¡Exilio!

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Sa-sa-sa-sábado de casi trillizos ha llegado

La rubia Karen en multimedia.

Dato curioso: imagino a la consciencia de Luna con la voz de Valentina Zenere.

El juez finalmente llegó, declaramos una vez más solo que ahora tomando en cuenta las preguntas que nos acabaron de hacer, tengo que tener cuidado al hablar, un paso en falso y quedo en la cárcel.

—Momento de hacer declarar a los testigos.—Anuncia el juez.—¿Quiénes son?.

El supervisor, Matteo y Gaston levantan la mano.

Fue cuando me di cuenta que el estúpido de Gastón tenía aún problemas de obesidad.

—Ya te puedes quitar todo eso.—Le dije cuando pasó por mi lado.

El asintió algo sorprendido y comenzó a quitarse la ropa haciendo un baile raro.

Y traumatizante. Al menos para mí. Nina sería muy feliz viéndolo.

 Cuando quitó la última capa miré a la perra barata.

No podía estar más asombrada

—Kaiece, obvio lo tiene que estar, Gastón es un papeh. Ahre, me voy.—

—Parece que se lo quiere violar con la mirada.—Le digo en silencio a Karen.

—Heyyyyy, tú, rubia de allá. Es Balasano ¿Qué esperabas?.—Le grita.

—Y mio.—Le guiño un ojo y vuelvo mi vista al frente tomando un sorbo de la botella de agua.

Gastón posa como modelo y retira la última prenda que le faltaba. El gorro.

Acomoda su cabello con estilo y enseguida opaca a Matteo.

—Volvió mi Gastón re diboh.—

Terminaron de interrogar y creo que también se le terminó la baba a la rubia.

Todo apunta a un mal entendido, pero esperaremos a que el juez hable.

Aclara su garganta y empieza con el veredicto.

—He llegado a tomar una decisión.—Nervios, es su momento de brillar—. Por el poder que la ley me concede, la demandante queda bajo arresto por falsa acusación y robo a su propia tienda.

No recuerdo haberla acusa de robo...

—Vieron las cámaras, por suerte no aparecías en ellas, descubrieron que robaba medicamentos, dulces y bebidas.— Susurra Karen en mi oído—. Bueeeno, sí aparecías pero digamos que tengo mis contactos y ahora mismo hemos creado una nueva edición de juguetería... Barbie ladrona.

—Demandada, testigo, y... Kareeen, que sorpresa verte por aquí. Luego hablamos.—Dice el juez.—Pueden retirarse.

Salimos de la sala, firmamos unos papeles, y conseguí mi libertad. Merecida libertad.

—Mi trabajo aquí ha terminado, criaturas extrovertidas y aventureras. ¿Quieren ir a tomar algo?.—Ofrece la rubia.

—Karen, son las dos y media de la mañana, solo queremos dormir.—Aclaro.— Otro día planeamos algo.

—Oh es cierto. Deberían ir a la cama bebés.—Burla.—Hasta luego, chicos.

Los tres nos despedimos con un "Adiós" y vamos en busca del auto sin saber cómo llevar tantos suéteres en los brazos.

—¿Alguien sabe dónde están los autos remolcados?—.Pregunta idiotamente Matteo.

—Fresita con crema, si supiéramos dónde están no llevaríamos más de diez minutos buscándolo.— Respondo irónicamente.

Viviendo Con Los Balsano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora