4. El dia que conoci tu esperanza.

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Gruñi al caer de la cama, otra vez. Me levanta y arrastre mis pies al baño, me duche.

Salí y me puse una falda verde y una blusa blanca, me peine y me tome la foto.

-Comencemos él día.

Pegue la foto en él calendario y fui a la cocina, me prepare él desayuno, después de comer me servi un poco de helado y me tome mis cápsulas.

De pronto me llevo un olor no agrabable.

-¡Gus!

Él cachorro hizo sus necesidades en la alfombra por lo que toda la mañana limpie toda la casa. Toda, porque soy muy paranoica.

Me senté en él sofá, hacer eso me dejo agotada.

Escuche unos golpecitos en la puerta, gruñi y me levante limpiandome los labios.

Abri y me encontré un hombre muy mono de cabello castaño.

-Hola, disculpa, necesitó que me dejas pasar. - dijo mirándome fijamente a los ojos.

-Ammm no. ¿Que quieres? - dije y abrió ligeramente la boca.

-Tomas verbena, dejame entrar. - mire como trato de entrar.

-No te dejaré entrar. - me aleje un poco y note como una especie de fuerza no lo dejaba entrar.

Dios. ¿Que esta pasando?

-¡Que me dejes entrar! - dijo firme y note como sus ojos se tornaron rojos y sus venas se marcaron.

Él miedo me invadió y cerré la puerta inmediatamente, tome a Gus y corrí a mi habitación, me senté en la ventana espereando a que los golpes en la puerta cesaran...

¿El helado estaba hechado a perder? No entendía lo que mis ojos había visto.

-¡Holly! - Mire al frente topandome con los ojos azules.

-¡Klaus! - agradecí internamente.

Pero no me espere que desapareciera y apareciera al borde de no ventana.

-Dejame entrar.

-¿Pero que... - trague saliva, Klaus me inspiraba confianza y era mi jodido crush por lo que no dude mas. - Entra.

Entro inmediatamente.

-¡Si no sales ahora incendiare él edificio! - grito la persona de la puerta.

-Tranquila, amor, no te angusties. - dijo Klaus tomando con ternura mi rostro que si no estuviera asustada estaría derretida. - No te muevas de aquí, vengo en un segundo.

Klaus desapareció de mi vida y yo solo acurruque a Gus contra mi pecho, escuche un ruido que no pude reconocer, luego él sonido del lavado de la cocina.

Él rubio apareció de nuevo delante de mi.

-Tienes que venir a casa, estas muy cofundida. Quiero que conmigo estés tranquila. - dijo mirándome a los ojos fijamente y asentí.

Tuve que sostener bien a Gus ya que Klaus me había cargado de manera nupcial.

-Cierra los ojos, amor. - dijo y obedecí, unos instantes después hablo. - Abrelos.

Abrí los ojos y ya no estábamos en mi casa si no en una habitación elegante y muy linda.

Klaus me dejo sobre la cama y él cachorro se libero de mi agarre para esconderse debajo de la cama.

-¿Que esta pasando, Klaus? - pregunte mirándolo.

-No hagas preguntas, amor. - dijo él mirándome a los ojos.

Quiereme Cinco Minutos [Klaus Mikaelson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora