De compras

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Doblo en la esquina de mi casa y justamente pasa un taxi libre, sin perder tiempo le hago la parada y éste mismo frena de golpe, abro la puerta del copiloto y subo de prisa para toparme con un señor de unos 58 años con pelo negro con destellos blancos y unos ojos azules como el cielo los cuales me miran con un poco de diversión - Disculpe la brusquedad pero sinceramente llevo prisa-

-Pierda cuidado señorita, me imagino que por eso paró mi taxi- y con una pequeña sonrisa avanza por las transitadas calles de Morelia, las cuales pronto dejaran de ser tan familiares para mí. De repente una voz hace que salga del abismo que me fui metiendo -A donde la llevo- era el chofer, no recordaba que no le había dado indicaciones de a donde me dirigía.

- Por favor a Plaza las Américas si fuera tan amable- digo un poco avergonzada por mi descuido.

-Descuide, será un placer- y sin más dobla a la izquierda y se pasa al siguiente carril para retornar.

Me quedo observando los lugares por los cuales vamos pasando y no evito sentir un poco de nostalgia al saber que pronto estaré lejos de la ciudad que me hizo crecer como una nueva persona después de todo, dejaré atrás etapas de mi vida las cuales no estoy segura de querer terminar.

Probablemente mi vida sea mejor si me quedo aquí, pero también puede ser peor si lo hago. Hay muchos puntos a favor y otros en contra, pero tengo que probar otras opciones y no quedarme estancada en el mismo lugar donde miles de personas no pueden progresar debido al mal manejo del gobierno.

-Señorita, hemos llegado- no sé en qué momento recargue la cabeza en el vidrio de la ventana, pero rápidamente tomo buena postura y busco en mi bolsa entre mis cosas mi cartera.

-¿Cuánto sería?- saco mi cartera y recojo los cabellos que salen por la parte de arriba de mi frente.

-Serían $50- Responde con una tierna sonrisa el hombre, estoy empezando a pensar que éste señor no deja de sonreír nunca. Saco un billete de $500 de mi cartera y lo extiendo al señor. - Disculpe, ¿Traerá uno más pequeño? Lo que pasa es que no tengo nada de cambio.

-Déjeme checar- vuelvo a revolver mi bolso y busco en la bolsa pequeña que hay en el respaldo de ésta encontrándome con dos billetes de $50. - ¡Vaya!, creo que sí- les doy el billete al señor y éste me regresa el de $500 que le había dado anteriormente. - Sin perder mucho tiempo salgo del vehículo e inclinándome a la venta le agradezco por haberme traído hasta aquí, el señor simplemente me dice "Por nada jovencita" y me desea buen día.

Me dirijo hacia la entrada del enorme edificio donde se supone tienen que estar mis amigas, quedamos de vernos a las 7 AM pero conociéndolas seguramente llegaran media hora después. Reviso mi bolso para tomar mi celular y llamar a Sharon con el fin de saber si ya están aquí o aún vienen en camino. No me doy cuenta cuando choco con una mujer lo cual provoca que se caiga mi bolso al piso

- Disculpa, no venía poniendo atención al camino- recojo mi bolso y me levanto del piso ayudando a la mujer que de inmediato reconocí como Gloria, mi querida compañera de la prepa

- Descuida, ya sé cómo eres de distraída- hablo la muy zorra haciendo que mi estómago se revolviera por completo

- Lo siento- fue lo único que pude articular con una sonrisa más que fingida.

- ¿Hacía donde caminas? Se supone que en dos horas nos vamos a la ciudad de México, o ¿me equivoco?- alza una ceja y se me queda viendo con aires de superioridad, de verdad, odio a ésta mujer no sé cómo la pude aguantar 6 semestres seguidos.

- Estas en lo correcto. Pero me quede de ver con las chiquillas para comprar condones, ya sabes, por si las dudas- obviamente no es verdad pero me estresa a más no poder.

- Oh! Me imagino. No te quito más tu tiempo. Nos vemos en el aeropuerto, Ale- Se coloca unas gafas de sol aunque un poco ridículo pues son las 7 AM, se pierde entre la poca gente que circula a estas horas de la mañana y por fin puedo estar de buen humor. Tomo mi celular y llamo a Sharon

-Ale, ¿dónde estás? Tenemos rato aquí-

-Tranquila, estoy entrando pero no las veo-

-Estamos junto al aparador de chocolates Ferrero-

-Listo, ya las vi- Meto mi celular a mi bolso y me dirijo al lugar donde vi a Sharon junto a Blanca.

-Pensé que te había comido la tierra, mujer- Claro, tenía que ser Sharon, quien más.

-Ya ni me digas, me encontré con la odiosa de Gloria, así que ya te imaginaras, mejor dejémonos de cosas tristes y vayamos por las cosas que tenemos solo 1 hora-

-Sí, tiene razón Ale. Luego ni alcanzamos- Dice Blanca empujándonos levemente al ascensor, señal de que habla en serio.

La primera tienda que visitamos fue de ropa, teníamos que llevar algo cómodo para poder andar entre los juegos de Six Flags. Después fuimos por comida, bueno, algo de guzgueras para el camino. Y así pasamos, de tienda en tienda llevando lo necesario para el viaje y otras cosas adicionales.

-Ya, paremos, estoy súper cansada- dijo Sharon sentándose en una banca que estaba a un costado de una tienda de lentes.

-Si quieren aquí esperen en lo que voy a ver si encuentro unos lentes para mí- La dejo sentadas en la banca concentradas en el trasero de un muchacho que se encontraba enfrente.

Entre a la tienda y a la primera persona que vi fue a María, la mejor amiga de Gloria. Decidí que no necesitaba nada de ahí.

-Tan rápido regresaste, vaya que tú si vas a lo que vas- comento Blanca levantándose de la banca

-No compre nada, estaba María ahí así que será en otra ocasión. Será mejor que nos vayamos, Fernanda estará un poco impaciente si nos tardamos.

-Tienes razón, tomemos un taxi para más rápido- Dijo Sharon tomando las bolsa que estaban en el piso.




Mi Triste Realidad- Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora