Su melena se desparrama sobre la almohada. Lo observo desde mi lado de la cama, aún sin creer que todo aquello haya podido pasar. Cuando todo empezó tenía que pellizcarme cada mañana hasta darme cuenta de que estaba pasando de verdad. Pero ahora tengo que volver a hacerlo porque sigo sin creerlo. Giro la cabeza y observo el cielo grisáceo que se desdibuja en el frío cristal de la ventana y suspiro de manera imperceptible. No quiero despertarlo. Me he levantado con ganas de pensar; mientras él duerme puedo distraerme con mis pensamientos. Me vuelvo de nuevo hacia él y no puedo evitar que una leve sonrisa se dibuje en mis labios. Si alguien me preguntara cómo terminé a su lado, en una cama, no sabría qué contestar, me limitaría a encogerme de hombros y sonreír como una tonta. ¿Cuánto tiempo pasará hasta que pueda explicarlo? ¿Tan segura estoy de que esto durará? Sin hacer ruido y tras acariciar su mejilla suave de piel blanca, me levanto y me estiro. Aún tengo mis dudas y aún sigo sin saber qué hacer; pero si hay algo que he aprendido de estos chicos es que es mejor vivir el día a día.
¿Pero cómo hacerlo sabiendo lo qué me espera ahí fuera cuando todo se sepa? ¿La cantidad de personas que estarán pendientes de cada movimiento que haga? ¿Todas esas cámaras, esos periódicos, esas críticas y seguramente insultos? Me abrazo con fuerza cuando un escalofrío me recorre la espina dorsal y sacudo la cabeza. No quiero pensar en eso, no ahora, no en este momento cuando alguien que creía tan lejano está tan cerca de mí. No cuando un sueño lo veo cumplirse poco a poco. Qué más da lo que dure, qué más da cómo termine. Si me hiere lo habré disfrutado y si lo pierdo será una anécdota interesante que contar a mis hijos.
Escucho el rozar de las sábanas a mi espalda y unos pies descalzos se deslizan sobre el suelo, acercándose a mí.
-Buenos días, bella -su voz es más dulce de lo que recordaba-. ¿Cómo has dormido?
-Apenas he pegado ojo -confieso con una media sonrisa.
-Debes descansar. Hoy toca un día duro.
-Más para ti que para mí.
Se acerca hasta donde estoy y me rodea con sus brazos, apretándome contra él y pega su boca a mi pelo, aspirando suavemente. Cierro los ojos un instante para retener ese momento con todos mis sentidos. Su olor de recién levantado, una mezcla de frescor y dulzor; su piel aún cálida rozando la mía, ya fría por el tiempo que llevo fuera del abrigo de las sábanas; su respiración acompasada.
-¿En qué piensas? -Noto la vibración de su voz tras la nuca.
-En cómo sobrellevar esto.
-¿Aún estás con eso?
Me coge por los hombros y me da la vuelta. Sus labios se curvan formando esa sonrisa que sabe que enamora a todas, esa que es capaz de iluminar cualquier resquicio aunque su trasfondo sea mucho más oscuro y lleno de cristales rotos. Aun así sabe que me encanta y, a pesar de todos mis temores, no puedo evitar sonreír también.
-Así mucho mejor -tras hablar pasa una mano por mi pelo, agarrándome la nuca con suavidad y me acerca a él.
Cierro los ojos y, de manera instintiva, entreabro mi boca; pero la cierro de golpe con un poco de frustración cuando siento los suyos sobre mi frente. Frunzo mis labios mientras él me dedica una sonrisa pícara. Me abalanzo sobre él y caemos sobre la cama, enredándonos entre las sábanas entre risas y alguna que otra caricia despistada. Tras varias vueltas de un lado a otro, nos quedamos de frente, mirándonos y sin poder parar de sonreír. Me acerco hasta él, cierra los ojos y gira la cabeza ligeramente hacia un lado. Cuando nuestros labios están a punto de rozarse, subo hasta su frente y le doy un ligero beso, separándome rápido y poniéndome en pie entre risas.
-Eres perversa -me dice con la boca torcida por el disgusto pero con un brillo divertido en los ojos.
-Hay que ponerse a trabajar -sonrío y le revuelvo el pelo que ya tiene que recortarse.
Me doy media vuelta y me empiezo a poner la ropa que está tirada en el suelo. Sé que me estará observando y eso me pone nerviosa. Me visto todo lo rápido que puedo y me giro hacia él. Ahí está, con la cabeza apoyada en una mano, una media sonrisa y la mirada perdida en algún punto entre mi cuerpo y la pared, pensativo. Me acerco y me acuclillo frente a él. Sus ojos castaños me enfocan al tiempo que sus pupilas se van encogiendo. Sin pensarlo, le cojo la cara con delicadeza y acerco mi boca a la suya, sintiendo sus labios suaves sobre los míos. El beso dura poco, pero el fuego en nuestras miradas se palpa en toda la habitación. Sin decir nada más, me incorporo, cojo mi mochila y, tras dedicarle una última mirada, salgo de la habitación.
Mientras camino por el largo pasillo del hotel hacia el ascensor, no puedo evitar pensar en el camino hasta aquí. Ha sido mucho más corto de lo que me parece, pero han pasado tantas cosas que me da la sensación que fue hace miles de años. Ahora que me pongo a pensar en aquel 20 de abril jamás creí que llegaría a estar en esta situación; aquel bonito y soleado día de primavera.
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INSTA: cncoplusultra
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CNCO - Más que un sueño [COMPLETA]
FanfictionCuando Irene es elegida por su jefe para escribir la historia sobre unos chicos jóvenes y talentosos, no puede creerlo. Pero su sueño se hará realidad cuando se entera de que esos chicos son los integrantes de la banda del momento: CNCO. En el insta...