Bluie

Seis.

Una sensación extraña recorre mi cuerpo después de decir su nombre, y debo admitir que no me siento totalmente cómodo con aquello. Niego con la cabeza un par de veces para salir de mi trance, en el cual había caído desde el momento en que la sostuve en mis brazos. 

Vuelvo hacia mi escritorio y después de soltar un largo suspiro, tomo el teléfono y empiezo a llamar a las personas que están en la lista. 

Media hora después me encuentro saliendo de mi oficina mientras la busco con la mirada. Sonrío de lado al verla de espalda, aunque mi sonrisa se borra al instante al ver a un chico  acercarse a ella y hacerla reír. Antes de si quiera pensar qué hacer, mis pies empiezan a moverse hacia dónde están.

—¿Te pagan para trabajar o para hacerles ojitos a los chicos?—pregunto bruscamente—. Porque si es así, creo que cerca hay un prostíb...

Mi frase queda incompleta cuando su palma choca contra mi mejilla, y sé que me he pasado de la raya.

—¿Quién diablos te crees para hablarme así?—dice furiosa.

—Oye, viejo, ¿qué te pasa?—el chico frunce el ceño y se coloca delante de ella, como si la protegiera de mí—. ¿Por qué no te metes con alguien de tu tamaño?

Miro a mi alrededor y noto que todos los ojos están puestos sobre nosotros, o más bien sobre mí. Trago en seco y respiro profundo sin saber qué decir.

—Te-tenemos que ir a...—tartamudeo, y bajo la cabeza—. Tengo que ir a ver a Michael Rizzell, volveré en un par de horas. 

Salgo caminando rápidamente de allí y al llegar a la primera planta golpeo la primera pared que encuentro a mi lado sin detenerme en ningún momento. Sigo caminando hasta el auto y al entrar en él empiezo a golpearme la cabeza contra el volante. 

—¿Qué diablos me está pasando?—grito recostándome en el asiento con brusquedad.

N/A:

Hola, hola. 

Perdonen por la tardanza. Creo que nunca me había tardado tanto en escribir o actualizar. Pero de todos modos, espero que les guste. 

No olvides que te quiero.

Endless, xox.