Capítulo 38.|Un nuevo enemigo.

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Leah.

Me desperté totalmente renovada, me sentía ligeramente descansada y con mucha energía para quemarla el día de hoy. Me remuevo en mi lugar de la cama y abro los ojos poco a poco acostumbrándome a la luz que entra a través de las cortinas de las ventanas. Por instinto volteo hacia el lado de la cama donde se supone que Aaron debe estar, pero está vacío. Frunzo el ceño y escucho como la llave de la ducha hace sonar el agua al caer dándome a entender que está en el baño. Suelto un suspiro e intento estirarme lo más que pueda. Me siento realmente bien en el sentido corporal, es como si hubiera necesitado a gritos una noche de sueño profundo para sentirme con un poco más de vida. Me siento en la orilla de la cama y escucho como el agua deja de caer en la bañera y segundos después aparece Aaron con una toalla enredada en su abdomen, mientras que gotas de agua caen de su pecho y su cabello mojado. Que preciosa vista están teniendo mis ojos en estos momentos. Es un dios griego sacado de un cuento de hadas. Se le forma una sonrisa de lado cuando me ve hipnotizada mirando su cuerpo.

—¿Se le ha perdido algo, Señorita Jenner?—Dice divertido mientras con otra toalla se empieza a secar las gotas que caen de su cabello.

Muerdo mi labio inferior y me quedo embobada. Es que literal, nunca me canso de mirarlo. Es tan guapo, tan caliente, tan fuerte y tan exquisito que si la perfección existiera, se llamaría Aaron Walter. Como toda una coqueta, camino por la cama acercándome a él.

—La verdad sí. Se me ha perdido un guapo con ojos grises que me ha dejado sola en la cama y no lo he visto al despertar.

Él ríe y yo me siento en la esquina con las piernas abiertas mientras él se encuentra en medio de ellas. Levanto la mirada hacia arriba para poder verlo a los ojos y se encuentran con una mirada ardiente que me enloquece.

—Estabas muy a gusto y no quería despertarte, necesitabas dormir bien Chaparra, y yo necesitaba un baño.

Asiento despacio escuchándolo perfectamente. Él se estira dejándome ver sus fuertes brazos y deja la toalla con la que se estaba secando el cabello a un lado.

—Yo también necesito un baño, pero creo que necesito otra cosa primero. —Digo ya embriagada y necesitada de su tacto.

—¿Ah sí? ¿Qué no fue suficiente anoche?—Pregunta con una sonrisa juguetona.

—¿Suficiente? ¿Estás de broma? Nunca lo es. Quiero más.

Le desenredo el nudo de la toalla que cae al suelo dejándome a la altura de mi rostro su perfecta masculinidad. Me muerdo el labio y subo la mirada hasta la suya que me mira de una forma traviesa.

—¿Te gusta lo que ves?—Me pregunta como todo un malvado. ¿Qué si me gusta? Que pregunta más tonta.

Sonreí y mojé mis labios con mi lengua.

—Mmm, no lo sé. —Solté haciéndome la graciosa.

Él se abalanza sobre mí tan rápido que no me dio tiempo a reaccionar. Si cuerpo desnudo encima del mío mientras sostiene ambas de mis manos a la altura de mi cabeza. Me mira intensamente y me besa llevándose el labio inferior entre sus dientes al separarse.

—No te sale el sarcasmo Chaparra.

Reí.

—Hueles delicioso, sería una lastima hacerte sudar. —Digo tocando sus fuertes brazos y aspirando el rico olor a agua fresca que tiene por todo su cuerpo.

Mi Salvación #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora