Veintiuno.

987 145 35
                                    

Tres días después de aquél momento en mi apartamento, me encuentro esperando por ella al lado de mi auto.

Al verla llegar, luego de 20 minutos de espera, no puedo evitar sonreír al ver que ella hace lo mismo. Una extraña sensación recorre mi cuerpo cuando se va acercando a paso lento.

—Dándose en importante la chica—comento bajando mi cabeza para ocultar mi risa.

—¿Qué es tan gracioso?—pregunta frunciendo el ceño levemente.

—Buenos días—ignoro su pregunta y beso su mejilla antes de entrar al restaurante justo a ella.

—Alguien está de buen humor ésta mañana.

—Pues sí, me atrevo a decir que hoy será un buen día.

Al voltear el rostro, escanea mi rostro y curva los labios en una pequeña sonrisa.

Cuando llegamos a nuestra planta, vemos las personas caminar de un lado a otro rápidamente, sin importar qué tienen delante.

—¿Qué está sucediendo?—escucho su voz pero mi vista se centra en una sola persona.

—Oh, no.

Sus ojos se conectan con los míos y alza su cabeza para mostrar superioridad a la vez que se acerca. Trago saliva y me tenso.

—Derek—dice una vez que está frente a mí y a Alee.

—Madre—mi voz es neutra y ella enarca una ceja, mirándome con desaprobación.

Su mirada se dirige a Alee y ésta no parece intimidarse ante ella.

—¿Y tú eres?—pregunta con desdén.

—Yo debería estar preguntando lo mismo—contesta Alee alzando ambas cejas.

Entro mis manos en mis bolsillos mientras pienso cómo alejar a mi madre de azul.

—¿Qué haces aquí, madre?—cuestiono intentando sonar tranquilo.

La mirada de mi madre vuelve a mí y ésta cruza los brazos con elegancia, muy normal en ella.

—Tengo un evento de caridad y he decidido llevarlo a cabo aquí, en el restaurante. Si hubieras respondido a mis llamadas, lo supieras, querido.

Me esfuerzo para no rodar los ojos delante de ella, pero Alee no disimula su disgusto.

Sí, mi madre no suele caerle bien a las personas.

—Elena me ha otorgado gran parte del espacio en la primera planta para mañana en la noche—continúa hablando al no obtener respuesta de mi parte—. Y me encantaría tener tu apoyo.

Apoyo... Solo quiere exhibirme ante sus amigos.

—Aquí estaré, madre—digo, deseando que ella de por terminada la conversación.

Asiente y gira para marcharse, pero cuando estoy a punto de soltar aire, se vuelve hacia mí.

—Tal vez puedas traer a alguien—comenta antes de mirar con aire indiferente a azul—. Quizá Miriam pueda acompañarte.

Abro los ojos por la ocurrencia de mi madre y abro la boca para responderle que no haría tal cosa ni en un millón de años, pero ella vuelve a girarse y ésta vez sí se va.

Respiro profundamente y bajo mi cabeza.

—Entonces, con que Miriam, huh?—dice Alee con voz neutra.

—No es lo que crees—alzo mi cabeza y la miro—. Salí con ella unos días por mi madre, gracias a su interés por hacer negocios con sus padres. La verdad que esa chica es exasperante—muevo mis manos tratando de explicar mejor las cosas.

—De acuerdo—contesta sin más antes de irse.

Buen día, ¿por qué te fuiste tan rápido?

N/A:

Hoooola.

Nuevamente les traigo un maratón. Simplemente que ésta vez comenten para realizarlo. Así que... ¡Si quieres el maratón, solo debes comentar!

Maratón: 1/3.

Los quiere, Endless.

BluieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora