Capítulo 15: Promesas

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Warning: Este es otro capítulo bastante extenso, en serio les recomiendo buscar un sitio cómodo donde puedan leerlo a gusto.

Con amor, Dan. ♡

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Los días siguientes fueron bastante duros para la familia Rabaji y el resto de los habitantes de Petrum. Ally, Blayd y Heather, intentaron ser lo más serviciales que pudieron para hacerlo un poco más fácil para la familia. 

Pasaron las horas y los días —tres para ser exactos— y la presencia de los menos hábiles ya no era necesaria, por lo que Sibira ordenó que regresaran a Luxia. Obviamente entre ellos iban nuestros tres personajes principales.

Llegaron al Reino una madrugada. Lans ofreció su casa para que se hospedaran en ella y no se vieran obligados a pagar una habitación en una posada, Linn se alegró mucho con la noticia.

La familia Norrel los recibió de buena manera y ellos, se sintieron a gusto desde el primer día en que llegaron.

Pero había algo que los incomodaba, sobre todo a Ally, cuando cruzaron la entrada de Luxia, se sintió observada y señalada, como si las personas hablaran de ella a sus espaldas. Intentó pasarlo por alto, pero era algo casi imposible de lograr.

[...]

—¿Qué les gustaría desayunar?—preguntó la señora Norrel. Su piel era clara, sus ojos eran de un suave marrón y su cabello anaranjado estaba peinado con un chongo de trenza enrollada. Portaba un sencillo pero hermoso vestido color beige, el cual, parecía ser sacado de los últimos años del siglo XIX.

—Cualquier cosa está bien, gracias—dijo Blayd.

La señora Amber Norrel se encontraba en la cocina, mientras que Ally, Blayd, Heather y Linn se hallaban en la sala del comedor. ¿Y por qué no se ofrecían a ayudar a su casera? Se preguntarán, pues, la señora Norrel se los impidió hacerlo, ya que ella estaba más que a gusto en atenderlos. Y, aunque ellos se negaron a aceptar dicho trato, no pudieron oponerse ante sus palabras.

—Muy bien... Linn, cielo. Ayúdame con esto. 

 Linn se puso de pie y fue a socorrer a su madre, dejando a los tres jóvenes a solas en la habitación. 

En la casa solo se encontraban ellos cinco, debido a que el señor Norrel se encontraba fuera de la ciudad al igual que su hijo. Lans solo había vuelto a Luxia con Ally y compañía la noche anterior, para evitar que estos se extraviaran buscando su casa, y, esa misma noche, se marchó.

Pasaro unos cuantos minutos y el desayuno ya casi estaba listo, cuando la señora Norrel recordó algo importante.

—Oh, Ally. Te ha llegado una carta muy temprano.

—¿Una carta?—preguntó ella confusa.

—Sí, parece importante—la señora Norrel suspendió lo que hacía en la cocina y le proporcionó el sobre blanco.

Ally tomó el sobre entre sus manos y pudo observar que el sello era la marca del ejército real. Blayd y Heather se acercaron aún más a ella en el momento en que iba a abrirla; sacó la hoja de papel, la desdobló con suavidad y la leyó con cuidado...

Fue necesario que leyera las primeras líneas unas cuantas veces para convencerse a sí misma de que no se trataba de una broma. Al terminar de hacerlo, Ally le entregó el documento a Blayd y Heather para que lo interpretaran por su cuenta.

Tierra Escondida I: Más allá de un sueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora