Parte 31 - Kilómetros

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Anduvimos por las calles del centro de Málaga. Estábamos en Calle Granada. Sorteábamos a la gente al tiempo que subíamos por la calle. Reíamos animadas mientras Lara me contaba todo lo que había hecho durante los meses en los que no habíamos hablado, las conversaciones con Zabdiel y su día a día en la ciudad. Se había apuntado a clases de pintura y le iban bastante bien, aunque se estresaba algunas veces cuando le mandaban algo difícil. Ya me la imaginaba sentada ante la mesa del comedor, con todo el despliegue de artilugios que utilizaba para dibujar, mordiéndose las uñas y moviéndose de un lado a otro, desesperada porque no le salía alguna línea o alguna sombra como a ella le gustaba. Solté una carcajada ante aquella imagen mientras Lara me miraba con la boca torcida y el ceño fruncido. Sabía perfectamente que me estaba riendo de ella.

-Tengo algo que contarte -su tono bajó y clavó sus ojos color avellana en el Mcflurry que tenía entre sus manos.

Me giré hacia ella, aún riéndome a carcajadas.

-Ya vale, esto es serio -dijo haciendo pucheros.

-De acuerdo, perdona -dije con una sonrisa de oreja a oreja-. A ver, cuéntame -me giré hacia ella con los ojos abiertos de par en par, expectante a sus palabras.

-No te lo conté en su momento porque me daba vergüenza -se llevó una nueva cucharada de helado a la boca.

-Si no me dices qué es... -Negué lentamente con la cabeza.

-A ver... -Cogió aire por la nariz y miró un instante hacia el cielo para después girarse de nuevo hacia mí-. ¿Recuerdas que te dije que la noche que estuve con Zabdiel no había pasado nada? Pues...

-No me lo puedo creer -casi grité mientras la miraba con la boca abierta-. ¿En serio? ¿Y no me lo dices? Qué cerdi que eres. ¡Y no me lo cuentas! -Le di un golpe en el brazo, poniendo cara de enfadada.

-Te lo quería contar pero cuando me preguntaste me pilló tan de sorpresa que no pude decírtelo -alzó las manos hasta la altura de su pecho y se giró hacia mí con mirada suplicante-. Prefería contártelo en persona, no por teléfono.

-¿Y si hubiera tardado más tiempo en venir porque seguía con los chicos? -Alcé las cejas, poniendo los brazos en jarra, haciéndome la ofendida-. ¿Hubieras esperado hasta entonces para contármelo todo?

-Yo qué sé. A lo mejor no, te lo hubiera contado antes o... no sé, creí que Zab te lo diría o algo.

-Pues no, no me ha contado nada de nada. Incluso me dijo que solo os habíais besado -torcí la boca, disgustada. Vaya dos se habían juntado-. Le pediste que no me dijera nada, ¿verdad?

-Pues sí... quería contártelo yo -Lara negó con la cabeza-. Además, aunque no se lo hubiera pedido no tenía por qué ir contando esas cosas por ahí -frunció los labios.

-Pero yo soy tu hermana mayor, a mí sí debería contármelo porque esas cosas tan importantes se las tienes que contar a tu hermana -le di varias veces con mi dedo índice entre las costillas, en el punto donde sabía que tenía cosquillas.

Menos mal que estuve atenta y pude cogerle el helado antes de que se le cayera al suelo debido a los espasmos que le entraron cuando mi dedo tocó el punto exacto.

-Ya, para -gritó mi hermana entre risas mientras la gente nos miraba entre extrañada y divertida-. Que sabes que me pongo violenta si me hacen cosquillas -cuanto más le daba con el dedo, más guantazos recibía en mi brazo-. Y luego no te quejes si te hago daño.

Entre risas, paré y nos quedamos riéndonos un largo rato entre la gente, sintiendo cómo el frío penetraba en mi garganta, resecándomela. Pero no me importaba. Por una vez después de mucho, me sentía relajada.

CNCO - Más que un sueño [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora