Capítulo 19.|El asunto de Peyton; El asunto de Travis. Guerra declarada.

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Leah.

¿Qué diablos está pasando aquí?

Todos en este preciso momento no estamos entendiendo ni un carajo que hace Peyton Miller en el almacén. ¿Cómo demonios sabe de la existencia de este almacén? ¿Qué está haciendo aquí? Mi cabeza comienza a procesar cosas, cosas que sabía pero que no quería admitir, y me dan arcadas, dolores de cabeza y siento como el cuerpo se me debilita. Que Peyton esté aquí no debe ser para contar nada bueno. Ella me lo confesó, es una pandillera y ahora está aquí, algo de muy mal gusto va a soltar por esa boca tan viperina que tiene.

Aaron se nota inquieto a mi lado, y Peyton no ha parado de mirarlo desde que llegó.

—Dejen de mirarme todos de esa manera. Sé que los he tomado por sorpresa, sé que no me esperaban, y eso es lo más emocionante de todo esto. —Dice ella divertida, como si esto fuera algo gracioso.

La miro mal.

—¿Qué diablos haces aquí?

Ella ríe.

—Leah. —Suspira.—La niña querida de mi madre, esperaba verte enredada algún día entre esta red de perdición, pero no sabía que tan pronto. —Dice con una sonrisa.

Aaron se mueve incómodo.

—¿Cómo has llegado hasta aquí? ¿Cómo es qué sabes de este lugar, Peyton?—La cuestiona.

Ella se encoge de hombros.

—Creo que llegó el momento que tanto esperé. Hoy voy a decirles quien soy realmente, y a qué vengo Halcones y Camaleones.

En el rostro de todos se podía ver la incertidumbre. Ella sabía, ella sabía de las pandillas y de todo sobre los muchachos. Esto cada vez me gusta menos.

—¿Cómo demonios....?—Exclama Alexander aterrado.

Aaron niega con la cabeza.

—Esto debe ser una broma.

—¿Una broma? No Aaron, esto es la realidad, y si están impactados con solo saber que conozco de ustedes, van a querer matarme cuando sepan quien soy. ¿Por qué no se ponen cómodos? Esto puede ser muy complicado.

Ruedo los ojos.

—Habla, suelta de una buena vez quien se supone que eres, y a qué vienes. —Le suelto desesperada.

No sé de donde estoy sacando valor para hablar de esta manera, cuando sé que lo que voy a escuchar de la boca de Peyton no me va a gustar.

—Bien, no me voy a andar con más misterios ni más rodeos, porque para eso estoy aquí. Realmente me alegra que estés aquí Leah, y que todos estén aquí, no había podido elegir mejor momento para haber venido.

Aaron se muerde los labios y aprieta los puños.

—Dijiste que no andarías con rodeos, y lo estás haciendo.

Ella ríe despacio.

—De acuerdo, lo siento. —Dice aún con gracia en su voz.

Es que quisiera saber que es lo que le ocasiona tanto chiste.

—A ver Peyton, te lo preguntaré yo. ¿Quién eres, y qué quieres?

Mi Salvación #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora