Tres meses

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Harry:

Las sabanas cubren su delicado y bello cuerpo, tengo que admitir que provoca en mi todo aquello que provocó hace 21 años cuando la vi por primera vez, ese sentimiento no ha cambiado y la atracción que siento hacia ella mucho menos.

La puedo ver llorando, riendo, enojada, enferma e incluso con pánico y para mi sigue siendo la mujer más hermosa que mis ojos hayan visto.

Aún se encuentra atada la cama, creo que es la única manera de que sus manos se estén quietas. Sus sollozos son bajos y pausados, sé que está despierta sin embargo no hago el mínimo intento de ir a molestarla. Mi mente ahora se encuentra ocupada en la manera de poder dar con los idiotas que se atrevieron a tocar a mi pequeña Alexa, vaya que lo pagaran caro.

Tengo que ser muy inteligente si quiero salir por esos imbéciles sin correr el riego de que alguno de los hombres de Marc me detecte. Ése idiota está haciéndome la vida más complicada cubriendo toda el área con sus estúpidos policías, claro que es algo que puedo manejar a la perfección pero eso no quita que me moleste sus malditas trabas.

Veo que empieza a jalar sus muñecas con el fin de zafarse del apretado nudo que cubre a estas mismas, su respiración se acelera y puedo escuchar pequeños quejidos de su parte debido al dolor que ella misma se provoca con las cuerdas.

-Si te quedaras quieta sería menos doloroso para ti- digo sorbiendo de la botella de wiskey que cuelga de mi mano izquierda

No recibo respuesta de su parte más que un pequeño bufido de frustración, sus largas piernas se enredan entre las sábanas blancas con lentitud y cierta sensualidad, debo admitir que eso ha provocado algo en mí lo cual hace que deje mi botella en el piso y me levante en dirección a ella

Al escuchar mis pasos veo como su cuerpo se pone rígido y empieza a temblar, sus manos empiezan a jalarse con fuerza y entre dientes repite la palabra "no" con un poco de llanto. Sus ojos se ven rojos e hinchados, sus lindos y hermosos ojos...

-Vuelve a hacer eso y créeme que no respondo por mis actos- su quijada tiembla con violencia al igual que su cuerpo

-¿Qué cosa?- pregunta con voz temblorosa

Sonrío ante su pregunta, pues en cierta parte ella no tiene la culpa de los movimientos tan naturales que realiza su cuerpo.

-Si no te quisiera tanto te juro que te hubiera matado desde que me enteré de tu existencia- le digo acariciando su mejilla

-Eso hubiera sido lo mejor que hubieras hecho; hacerme sufrir unos minutos a hacerme sufrir toda una maldita vida- me dice con rencor y odio

-Si lo hubiera hecho no estarían nuestros tres hermosos pequeños- le digo sonriendo

-¿Y para qué? ¿Para que sufrieran? ¿Para que ellos paguen por tus errores? ¿Para que sufrieran lo que sufrió su madre? ¿Para eso?- me reprocha con coraje

-No sabía que pasaría eso, sino los hubiera retenido aún más- le digo con culpa

-Déjame ir, por favor, ellos me necesitan- me dice en suplica

-Yo también te necesito- respondo con dolor

-¿Para qué? Tú lo único que necesitas de mí es mi cuerpo, nada más, para eso puedes ir a conseguirte a alguna mujer de la equina y listo, tienes lo que tanto buscas de mí- dice con lágrimas acumulándose en las comisuras de sus ojos

-No es lo mismo créeme que lo he intentado, todo el tiempo que estuve lejos de ti busqué la manera de saciar mi sed de ti en muchas mujeres, ninguna me hace sentir lo que tú me haces sentir tan solo con mirarme. Estoy enamorado, estoy perdidamente enamorado de ti y tú de otro- digo con una sonrisa de ironía

Mi Triste Realidad- Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora