Eres mía

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Souko estaba de pie y al frente a se encontraba el pelirrojo sentado entre varias almohadas de diferentes colores, con bebidas, frutas, bocadillos y dulces enfrente, Key vestía un pantalón blanco con una camisa negra con interior azul que dejaba ver muy claramente ya que mostraba su increíble abdomen, sus hermosos ojos azules daban una mirada penetrante mientras adornaba su sexy rostro con una sonrisa seductora. Definitivamente Kagura había aprendido bien de sus trabajos en el Host club de Edo.

-Vaya vaya pero miren a quien tenemos aquí – tomo un palillo de chocolate y lo puso entre sus labios – se ve que no puedes vivir sin mi ¿verdad sádica?

-Parece que el que no puede vivir si mi eres tu – ahora entendía lo que tramaba la maga al llevarla – Por algo hiciste que Yamuraiha me trajera aquí ¿Me equivoco?

-No te quieras dar gran importancia bastarda – tomo una copa de licor – Si no eres una más de mis clientas puedes irte largando a menearle la cola al idiota de Sinbad para que te haga mujer, zorra.

-No me compares contigo playboy de pacotilla – tomo asiento frente al pelirrojo y se bebió una copa del mismo licor – tu eres la que se la pasa viendo quien le quita el aburrimiento besuqueándote con el que se te ponga enfrente – ese maldito sádico ¿realmente pensaba eso de ella? – y ahora que eres hombre ¿Qué se supone que haces? ¿Vendiendo tu cuerpo? No sabía que te gustaran las mujeres.

Los comentarios idiotas de la castaña lo estaban molestando, en algún momento olvido lo fastidiosa y maldita que podía ser la Okita.

-Para tu información no estoy vendiendo mi cuerpo – no tenía la obligación de aclararle nada pero de alguna manera no quería que siguiera pensando eso – yo solo les hago compañía a las mujeres y las trato como a mí me gustaría que me trataran – como todo un host experto.

-Eso quiere decir que ¿Cuándo tienes tu cuerpo de simio hembra frecuentas este tipo de lugares para que digan mentiras como que eres bonita o algo así? – un discreto tono de burla se colaba entre sus palabras.

-No tengo la necesidad de ir a perder mi valioso tiempo a menos que sea por hacer algún trabajo – aunque recién había regresado de sus años de entrenamiento en el espacio y apenas había pasado a saludar a los anfitriones – No soy como tu que se la vive en el bar de anego pagando por que alguien te haga compañía.

-Si voy a ese bar es solo para recoger a Kondo-san – un incomodo silencio se hiso presente.

-Seguro debes estar feliz de tener cuerpo de mujer, aprovéchalo, apuesto a que desde aquella vez que todos cambiamos no habías vuelto a tocar otro.

-A mí las mujeres me llueven chino, me ruegan por que las convierta en mis esclavas – ciertamente el sádico policía tenía atractivo y las mujeres quedaban encantadas con su físico y sumisas antes su sadismo... todas acepto Kagura, nunca cayó ante sus "encantos".

Una macabra sonrisa apareció en el rostro de Key, era el momento de atacar.

-No olvides que ahora eres mujer Souko – mientras decía su nombre elevo una ceja haciendo que se viera más encantador.

-¿A cazo eso importa? Aun puedo patear tu chino trasero - ¿Cuánto licor habría bebido ese yato para comportarse de esa manera? ¿Qué era exactamente lo que estaba pensando ese chino?

-Tengo algo más divertido en mente – se abalanzo contra la castaña la derribo sobre el suelo, le sujeto las muñecas y se coloco sobre ella – te tengo – le susurro al oído – me vengare de todo lo malo que me has hecho maldita bastarda.

Fue un rápido movimiento en cuestión de segundo Key estaba aprisionando los dulces y hermosos labios de Souko, el beso duro algunos segundos, no fue apasionado ni siquiera un poco, solo era un choque de labios, sin movimiento.

Kagura y Sougo - Aventura en MagiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora