Explicaciones a mi madre

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Jueves... 5 AM y tengo que levantarme. Muevo torpemente mi mano izquierda con el fin de alcanzar mi celular y silenciarlo antes de que alguien más se despierte y me venga a regañar. El día está en su mejor punto, claro, considerando el infierno en el que hemos tenido que vivir estos últimos días debido al intenso calor. Me levante de mi cómoda cama y fui a bañarme, hoy sería un día muy pesado, pues mis compañeros y yo decidimos hacer un viaje de fin de curso para por lo menos tener últimos recuerdos juntos, ya que no es muy unido que digamos. Salí y vi a mi madre sentada en el borde de la cama, tenía una hoja de papel en la mano con la cual se estaba distrayendo, envuelta en una toalla color rosa mexicano me acerque hacía ella - hola mamá, buen día, ¿Qué haces aquí tan temprano?-. Ella levanto la vista de la hoja que sostenía en la mano y la extiende para que yo la vea, un poco desconfiada tomo la hoja y la desdoblo para darme cuenta que se trata de mi pago para la universidad en New York, ¡¿de donde rayos saco esto mi madre?!

-¿Hasta cuándo tenías pensado decírmelo?, pregunta y levanta la cara para mirarme directo a los ojos, esos malditos ojos iguales a los míos, no pase desapercibida sus palabras con un poco de desilusión.

- Madre, sabías que tarde o temprano tendría que pasar- respondo y doblo la hoja para meterla al cajón que está justo debajo del buró que se encuentra a un costado al lado izquierdo de mi cama, sintiendo la mirada de mi madre clavada en mi espalda, me dirijo al ropero para poder vestirme y no retrasarme con el vuelo de hoy, tomo mi jeans café y una suéter azul junto a mis tenis rosas, al fondo se escucha un suspiro y después habla

- Lo sé, pero es feo ver que ni siquiera me tomaste en cuenta para esto- y al momento de terminar su voz se hace más queda. Mis amigas y yo tenemos planeado mudarnos a la ciudad de New York, creo que es una buena oportunidad de crecer como personas y profesionalmente.

- Madre, por el amor de Dios no te pongas triste que me partes el alma, solo será la universidad, después regresare aquí- me acerco a dónde está y la abrazo fuertemente tomándola por sorpresa y provocando que sus lágrimas empiecen a brotar. Sinceramente me rompe el corazón verla así, pero es la ley de la vida, algún día esto mismo lo estaré pasando yo con alguno de mis hijos. Escucho que empieza a aminorar el llanto y entonces se separa de mí y se limpia con la manga de su suéter las lágrimas que aun ruedan por su mejilla.

- Te voy a echar mucho de menos, cariño- se levanta de la cama y sus pasos se dirigen a la puerta, sostiene ésta misma con la mano izquierda y tallando sus ojos voltea a verme y sonríe levemente, rápidamente le devuelvo el gesto y ella sale dejando la puerta cerrada al salir.

Me dirijo al baño para poder cambiarme y salir lo antes posible de aquí y llegar a tiempo al aeropuerto, pues quedamos de vernos hoy a las 7 AM con mis amigas para poder comprar algunas cosas para el viaje. Me maquillo discretamente, pues últimamente no he dormido nada bien y empiezan a asomarse unas oscuras manchas llamadas ojeras por debajo de mis ojos, busco mi celular pues no sé cuál es el afán mío de perderlo cada 5 minutos, al fin lo encuentro debajo de mi almohada, lo pongo en mi bolso junto a mi cartera y al pasar por el espejo que se encuentra en mi habitación me doy cuenta que he perdido peso en esta última semana, me imagino que ha de ser debido a los benditos exámenes, tengo que dejar de estresarme tanto si quiero llegar a New York con una buena salud.

Bajo las escaleras y me encuentro a mi padre sentado en el sofá leyendo su típico periódico mañanero

- Buen día, padre- me inclino y beso su frente, él sonríe y me hace espacio para que me siente a su lado

- ¿Cómo está mi princesa?- dice y alborota mi pelo, rápidamente me haga a un lado aunque no lo suficientemente para que mi padre ya me haya despeinado-

-¡Peinada, por si no lo habías notado!- respondo sarcásticamente y veo a mi padre reírse fuertemente debido a mi molestia.

-No te enojes, cariño, de todos modos no te veías bien peinada- terminando la oración se tapa con la manga de su camisa y se voltea para otro lado.

-¡Genial! Ahora me dices fea, ya va chao iré a despedirme de mamá-. Me levanto del sofá y sacudo mi trasero, no sé, es costumbre.

- ¿Te irás tan temprano? Pero si apenas son las 6 de la mañana- Voltea a verificar en el reloj que está colgado en la entrada de la casa. -Además, leí que acaban de descubrir que hay un asesino en serie llamado "Harry Styles"-

- Lo sé, descuida estaré bien y de la ida temprano pues quedamos con las chiquillas de ir a comprar algunas cosas antes de vuelo, ya sabes, a Blanca le gusta comer- pongo mis manos en las bolsas de mi Jeans y me muevo de izquierda a derecha, un poco incomoda, pues sé de antemano que la comida será para mí.

- Sí, claro. Como si no supiera que la que come en exceso eres tú- entrecierra los ojos y me mira directo a los ojos, sabe que lo engañe.

-Bueno sí, y qué tiene soy una mujer con buen apetito. Ya, se me hace tarde y sigo aquí discutiendo para quien será la comida que compraré- mi padre se levanta del sofá y me abraza

- Te extrañaré, Ale. Sé que son 2 días pero aun así, tengo que prepararme para el putazo que me darás cuando te vayas a New York- Me separo de él con la mirada clavada en el piso.

- Lo sé, les traeré Ibuprofeno para que nos les duela tanto mi partida- corro hacía la cocina en busca de mi madre para poder despedirme de ella y salir al encuentro con mis queridas amigas.

- ¡¡Isabel, tienes 19 años, no puede ser que seas tan inmadura, Por Dios!!- Grita mi padre desde la sala y puedo jurar que tenía una sonrisa en el rostro al decir aquellas palabras. Al llegar a la cocina encuentro a mi madre cortando unas papas y un sartén con aceite caliente en la estufa, al escuchar que alguien entra a la cocina voltea sigilosamente para ver de quien se trata.

-Pensé que ya te habías marchado- se limpia las manos en el delantal café que trae puesto.

- No me podía marchar sin despedirme de ti, eso está más que claro- me acerco a ella y la abrazo - No quiero ver caras tristes en ésta casa, así que mejor disfruten del tiempo para estar con mis hermanos, les hace falta- mi madre me aprieta con más fuerza que me da miedo que me vaya a romper las costillas

-Cuídate mucho hija mía, te estaremos esperando con ansias- y dicho esto se separa de mí y me extiende una taza de café - Sé que no tendrías tiempo de prepararlo tú misma, así que me tomé la libertad de hacerlo yo- besa mi frente y me mira a los ojos - Creo que si no te apresuras Sharon empezara a llamar para ver por dónde vas- un poco aturdida por el momento miro mi reloj y en efecto, se me estaba haciendo tarde.

-¡Diablos! No medí mi tiempo, nos vemos madre, te mando mensaje cuando llegue- le doy un beso en la frente y bebo de golpe el contenido de la taza y salgo corriendo a la puerta - Adiós padre, nos vemos-

-Adiós hija, cuídate y te reportas cuando llegues por favor- dice despegando la mirada de su periódico.

-Claro, me despiden de mis hermanos, les dicen que vuelvo dentro de 2 días, los quiero- Salgo dando un leve portazo debido ala prisa con la que voy escuchando a mi padre a lo lejos diciendo "¡ciérrala más fuerte, no cerro!" o algo así realmente no fue muy claro para mi oído.

Mi Triste Realidad- Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora