CNCO - Más que un sueño [COMPLETA]

Parte 52 - Nota de amor

PREPARAD VUESTRAS CÁMARAS, MI HERMANA Y YO QUEREMOS VUESTRAS VÍDEO REACCIONES PARA TERMINAR ESTE CAMINO TODOS JUNTOS, COMO LO EMPEZAMOS. 

Así que ya sabéis, grabaros la reacción al último capítulo y mandadla al correo cncoplusultra gmail.com. 

Subiré los vídeos a mi canal de Youtube, quien no quiera salir que lo especifique en el correo. 

Y ahora sí, gracias por este camino. Espero que os guste este capítulo.

¡Os quiero!

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El aeropuerto está lleno de gente, entrando y saliendo. Arrastrando maletas, charlando entre ellos. Risas, algún que otro llanto por alguien que se va o alguien que regresa. Abrazos, palmadas en la espalda, gritos. Y yo estoy retorciéndome las manos de los nervios. Llevo allí cerca de una hora esperando el avión. Miro cada dos por tres el panel de llegadas deseando que no aparezca el cartel de "con retraso". Eso haría que mi estado de nervios aumentara considerablemente. Miro hacia afuera, a través de las amplias cristaleras. Los taxis llegan y se van casi a la velocidad de la luz. Vuelvo a girar la cabeza hacia el panel. Ninguna información nueva. Se supone que el avión ha llegado hace veinte minutos. ¿Dónde está entonces? Tanto no se tarda en coger una maleta. Suspiro, desesperada y miro hacia el techo.

—La madre que los parió. Más lentos no pueden ser. ¿Tan difícil es poner una maleta en una cinta? —Bajo la vista y dirijo mi mirada hacia el lugar de donde procede aquella voz familiar—. Tres horas esperando la mía y no salía nunca. Qué asco de verdad.

No puedo evitar soltar una carcajada al ver la cara seria de mi hermana, el ceño fruncido por el disgusto, tirando de su maleta de ruedas tras ella. Negando con la cabeza, me acerco hasta ella para darle un fuerte abrazo; pero ella ni se inmuta, sigue quejándose entre dientes.

—Vamos, ya estás aquí —le digo, separándome de ella—. Tienes tu maleta intacta y estás en Los Ángeles, así que quítate esa cara de amargada —le doy un leve golpe en la mejilla izquierda con el dedo índice.

—Mira, mira —levanta una mano para hacerme callar—. Mi maleta la última, cómo no —suspira con fuerza, mirando hacia el techo—. Vámonos antes de que me acerque hasta recepción y decida desahogarme con ellos.

—Sí, mejor será —asiento con una sonrisa divertida en el rostro, le cojo la bolsa donde lleva el portátil y me la cuelgo del hombro.

Nos metemos en el primer taxi que queda libre y se pone en marcha hacia el hotel.

—¿Cómo ha ido el vuelo? —Le pregunto, cogiendo su mano y entrelazándola con la mía—. Te he echado mucho de menos.

—Y yo a ti —me mira y me da un fuerte abrazo—. Menos mal que ya estoy aquí para unos días —mueve las piernas hacia arriba y hacia abajo con entusiasmo—. El vuelo súper aburrido —resopla—. Nos han puesto varias películas pero ninguna me gustaba y encima no he podido dormir mucho por los nervios. Así vengo, cansada y enfadada.

—Ya se te quitará todo en el hotel —alzo las cejas varias veces, sonriendo de manera pícara.

—Cállate —me dice mientras me golpea en el brazo—. ¿Están allí?

—Se supone que sí, si no se han ido como siempre —me encojo de hombros—. Como hasta dentro de tres días no tienen el último concierto antes de las vacaciones, seguro que están aprovechando el tiempo libre.

—Qué raro en ellos —Lara niega con la cabeza con efusividad mientras sonríe—. ¿Y tú cómo estás? —Me pregunta, más seria.

—Pues... bien —intento disimular la tristeza que me invade por dentro, pero con mi hermana delante, es imposible.