—¿Ya vas a poder leer los papeles que te ha mandado Ghina?—pregunta entrando a mi oficina nuevamente.
Hace un par de horas había salido enojada por cierto comentario que había salido de mis labios. Aunque no fue para tanto. Y yo me había olvidado totalmente de aquellos papeles.
—¿Sabes que se toca la puerta antes de entrar?—cuestiono tratando de no sonreír—. Un poco de educación no te haría mal.
—Mira quién habla de educación—entra y la puerta se cierra detrás de ella antes de que cruce sus brazos—. El señor ¨mi oficina es para todo menos para trabajar¨.
—No es tan mala la idea. Digo, deberías pensarlo—le guiño un ojo.
—Eres imposible—dice, y respira profundo—. ¿Puedes chequear esto para que pueda seguir trabajando? A algunos sí nos interesa.
Imito su acto y respiro hondo. Es cierto que el trabajo no me importa lo más mínimo pero no puedo negar que tenía mis por propias razones para quedarme: es divertido estar con ella y hacerla enojar, estoy estudiando administración y lo estoy ejerciendo, y mi madre.
—Bien— murmuro y ella se acerca para colocarse a mi lado, para luego poner los papeles sobre el escritorio.
—Según con el primer informe tienen acerca de unas 60 personas trabajando aquí—empieza a decir, inclinándose levemente hacia adelante—. Respecto a los espacios y el tamaño del restaurante, aparte del área administrativa, debería de haber más personal. Y eso es lo que quiere que hagas.
—Pero si hace menos de una semana que contrataron más personas—comento frunciendo el ceño.
—Sí pero recuerda que están ampliando el lugar y, además, el restaurante se está volviendo bastante famoso—contesta ella, con aire profesional.
El traje más el corte de cabello junto al color peculiar, le da ese toque adulto y divertido a la vez. Aunque, claro, eso no saldría de mis labios.
—¿Entonces qué es lo que quiere que haga exactamente?
—Por ahora que los busques— pasa a la siguiente página, la cual tiene una lista de varios cocineros y decoradores, sus direcciones y teléfonos.
—Elena y Ghina van en serio con todo esto—murmuro mirando las demás páginas—. Vaya determinación.
—Sí—concuerda ella—. Aún hay personas que luchan por lo que quieren, es admirable, ¿no crees?
Asiento volteando el rostro para mirarla y me encuentro con sus ojos verdes que se esconden cada vez que pestaña.
—Tus ojos también son algo que admirar—elogio en voz baja.
—¿Ahora vas a empezar a halagarme?—pregunta alzando la ceja.
—¿Así lograré llevarte a la cama?—digo lo primero que me llega a la mente para remediar la semejante estupidez que dije segundos atrás.
Rueda los ojos y se pone derecha.
—En serio eres un imbécil—dice empezando a caminar, y me pongo de pie para abrirle la puerta sonriendo por haberla enojado dos veces en menos de 4 horas pero, antes de que ambos llegáramos a la puerta, se tropieza.
Alee's POV.
Maldito sea el momento en que decidí ponerme estos tacones. Veo cómo mi cuerpo se acerca al suelo, y no precisamente para abrazarlo, pero antes de que suceda una manos sostienen mi cintura.
Hubiese sido romántico si no estuviese avergonzada por mi –casi– caída, y si hubiese sido con otra persona y no con mi jefe.
—Un imbécil que te acaba de salvar de un buen golpe—dice él cuando me incorporo con su ayuda.
Sus manos siguen en mi cintura y está sumamente cerca de mí, incluso puedo sentir su respiración chocar con la mía.
¡Este no es momento para eso, hormonas!
Derek's POV.
—Si no fueses tan difícil esto sería tan diferente—susurro acercándome a su rostro pero sin llegar a tocarlo.
—¿Oh sí?—pregunta con voz seductora, lo cual me atrapa desapercibido.
—Sí...
—Pues si no fueses tan imbécil tal vez todo sería diferente—me guiña el ojo y sonríe victoriosa antes de girarse para salir de la oficina.
Bajo mi cabeza mientras suelto un suspiro. ¿Por qué dije esas cosas?
Sacudo la cabeza y mi mirada se posa en un pequeña placa, de esas que utilizan en la chaqueta, con su nombre.
Alee Blackman.
—Alee...—murmuro, estremeciéndome al pronunciarlo.
N/A:
Hola, hola.
Siento mucho tardar pero los deberes me secan el cerebro.
De todas formas no olvides que te quiero mucho.
Besos, Endless.

ESTÁS LEYENDO
Bluie
Short Story«Derek solo cruzaba frente a un auto cuando escuchó la puerta abrirse y de ella salir una hermosa chica con cabello azul... y por lo visto, mal carácter» *** 2do libro de la saga ¨Las chicas de colores¨. Queda prohibida la copia o adaptación de esta...