Parte 25 - Peligro

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No sabíamos si ir detrás de él. Nos habíamos quedado paralizados, no esperábamos aquella reacción. Nos mirábamos los unos a los otros intentando buscar alguna solución si es que la había. Sentía una presión en el pecho. ¿Qué habíamos hecho? No sabía que todo iba a terminar de aquella manera. En aquel momento deseaba que la foto fuera real y que la chica nos hubiera mentido, así tendría una excusa para hablar con él y decirle lo que pensaba; pero me había equivocado y no solo era yo, también los chicos. Le habíamos fallado y no sabíamos cómo iba a terminar aquello, por lo menos yo. Había desconfiado de él cuando me había dicho la verdad en todo momento. Cerré los ojos y me golpeé la frente con fuerza, enfadada conmigo misma. ¿Por qué me había dejado llevar por aquella maldita foto? Ojalá nunca la hubiera visto, así nada de aquello habría pasado. Pero no podía culpar a mi hermana por enviármela, podría haber decidido no verla y ya está; pero tuve que darle al maldito botón de "Descargar".

–No es solo culpa tuya –la voz de Richard hizo que abriera los ojos lentamente y me girara hacia él–. Todos tenemos parte de culpa.

–Eh, que yo solo quería ayudar –dijo Joel levantando los brazos.

–Sí, pero al escribir ese tweet le ha parecido que también desconfiabas de él –Erick se volvió hacia él con la boca torcida.

–Todos le hemos fallado –suspiró Zabdiel antes de llevarse una mano a la boca y comenzar a mordisquearse el lateral de su dedo índice–. ¿Y ahora cómo lo arreglamos?

–Ni idea... –Contesté en voz baja, mirando hacia la dirección en la que había desaparecido Christopher.

–Hay que disculparse con él –respondió Erick frunciendo el ceño–. Todos teneos que pedirle disculpas de corazón y ya.

–Claro, loco, ni que fuera tan fácil –Richard le echó un brazo por encima del hombro–. Esto no lo arreglaremos así, habrá que hacer algo más –se giró hacia mí con las cejas alzadas.

–¿Esperas que sea yo la que lo piense? –Lo miré con los ojos abiertos, señalándome con el dedo índice.

–Seguro que si tú haces las paces con él, el resto lo tendremos más sencillo –me sacó la lengua al tiempo que me guiñaba un ojo.

–Pero qué cara que tienes –negué lentamente con la cabeza.

– Hermosa –pasó una mano por su mejilla.   

Escuchamos el ascensor llegar a la planta y las puertas abriéndose. Pensé que sería alguien que llegaba de fiesta, pero el corazón se me detuvo al ver a Renato aparecer por la esquina del pasillo a paso rápido, con los puños cerrados y el ceño fruncido. Su cara seria lo decía todo.

–¿Se puede saber a qué ha venido eso? –Fue lo primero que dijo cuando llegó hasta donde estábamos nosotros.

Se detuvo detrás del sofá en el que estaba Joel sentado, mirándonos uno por uno, interrogándonos con la mirada en busca de alguna respuesta que le convenciera. Nosotros nos quedamos callados, mirándolo fijamente sin saber qué decir, qué excusa inventar para aquello. Tragué saliva y tuve la sensación de que la gente que estaba en el piso de abajo había podido escuchar cómo pasaba por mi garganta. El silencio que había allí era completo. No me atrevía ni a pestañear. Tenía los músculos tensionados y la mandíbula apretada, deseando que aquello pasara rápido.

–¿Joel cómo se te ha ocurrido poner ese tweet? ¿Qué querías hacer exactamente? –Renato se giró hacia él frunciendo más aún el ceño, haciendo que sus cejas se unieran formando una sola.

–Nada en realidad –dijo con tranquilidad como si no hubiera pasado nada y se encogió de hombros.

–¿Y vosotros? –Miró al resto de los chicos que lo observaban sin mover ni un solo músculo–. ¿Por qué habéis revuelto Twitter de esta manera? –Alzó su móvil donde se podía ver que tenía la aplicación abierta con el mensaje de Joel brillando en la pantalla.

CNCO - Más que un sueño [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora