–Derek, yo...–la voz apenas sale de mi garganta.
Sus ojos miran fijamente los míos, su respiración es calmada mientras que la mía es acelerada y entrecortada. No logro articular palabra alguna y bajo la cabeza mientras intento calmar mis nervios.
—¿A qué le temes tanto?—cuestiona tranquilamente, a la vez que acaricia mis mejillas con sus pulgares.
Alzo la cabeza y me niego a mirarle a los ojos. Él busca mi mirada pero tarda para encontrarla.
Esto no debía pasar, la idea no era enamorarme de él. El plan no era querer verle reír y sonreír junto a él, o simplemente quererle de alguna manera.
«Pero ya no hay marcha atrás, Alee».
—Derek, yo...—trago saliva, e inhalo profundamente—. Me he enamorado de ti.
En su rostro se refleja la sorpresa que han causado mis palabras y siento su respiración volverse lenta mientras sus manos detienen la caricia que sus pulgares estaban realizando.
Creo que lo he dejado petrificado.
Mi corazón late rápidamente y con fuerza, y la sensación de desmayar se hace presente al pasar los segundos. Tomo sus manos y las retiro de mi rostro al notar que no reacciona. Y de repente todo tiene sentido.
«La he cagado».
Retrocedo dos pasos y niego lentamente con la cabeza. Él sigue sin decir nada y todo tipo de consecuencias llegan a mi mente por lo que acabo de admitir en voz alta.
Me giro y empiezo a caminar lentamente mientras ruego por escuchar su voz, aunque sea en un susurro.
¡Y es que no lo entiendo! Me trae a esta playa, me dice todas esas cosas y yo... yo la cago al decirle que estoy enamorada de él. Y es que de solo pensar en lo rápido que se ha dañado la velada me entran náuseas.
Yo. Enamorada. De. Derek.
No, no, no. Es que eso ni siquiera queda bien en una sola oración. Este no era mi plan en absoluto.
«Pero él también te quiere», señala mi subconsciente.
¿Entonces por qué está dejando que me aleje?
—¡Alee Blackman!—escucho su voz gritar, y el corazón se me para junto a los vellos de mi cuerpo—. Tú eres la mujer más difícil y confusa que he conocido en toda mi vida—frunzo el ceño, ¿acaso eso es un halago?—. Pero la verdad es que hasta eso me gusta de ti.
Escuchar sus pasos se me dificulta por el sonido de las olas pero su cercanía hace estremecer mi cuerpo y siento su respiración en mi nuca. Sus manos tocan las mías, poco a poco éstas se deslizan hacia arriba en forma de una lenta caricia y vuelven a bajar.
—Alee...—su voz me llama, y mi cuerpo responde al girarse para encontrarse con su mirada—. Yo también me he enamorado de ti.
Su mano derecha sube hasta mi rostro y mi mejilla recibe la caricia de su pulgar moviéndose lentamente sobre ella. Mi subconsciente se encuentra dando saltos y gritando de la emoción mientras yo solo soy capaz de sonreír como una estúpida.
Sus labios atrapan los míos en un beso lento y delicado, tanto que me siento volar entre sus brazos.
Dios, ¿qué me ha hecho este chico?
***
Derek's POV
No puedo ocultar mi alegría y la levanto de la arena antes de empezar a girar. Su risa es el sonido más suave que he escuchado en mi vida. Sus manos se aferrar a mi cuello y yo no puedo dejar de mirarla.
—Derek, me voy a marear—dice riendo, y me detengo sin ocultar mi sonrisa.
—Eres tan bonita—confieso en voz baja.
—Gracias...—esconde su rostro en mi cuello—. ¿Ya me puedes bajar?
—Aún no.
Camino con ella entre brazos hasta el interior de la casa, ignorando sus comentarios acerca de que me quedaría sin futuros hijos si no la bajaba. Aunque de todos modos tuve que hacerlo al llegar a la entrada de la sala.
—Prométeme que no te vas a asustar cuando veas lo que hay ahí dentro—digo, entrando las manos en los bolsillos de mi pantalón.
—¿Acaso eres un fan de Christian Grey y tienes todo tipo de objetos sexuales?—alza ambas cejas, mirándome fijamente.
—Ya te dije que ese no es el plan para esta noche—digo, sin poder evitar sonreír cuando escucho su risa.
Paso por su lado, y abro las puertas de la sala después de tomar una bocanada de aire. Ella se acerca a paso lento, con cautela, y en verdad me cuestiono si no bromeaba acerca de los objetos sexuales.
Un pequeño camino de velas le dan la bienvenida, y se gira a mirarme como si no estuviera segura de qué hacer. Giro levemente mi cabeza, indicándole que siga el camino. Me coloco detrás de ella cuando empieza a caminar y siento mis manos sudar.
La sala se encuentra llena de globos rojos, blancos y negros. Algunos son parte del camino de velas y contienen pequeños mensajes.
—Sé que esto no es lo nuestro pero pensé que sería una bonita forma de expresarte cómo me siento—lee el primer mensaje en voz alta, y gira su cabeza para mirarme pero me límito a sonreír levemente.
Ella continúa caminando hacia el siguiente globo, el cual tiene un ramo de rosas blancas además del mensaje.
—Gracias. Gracias por hacerme sonreír y por permitirme hacerte sonreír, por escucharme y por dejar que te escuche. Gracias por ayudarme a cambiar, porque cada día me despierto con deseos de ser mejor, mejor para tí—mi corazón late rápidamente, y agradezco mentalmente a Maelle y a Josh por ayudarme con todo.
Al llegar al siguiente globo, notos sus manos temblar y me doy cuenta de que Josh tenía razón: a todas las chicas, por más que sean frías, les encantan estas cosas.
Nunca había imaginado que haría este tipo de cosas por una chica; y es aquí donde entiendo que nunca lo había hecho porque ninguna chica me había hecho sentir esto. Alee me entiende, me comprende, me escucha, me reta, y en verdad esas son unas de las tantas cosas que la hacen especial.
Ahora se encuentra al final del camino, donde se detiene a observar los pétalos de rosas y las velas, leyendo lentamente el mensaje. Me poso delante de ella y puedo admirar su belleza. Tiene las mejillas sonrojadas y sus manos aún tiemblan. Respiro profundo y alzo mi mano, esperando a que ella la tome. Intenta tomar las flores y los mensajes en una sola mano y suelto una carcajada al notar que se le dificulta, pero al final lo logra y su mano se posa sobre la mía.
—Alee Blackman—digo, alzando levemente las cejas y ella asiente, sonriendo—. ¿Te gustaría ser mi novia?—mis ojos se conectan a los suyos, y abre la boca para responder pero me adelanto—. Sí, sé que esto podría terminar mal, que somos dos bombas y que esto podría no funcionar, pero no me importa. Debemos intentarlo.
—Derek, tú... ¿estás seguro de que quieres esto?—su voz es temblorosa.
—Solo quiero hacerte feliz—confieso.
Da dos pasos lentamente, cortando la distancia que había entre los dos y sus labios toman los míos. El beso es lento, sin prisas, pero con emoción.
—Sí, me gustaría—dice, aún con los ojos cerrados.
ESTÁS LEYENDO
Bluie
Historia Corta«Derek solo cruzaba frente a un auto cuando escuchó la puerta abrirse y de ella salir una hermosa chica con cabello azul... y por lo visto, mal carácter» *** 2do libro de la saga ¨Las chicas de colores¨. Queda prohibida la copia o adaptación de esta...