaba ella escuchó un grito desgarrador, y enseguida identificó a Ino como propietaria de eso. Shino y Choji lograron disipar la tierra, y cuando hubo suficiente visibilidad, todos bajaron al centro del lugar para reunirse alrededor de la mujer, que tumbada en el suelo, sangraba con fuerza.
Yu no parecía querer responder mis preguntas. Le expliqué lo que había soñado (si era un sueño), algo avergonzada por la posición tan extraña en la que nos habíamos encontrado en ese espejismo. Por unos instantes, me pareció divisar algo similar a la añoranza en su rostro, pero fue solo unos segundos, después, sus ojos se oscurecieron y su mirada se posó en los gatos, que hasta entonces habían permanecido sobre la mesa, uno al lado del otro sin decir nada, seguidamente me miró y aseguró que no sabía quién era Yume. Me di cuenta que seguir hablando del tema iba a ser imposible, pues aparentemente se negaba a responder ninguna de mis preguntas. Eso sólo aumentó mis sospechas, y la incertidumbre en mi pecho, así como la desconfianza. Si lo pensaba fríamente, no conocía a Yu, en realidad, me tenía secuestrada, pues durante esos días no me dejó salir de la casa. Y, además, el simple hecho que ocultara algo que me resultaba tan necesario saber, acrecentaba mi necesidad de alejarme de él.
Observé durante unos segundos mis manos, apoyadas sobre la mesa. Entrelazaba los dedos, con la única intención de disimular el temblor y el nerviosismo. Finalmente, alcé la mirada, y empecé a levantarme lentamente. Yu seguía totalmente centrado en sus propios pensamientos, y Yasa y Bure habían desaparecido hacía rato. No pareció importarle que me marchara, posiblemente, era lo que parecía querer, un momento a solas, quizá.
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La otra realidad |Naruto| C O M P L E T A
FanfictionQuien creía ser normal, acabó en un mundo lleno de locuras. Simplemente, otra realidad. C O M P L E T A