Ally caminaba en silencio, aún no podía creer lo que acababa de suceder. Deseaba que no fuera más que un simple sueño, despertar y volver a estar con sus amigos. Las esposas comenzaban a lastimarle la piel, estaba hambrienta y aterrada.
Después de un rato, habían llegado a lo que parecían ser las puertas de un ciudad. Donde el cielo permanecía la mayor parte del año con nubes oscuras, como si en cualquier momento se fuera a desatar una gran tormenta.
—Bien, niña—se giró Blais hacia ella—aquí es donde tú te quedas. Procede Klaus.
El arquero le incrustó en su brazo una jeringa con un a sustancia azulada, que durmió a Ally al instante. A continuación, los soldados la dejaron tirada a las puertas de la ciudad, para después irse y reunirse con el resto del escuadrón en Luxia.
Parte de la historia narrada por Ally.
Desperté en una habitación, que al parecer era como una celda bastante grande. Miré a mi alrededor y me di cuenta de que no estaba sola.
En aquella celda se encontraban otras personas de todas las edades, la gran mayoría estaba algo delgada y vestían con harapos. Nadie hablaba, todos parecían tener la mirada pérdida en algún lugar. Y, por lo que pude reconocer, entre ellos se encontraban brujos.
De repente, escuché unos pasos que se acercaban por el pasillo apresuradamente.
Segundos después, dos mayordomos vestidos elegantemente llegaron a la entrada de la celda. Recorrieron el lugar con la mirada desde a fuera en el pasillo. Para después, comenzar a murmurarse cosas. Noté como los más pequeños se escondían detrás de quienes parecían ser sus padres. Mientras que otros, intentaban esconderse en las sombras. Los mayordomos abrieron la puerta.
—Hey, ustedes tres—señaló uno de ellos a una madre con sus dos hijos pequeños—tú también—señaló a un hombre—y tú—fue entonces cuando me señalaron a mí.
Los pelos se me pusieron de punta, no podía moverme del pánico, solo sentí como uno de los mayordomos me tomó del brazo y me llevó con el resto de los seleccionados.
Caminamos por un pasillo oscuro, hasta llegar a unas escaleras. Las cuales nos llevaron a otro pasillo, donde este, estaba mas iluminando, el piso y las paredes eran diferentes, un poco más elegantes.
¿Qué era ese lugar? ¿Dónde me encontraba? ¿Qué querían de mí esas personas?
La mayoría de las respuestas a esas preguntas ya las sabía, pero aún así, era algo que me negaba a creer ¿En serio estaba pasando? ¿Era acaso una de esas pesadillas, en las que crees que es real, pero en cuanto estás por morir despiertas? Sin embargo, yo sabía que era mentira.
El pasillo nos llevo a lo que parecía ser una cocina bastante grande y lujosa. En ella habían varios sirvientes que preparaban la cena para quien debería de ser su amo.
Todos ellos compartían algo en común, todos estaban tuertos de alguna parte de su cuerpo. Ya sea que les faltaba un dedo, una oreja o incluso un ojo. Era demasiado tétrico.
Pero solo uno de ellos llamó mi atención, una sirvienta a la cual le faltaba el dedo meñique. Era joven, como de treinta y tantos años; su cabello rojo resaltaba de entre el montón, pero lo que más llamaba la atención, eran sus ojos. Ese azul turquesa que me recordaba tanto a Heather.
Estaba tan sumida en mis pensamientos que no escuché el llanto de la mujer que nos acompañaba, suplicando que no lastimaran a sus dos pequeños hijos, decía que estaba dispuesta a sacrificarse por ellos. Me dio mucha tristeza, quise hacer algo, pero reconocí que sería inútil. Lamentablemente, los mayordomos ni siquiera se dignaron en dirigirle la mirada, solo aguardaban a que se callara para proseguir en cualquiera que fuese su tarea.
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Tierra Escondida I: Más allá de un sueño
FantasyAlexandra Homel, alias Ally, es una chica aburrida, simple y que prefiere quedarse en casa en un viernes por la noche viendo Lost a que hacer algo que cualquier chica común haría. Ella simplemente vive una vida tranquila. Hasta que una mañana recibe...