Capítulo 04. |A donde perteneces.

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Aaron.

No, no y no, esto no puede estar pasando. Ya de por sí perder a Leah fue el golpe más duro, pero saber que Luke Reed está vivo es la perdición de todos. Camino de un lado a otro sin creer todo lo que estoy escuchando. Los Halcones y los Camaleones están todos aquí. El miedo, la rabia y la desesperación está en el rostro de cada uno, y es que esto es lo último que hubiéramos esperado.

—¿Cómo demonios se nos olvidó dispararle directamente en la cabeza al imbécil de Luke?—Gruño con desprecio.

—Nos equivocamos en eso, hermano. —Susurra Matt apretando la mandíbula.

Niego con la cabeza y miro a Alexander.

—¿Cómo te enteraste?—Le pregunto.

Él pasa sus manos nerviosas por su rostro.

—Él mismo Luke me llamó. —Suspira. —Está consciente de que nos unimos y de que va a cobrárselas. Nada está bien, y Leah sigue corriendo peligro, mucho más que antes.

Sólo escuchar eso y pierdo la cabeza. Yo podría morir en el intento, pero saber que la vida de Leah y de su familia está en este nivel de peligro me hace delirar, pierdo el control y siento que voy a estallar.

—Esto está mal. —Murmura Jared.

—¡Por supuesto que está mal! No sólo Leah y su familia corren peligro, también todos nosotros. Luke sabe que hicimos esto juntos, y no quiero imaginar lo que está por venir. —Suelto con rabia.

Se forma un silencio y veo en las caras de todos que hay algo que ellos saben y yo no.

Me cruzo de brazos.

—¿Ahora qué? ¿Hay algo más peor que esto?—Grito loco de desesperación.

Ellos se miran entre sí y me ponen los nervios de punta.

—¿Qué mierda está pasando?—Vuelvo y grito.

Alexander suspira y me mira con miedo evidente.

—Hay algo mucho peor que eso, Aaron. —Dice despacio. —Luke Reed no es el mayor de nuestros problemas ahora.

Frunzo el ceño.

—No te estoy entendiendo Alexander. ¡Habla de una maldita vez!

Lo veo tragar saliva y mi cuerpo empieza a temblar porque creo imaginarme lo que va a decirme.

—Gregory Reed no murió, está vivo y con deseos de venganza.

Mi cuerpo no se movía, había perdido todo movimiento. Negué, negué tantas veces como fuera posible. ¡No, maldita sea!

—¡No!—Grito arrastrando todo lo que había en la mesa y lanzándolo al suelo. —¡No puede ser! ¿Cómo es eso posible Alexander? ¡Si yo mismo lo maté! ¡Si yo mismo lo vi muerto!

Él niega.

—El desgraciado tiene más vidas que un gato. Cuando el asqueroso de Luke me lo dijo no le creí porque pensé que lo estaba haciendo para mantenernos alerta mucho más, pero luego me di cuenta que es verdad. —Él pasa sus manos por su cabello. —Cuando recogieron los cuerpos, el de Gregory no estaba y a todos nos pareció extraño todo eso. Luego Luke lo confirmó. Al parecer después que nos marcháramos volvió y buscó el cuerpo de su hermano, y para nuestra maldita mala suerte, el Tiburón Mayor aún estaba respirando.

Estrujé mis manos en mi rostro.

—Esto es el infierno. ¡Esto es el puto infierno!—Lanzo con desesperación evidente.

Mi Salvación #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora